Capítulo 8

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Kira

Había algo extraño en aquel día, ayer había demasiado sol y hoy era todo lo contrario, el cielo estaba lleno de nubes y el clima se había tornado frío.

Me gustaban los días así, pero esta vez era extraño.

Al llegar a la escuela fui a hablar con Aster, nuestra primera clase la tomábamos juntos y quería entrar con él, habíamos estado hablando mucho estos días, sin embargo, cuando llegue con el y Aster me miro supe de inmediato que algo no estaba bien.

Sus ojos estaban algo rojos, como si hubiese estado llorando horas atrás, se notaba que no había dormido bien, ya que tenía ojeras, y sus ojos... no tenían el mismo brillo de siempre, al contrario, parecían opacos.

-¡Hola!- Lo salude.

-Hola.

-¿Estás bien? Luces cansado- En realidad se veía triste, pero claro, eso no se lo dije.

-Si, solo que no es un buen día para mi, no te preocupes- Me respondió fingiendo una media sonrisa.

--Bueno, pero sabes que si necesitas hablar con alguien o cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo, ¿Cierto?

-Si, lo sé, y te lo agradezco mucho, pero en serio, estoy bien- No le creí pero lo deje pasar.

-¿Vamos a clase?

-Claro, vamos.

No preste mucha atención en toda la clase, no podía dejar de ver, ni de pensar en Aster, me dejo muy preocupada, no sé lo que esta pasando pero me gustaría averiguarlo, quiero estar para el, quiero poder devolverle esa sonrisa que tanto me gusta, quiero ver ese brillo en sus ojos que me hace pensar que nada podría salir mal.

En mi segunda clase fue lo mismo, tenia la cabeza en la luna, afortunadamente la siguiente la compartía con Aster, espero que para entonces ya se sienta un poco mejor.

No pude hablar con él antes de que iniciara la clase, el profesor me había detenido hablándome sobre uno de mis proyectos y me retraso; al llegar al salón, pude ver que Aster no se veía mejor, ahora hasta lucia algo ansioso, su pierna no se dejaba de mover y cambiaba mucho de posición, como si no estuviese cómodo.

La clase comenzó normal hasta que de pronto, Aster se levantó de su silla y salió lo mas rápido que pudo del salón, casi corriendo.

Nadie dijo nada, algunos alumnos se voltearon a mirarlo pero luego le quitaron importancia y volvieron a prestar atención a la clase, yo no, claramente, algo no estaba bien, había algo en su comportamiento que me resultaba familiar, un poco después supe porque.

Me levante y pedí permiso para salir, comencé a buscar a Aster hasta que, finalmente lo encontré, estaba sentado en el piso mientras se abrazaba las piernas y se mecía de adelante hacia atrás.

Estaba en el salón de música, un salón que solo se usaba una vez a la semana, por lo que en ese momento estaba vacío.

Aster lloraba desesperadamente y respiraba como si le faltara el aire, estaba teniendo un ataque de ansiedad.

Camine hacia él y me hinqué.

-Tranquilo, va a pasar, esta bien, estoy aquí...

Una vez que lo vi conveniente me acerque más a él, luego, pegue mi pecho a su cabeza.

-Cuenta mis latidos- Le ordene de la manera más tranquila posible.

-No puedo- Hablaba entrecortadamente.

-Si puedes, vamos, cuenta mis latidos- Me hizo caso.

-Todo va a estar bien- Le dije mientras hacia caricias en su cabeza.

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