Capítulo 7

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Aster

Ya era medio día, las clases habían terminado y yo estaba guardando algunas cosas en mi casillero cuando Kira llego emocionada a abalanzarse sobre mí.

-¡Wells!- Grito mientras la sujetaba para que no callera.

-Dime, Miller- Le respondí en tono burlón.

-Quería preguntarte si te gustaría acompañarme a un lugar al terminar las clases.

-Si, claro, pero... ¿A dónde iremos?

-Es sorpresa, pero sí vienes conmigo lo averiguaras, tu decides- Me dijo mientras comenzaba a caminar hacia la salida del colegio.

-Solo terminare de guardar esto y nos vamos.

-Me parece bien.

Al terminar de guardar mis cosas me dirigí hacia la salida de la escuela, allí estaba Kira, esperándome.

-¿Lista para irnos?

-Siempre estoy lista, vámonos.

Caminamos un par de cuadras y llegamos a un estudio de tatuajes.

-¿Te vas a tatuar?

-No, al menos no aun, pero haré algo mejor, me voy a perforar, ¿Tú no quieres? Porque creo que te quedarían demasiado bien.

Hace años me lo había planteado, pero siempre terminaba pensando en lo que me diría mamá o mis amigos y termine por arrepentirme, pero esta vez no.

La vida me había demostrado que es demasiado corta como para no hacer las cosas que queremos solo por el miedo al que dirán.

Tenemos que vivir en el momento, sin importar lo que halla pasado o las consecuencias que tendremos, simplemente hay que hacer las cosas antes de que sea demasiado tarde.

Así sea algo tan simple como hacerte un piercing, decirle a esa persona que te gusta, abrazar a tu familia, porque las cosas pueden cambian en cuestión de minutos.

-Bueno, no lo tenía planeado pero esta bien, ¿Tú invitas, no?

-Ay dios, no se te escapa nada, esta bien, yo invito- Respondió mientras reía.

-¿Que te vas a perforar Kira?

-Pues, quiero hacerme dos en la oreja- Dijo señalándose los dos puntos- Pero la siguiente me gustaría una en la nariz, o en los labios, o en la lengua, aún no lo decido, he visto que a las personas que las tienen se les ven demasiado bien, aunque no se si aplicara igual para mi.

-Seguro que sí, casi siempre estas cambiando de estilo y por lo que he visto, todos te quedan bien, así que ni veo razón por la cual no seria los mismo con las perforaciones, créeme.

-Bueno, me los haré en otro momento, pero la verdad me gustaría más tatuarme.

-¿Y por qué no lo haces?

-Supongo que porque aun no encuentro algo que me gustaría llevar conmigo el resto de mi vida, es complicado.

-Bueno, podría ayudarte a pensar en algo, no sé que pienses.

-Sería grandioso, sí, gracias.

Me quede sentado a su lado mientras a ella la perforaban, le di mi mano para que la apretara si es que le dolía mucho.

Luego, yo me decidí por una, así que me hice la del lóbulo, creía que me dolería bastante, ya que Kira casi me arranca la mano con las suyas, pero no, fue rápido y menos doloroso de lo que pensaba.

Después de que a ambos nos perforaron, salimos y comenzamos a caminar a ningún lado en concreto, al menos yo, solo la seguía.

-¿A dónde vamos?- Pregunte después de un rato de caminar.

-No lo sé, venia siguiéndote- Dijo mientras reía- Pero supongo que podríamos ir a un parque, nos queda cerca.

-Si, vamos.

Seguimos caminamos un par de cuadras hasta llegar al parque, una vez allí casi automáticamente, nos fuimos a sentar a unos columpios, ninguno de los dos lo propuso, fue como si nos leyéramos la mente.

¿Te gustaron tus perforaciones?- Indague.

-Si, ya tenía tiempo queriendo hacérmelas, de estas sí estaba segura, no como con las otras.

-¿Por qué no te las habías hecho?

-No lo sé, me daba miedo como me quedarían o lo que mis papás dirían al verme ya que no les gustan, pero ahora que ya me las hice, me arrepiento de no habérmelas hecho antes- Hizo una pausa, y luego continuo- La verdad me gustaron mucho, si que tendremos que volver por las demás o por ese tatuaje que me ayudaras a encontrar- Yo asentí con la cabeza.

Tenía una sonrisa plasmada en mi rostro mientras ella hablaba y hablaba, su voz de alguna manera me resultaba tranquilizante y mientras más hablaba me dic junta de que éramos más parecidos de lo que creí.

-Perdona, creo que llevo hablando más de lo normal, no es mi intención molestarte o algo así.

Otra vez esa frase, no me gusta, automáticamente se me borro la sonrisa.

Así que sin pensarlo, lo solté.

-¿Qué? ¿De qué hablas?... A mi no me aburres ni mucho menos me molesta que me cuentes todo lo qué pasa por tu cabeza, tus problemas, tus miedos o tus locuras, al contrario, me pone muy feliz, me encanta escucharte y que me tengas toda la confianza del mundo para contarme estas cosas, me gusta que confíes en mi, así que no te disculpes, no conmigo.

-Lo siento, es solo que hay personas a las que no les gusta que hable mucho y se me ha hecho costumbre pedir perdón luego de hacerlo. Creo que tenía mucho tiempo esperando oír algo así, así que gracias.

Y allí estábamos, columpiándonos y conversando de lo que fuera que pasara por nuestras mentes.

Mi parte favorita de conocer a alguien es cuando se empiezan a contar anécdotas de la infancia.

Y entonces de la nada ya sabes porque se quebró el tobillo hace un par de años, o porque tiene esa cicatriz cerca de la ceja, sus chistes locales y de la familia, eso es de lo más bonito.

Esa noche, a pesar de haber estado juntos toda la tarde, seguimos mandándonos mensajes, perdí la noción del tiempo, simplemente pensaba en lo grandioso que había sido ese día.

Y para cuando me di cuenta, estaba a punto de amanecer.

Disfrutaba hablar con ella, no existían esos silencios incomodos, siempre estaba hablando de algo, yo jamás había sido así, me costaba hacerlo, no sé porque pero se que las cosas no eran así, no con ella, sabia que no me juzgaría así que me sentía cómodo.

Kira es una chica en la que confío, una chica a la que podría contarle cualquier cosa, pero... Aún no es el momento.

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