CAPITULO 5

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Octavian había estado siguiendo los movimientos de Rachel minuciosamente. Vio las pinturas que colgaban en las paredes, algunos eran retratos, otros paisajes e incluso habían pinturas abstractas. Octavian se paseó por el lado de Rachel examinando las pinturas muy concentrado, al terminar de ver todas recordó que la había visto haciendo apuntes en un cuaderno que lo había dejado en el cajón de su escritorio. Inmediatamente fue directo a la puerta y le echo seguro. Corrió hacía el escritorio y abrió el cajón. Dentro habían diversas cosas, pinceles, colores, lápices, reglas y por ultimo  el preciado cuaderno QUE DE SEGURO PODRIA CONTENER PARTES DEL LIBRO SIBILINO.Octavian puso una de sus sonrisas de desquiciado y abrió el cuaderno. La sonrisa se le esfumó apenas vio dibujos a carboncillo irregulares en la pagina que había abierto al azar, y era el que Rachel había hecho ultimo. Siguió pasando las hojas examinando el libro esperando encontrar algún rastro de profecías. Habían dibujos más claros que otros, en una de esas pasadas de hojas, Octavian se encontró con un dibujó de él acuchillando un oso de felpa en el templo de Jupiter, alzó sus dos cejas asombrado por lo mucho que se parecía a él, "Es muy parecido a mí, aunque mi nariz no sea así", pero lo que más le llamó la atención fueron los garabatos que habían encima del dibujo, tratando de esconder el dibujo, aunque este si se podía ver con claridad detrás de las líneas irregulares. Siguió pasando las páginas, se encontró con dibujos de peluches garabateados, pero aun claros como para poder verlos.

PUM PUM PUM

La puerta sonó. Octavian saltó en la silla, sus piernas dieron con el cajón aun abierto y esté cayó al piso esparciendo la utilería de arte de Rachel. Soltó una maldición en latín.

-          ¿Octavian? ¿Qué estás haciendo? ¡Abre la puerta! - La voz de Rachel se escuchaba detrás de la puerta.

Octavian estaba en el suelo, poniendo como sea los colores, pinceles y todo eso en el cajón. El cajón fue en lo que más se demoró. No entraba en el agujero. Rachel seguía golpeando la puerta. "Por Julio Cesar, ¡¿Cómo Plutón entra este estúpido cajón?!" exclamó para si mismo "Seguro algún Greacus lo inventó" El cajón por fin entró y Octavian dio un suspiro aliviado, seguidamente fue corriendo hacia la puerta y la abrió.

-          ¿Qué has estado haciendo? - Dijo Rachel curiosa entrando y viendo el panorama, al parecer todo estaba en orden.

Octavian estaba sudando y un poco agitado, se sacudió las manos. Rachel alzó una ceja y puso cara de asco, Octavian la miró como diciendo "¿Qué?", Rachel sacudió su cabeza negando, entró y se fue hacia su escritorio. Cómo había dicho, el panorama estaba "al parecer" en orden, por un solo detalle, Octavian no había guardado el cuaderno y mucho menos lo había cerrado, lo había dejado en la mesa abierto en la pagina del osito de felpa garabateado. Rachel se dio cuenta.

Augur y OráculoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora