Epílogo

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– ¡Sun Hee! ¡Ven aquí ahora mismo!

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– ¡Sun Hee! ¡Ven aquí ahora mismo!

Jimin exclamaba mientras perseguía a su pequeña hija de cinco años por toda su alcoba. La niña era escurridiza siempre que llegaba la hora de vestirse y el verla corriendo en ropita interior por todo el palacio, al lado de Yeontan, ya se había vuelto algo común.

– ¡Te tengo! – cantó el castaño victorioso al haber emboscado a la nena en complicidad con su esposo y todavía sosteniéndola en brazos, procedió a hacerle cosquillas.

– ¡No, papi! ¡Espera, cosquillas no! – suplicaba por piedad entre carcajadas.

– Entonces, obedece a tu padre pequeña apestosa.

– ¡Pero, Papá Minie quiere ponerme un vestido feo!

– ¡Claro que no es feo! – replicó el pelinegro alcanzándolos – Se te ve muy bonito, princesa.

– ¡Yo no quiero ser princesa!

– No creo que tengas otra opción, linda.

– Vamos, Sun Hee por favor ¿No quieres ir a un picnic? – aquella pregunta formulada por Jimin logró capturar la atención de la niña – Tu abuelo y Seokjin ya nos están esperando en el jardín.

– ¿Tú que dices Tannie? – cuestionó la princesa sosteniendo al pequeño camaleón con ambas manitas y este asintió – De acuerdo, pero solo si me prometes que habrá galletas.

Sus dos padres rieron con ironía ¿Desde cuándo su hija se había vuelto tan exigente? Seguramente la mala influencia de sus tíos favoritos era la causante de esa actitud. Afortunadamente sin más reproches ni intentos de escape, la pequeña se dejó vestir y peinar, quedando lista para su reunión familiar en esa bella mañana de verano.

– ¡Abuelo! ¡Jin!

– ¡Sun Hee! – exclamaron los dos al mismo tiempo, recibiéndola con los brazos abiertos en medio de aquel bello espacio en la parte trasera del palacio.

Después de que todos se saludaron, los adultos procedieron a tomar asiento encima de una manta que descansaba sobre el césped, con una gran variedad de comida en medio de esta, mientras la tierna niña jugueteaba con su diminuto amigo alrededor de la fuente.

– Y bien, Papá ¿De que querías hablar?

– ¡Oh, sí! Nada importante, simplemente renunciaré al trono a inicios del siguiente año – aquel comentario provocó que Jimin empezara a ahogarse con el trago de jugo que había tomado.

– ¡Pero Señor...!

– ¡Papá! ¡¿Cómo se te ocurre bromear con algo así?!

– No estoy bromeando, hijo, hablo muy en serio, ya estoy demasiado viejo para seguir portando esta corona.

– ¡Tienes 58! ¡Todavía estás muy joven!

– Y exactamente por eso, quiero aprovechar los años de fuerza que me quedan para disfrutarlos debidamente al lado de Seokjin – argumentó con firmeza el monarca – Lo medité mucho y lo mejor sería mudarnos a una propiedad pacífica y algo alejada del reino.

= Veo en ti la Luz =   [VMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora