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Había llegado al puerto de Londres.

Después de una semana de infierno, estaba en casa.

Había vuelto, con algunos cambios físicos y mentales.

Su cuerpo se encontraba ligeramente más delgado, con quemaduras leves y una tanto pequeñas en su cuerpo, algunos moretones y cortadas, pero nada de eso le dolía, al menos no tanto como le dolía su corazón y mente, todo el viaje de regreso en aquel barco que había abordado ilegalmente lo había estando utilizando para pensar sin descanso al joven de cabello celeste, el y sus ojos que lo hipnotizavan.

Al bajar del barco cuidadosamente se dirigió a su hogar, aquel en donde se había criado toda su vida, durante su encierro había estado deseando volver, pero ahora, ni siquiera quería llegar, sólo sentía el querer volver a España y encontrarse a Tenko.

Al estar frente aquella puerta de tan buena madera la tocó esperando a que esta fuera abierta.

Escucho cierto conflicto dentro del hogar y cuando se abrió la puerta se pudo observar a una mujer de avanzada edad con cabellos blancos y ojos cansados, la mujer al ver al joven no tardó en reconocerlos y lo abrazo.

-Touya, hijo mío, ¿Dónde estabas?... - preguntó llorando, mas no recibió respuesta de su hijo quien se mantenía inmóvil y con una mirada neutra.

-Reí... ¿Quién... - en al puerta se pudo apreciar aún adulto bien vestido de cabellos rojos y ojeras en sus ojos.-... Touya...

Fue lo único que dijo y se dirigió a abrazar a su primogénito quien tuvo la misma reacción que con su madre.

-Enji... Hay que dejar que pase... - dijo su madre preocupada al notar la neutralidad de hijo.

Los tres se adentraron al hogar y en menos de un minuto toda la familia se encontraba reunida en la sala.

Ahí, frente a él se encontraban sus hermanos menores quienes lloraban de felicidad al igual que sus padres, el podría estar llorando junto a ellos pero, su mente solo pensaba en una persona.

-Touya... ¿Que fue lo que te pasó?... - preguntó su única hermana mientras trataba de aguantar sus lágrimas.

El mayor no respondió nada, miró a su alrededor y tomó una libreta que estaba en la mesa junto a una pluma y empezó a escribir, su familia lo miró curiosos, y al terminar de escribir le dio la librata a su padre.

"Llévame a ver a Hanna Shimura"

Su padre al mirar la nota sólo asintió con su cabeza y pasó la nota a su familia, todos miraron un poco extrañados al joven pero no dijeron nada.

-¿Quisieras tomar un baño antes de ir? - cuestionó sutilmente su padre, no resivio respuesta, el chico solo se levantó de su lugar y fue a su habitación.

Estando dentro del baño de su habitación Dabi sólo se quito la ropa con cuidado y se miró en su espejo, su espalda tenía varias quemaduras, algo que nunca se quitaría, miró la X en su pecho y recordó el tacto de los delgados dedos de aquel peli celeste.

Terminó de quitarse la ropa y se metió a la bañera, tomó un largo y relajante baño de agua caliente y al salir se vistió con un traje negro.

Cuando estuvo listo bajo a la planta baja de su hogar y salió de la gran casa siendo seguido por su familia.

-Iremos en carruaje... - habló su padre pero no resivio respuesta.

El y su padre fueron los únicos en subir, los demás se quedarían, el viaje hasta la empresa Shimura fue corto y silencioso y al llegar a su destino el mayor de los Todoroki pidió ver a la dueña de aquel edificio no se le fue negado pues ambos eran socios.

Una semana.  - DabiShiga-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora