drømmeunivers | oneshots edser & hanker

sigo enamorado de ti; edser

oneshot basado en el final del bölüm 41
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Serkan era firmemente consciente de que su corazón seguía latiendo únicamente con el nombre de Eda, que su pulso solo saltaba con el nombre de Eda, que su mente solo entendía el nombre de Eda.
Eda.
Eda.
Siempre Eda.
Solo Eda.

Serkan sabía que seguía enamorado de ella, que no había parado de estarlo desde que la vio por primera vez alzando la cabeza con seguridad ante él en la universidad, rayando su coche, esposándolos, obligándole a subir 15 pisos por las escaleras y besándole al día siguiente delante de la prensa. Serkan había caído rendido por ella y era lo mejor que le había pasado nunca.

Pero Serkan tuvo un cáncer.
Y Serkan tuvo miedo de morir.
Así que Serkan se perdió a sí mismo en el camino y, lo más doloroso de todo, la perdió a ella. A su estrella. A su hada. A Eda.

Habían pasado 5 años desde que se vieron por última vez y tenerla delante de nuevo había sido, para él, como volver a sentirse vivo.
Ella seguía siendo luz, y flores, y felicidad.
Y Serkan la amaba. La amaba tanto.

Y de repente a Eda se le había quedado en la mesa la púa que él la regaló y Serkan deseó que no solo él siguiera enamorado de ella, sino que ella también siguiera sintiendo lo mismo por él.

Esa noche, tumbado en la cama, se aferró a la púa y cerró los ojos, recordando, como había hecho desde que ella se fue, todo lo que habían vivido. Recordando cada risa, cada abrazo, cada beso. Recordándola y amándola y sintiéndose miserable por no haber sido capaz de cuidarla mejor.

Así que, cuando entró en aquella habitación y sacó la púa de su bolsillo, formando una sonrisa de lado, se dijo a sí mismo que iba a intentarlo, que merecía intentarlo, que debía intentarlo.

–¿Estás buscando esto? –Preguntó, sin poder evitar una mirada de satisfacción al verla tan sorprendida.

–¿Qué hace la púa contigo? Dámela.

Eda no se esperaba verle allí y se obligó a tragarse un suspiro porque estaba guapísimo, pero tenía su púa con él y la estaba mirando como sabía que podía derretirla y los indicios de la rabia bulleron en su interior.

–Si es algo importante, ¿por qué lo dejaste caer?

–Dámela –Repitió Eda, dando un paso hacia él.

Serkan medio sonrió, negando con la cabeza. Estaba conteniéndose para no acercarse más, ansioso porque su olor le rodeara por completo. Se mantuvo firme, aun así, negándose a darla el objeto.

–Primero me dirás la verdad.

Eda le miró, sin entender nada.

El corazón iba a explotarla en el pecho de tenerle a apenas unos milímetros, pero debía alejarse si quería evitar caer en la tentación de tocarle. Si lo hacía una vez, ya no podría parar.

–¿Qué estás tratando de hacer?

–Dime que no me has olvidado –Pidió Serkan, mirándola a los ojos.

Eda parpadeó, sin saber qué decir.

Lo último que esperaba después de 5 años sin verle era encontrarse con un Serkan más maduro y conciliador. Un hombre que pedía perdón por sus errores y era directo con sus palabras. Un hombre que iba a luchar por ella, por redimirse, por recuperarla.

Eda sabía que no debía, pero algo dentro de ella se suavizó.

–Dámela, dámela –Balbuceó, tras parpadear un poco, intentando despejarse.