La guardia del león Z

Capitulo 2.

— ay no... ¿qué te ha pasado amiguito?—lo escuché decir. No pude mantener mis ojos abiertos por mucho tiempo y los volví a cerrar, entonces sentí como empezó a caminar, sentía como me movía— creo que Gohan sabe algo de animales salvajes, te llevaré con él—abrí nuevamente los ojos y pude ver su pata, o al menos lo que parecía ser, moverse hacia su frente, parpadeé un segundo y nuevamente me encontré en un lugar distinto, colores extraños y objetos extraños, ¿Qué rayos estaba pasando en este lugar? No tuve mucho tiempo para pensarlo, porque en menos tiempo del que creí, lo escuché gritar.

— ¡Gohan!—gritó con fuerza mientras lo buscaba con la mirada— ¡Ven un segundo, necesito tu ayuda! —el mencionado no tardó en aparecer, era un poco mas bajo que quien me había traído allí, se acercó a mí y en cuanto me vio, lo escuché hablar con tono grave.

—¿Qué demo...? ¿Pero que le ha pasado a este pobre león?—su timbre de voz era suave y grave, pero se veía preocupado, tal vez estoy peor de lo que imaginé— no hay tiempo papá, déjalo conmigo, y ve por unas semillas del ermitaño por favor—yo no entendía nada, quien me cargaba me dejó en uno de esos objetos extraños, luego desapareció. Traté de levantarme nuevamente pero me fue imposible.

— no no no, tranquilo, todo está bien—me confortó a quien llamaban Gohan. Lo miré débilmente y abrí mi boca.

— ¿d-donde están...?—alcancé a pronunciar, quien me cuidaba quedó sorprendido, sus ojos se hicieron muy grandes, pero al no obtener respuesta insistí— ¿Dónde están mis amigos...?—mi voz era demasiado débil, apenas y yo mismo podía escucharme.

— ¿p-puedes... hablar?—preguntó confundido. Yo solo asentí, pero aun preocupado, volví con mi pregunta.

— ¿donde están mis amigos?—el negó con la cabeza y quien me trajo volvió a aparecer, solo que esta vez sostenía algo en sus patas. La forma de estas me recordó a las manos de Rafiki, así que asumí fueran manos también. Pronto recordé que había una raza extraña que podía ser peligrosa o pasiva, los humanos, y se parecían a lo que mi maestro mandril había enseñado.

— Volví—habló. Él se acercó a mí, y sacó una especie de semilla verde, me la acercó a la boca— come, te hará bien—sin energía acepté, me mostraba un poco reacio a masticar, no tenía idea de que era pero tampoco tenía muchas opciones, la trituré como pude, no tenía sabor, pero la tragué de igual manera.

Esperaba que me debilitara más, incluso que el dolor se disipara un poco, pero ocurrió algo que ni yo podía creer... Instantáneamente sentí mi fuerza regresar, el dolor se disipó completamente, me levanté con rapidez. No podía creerlo, estaba atonito.

— ¿Qué? P-pero, ¿cómo?- pregunté tan intrigado como sorprendido, quien me trajo pareció sorprenderse por un momento, pero después de unos segundos volvió a la normalidad, sonrió mirándome.

— Son semillas del ermitaño, pueden curar tus heridas, también recuperan la energía y te incrementan el nivel de pelea—explicó sonriendo. Luego me miró atentamente— si puedes hablar, debes tener un nombre, ¿como te llamas?

— m-me llamo Kion, príncipe de las tierras del reino y líder de la guardia del león—me presenté educadamente, mirando a todos lados.

— ¡hola! Soy Goku, y el es mi hijo Gohan—se presentó quien me rescató.

— ¿Goku? Es un nombre algo extraño para un humano...—comenté arqueando una ceja.

— bueno, no soy precisamente un humano... Soy un Saiyajin—no entendí nada, pero no quise darle muchas vueltas. No me quedaría lo suficiente como para entenderlo. Tenía que buscar a mis amigos.

— Debo irme, necesito encontrar a mis amigos—respondí saltando y bajando de donde me encontraba.

—tal vez podamos ayudarte—me ofreció aquel que se hacía llamar Goku.

— ¿cómo?—pregunté.

— ¿Qué aspecto tienen ellos? ¿Qué animales son?

— agradezco el intento de ayudarme, pero no veo la forma en la que puedan apoyarme— suspiré y con una angustia terrible empecé a describirlos— son un tejón melero llamado Bunga, una garceta blanca llamada Ono, un hipopótamo llamado Beshtie y...—me detuve al recordar que Fuli había intervenido en el último segundo y que probablemente ella era quien mas daño había recibido. Se me hizo un nudo en la garganta.

—¿y...?—preguntó el llamado Gohan. Tomé aire y tragando pesado respondí.

— y... Fuli... una chita de ojos verdes muy delgada y de pelaje dorado—respondí sin aire. La presión en mi pecho aumentó tanto que se me hizo difícil respirar.

— si se pareen a ti en cuanto a fuerza, tienen un Ki fuerte, son fáciles de distinguir entre los demás animales, pero también siento que están muy lastimados, su fuerza disminuye a cada segundo... debemos ir rápido... quédate quieto un segundo—luego me tocó la cabeza, parpadeé un segundo y distinguí un paisaje distinto, luego vi el pequeño cuerpo de Ono en la distancia.

— ¡Ono!—grité al correr hacia él, aun respiraba, eso me alivió un poco, me miró con ojos confundidos y su pico se curvó un poco hacia arriba con debilidad. Goku le dio una de esas semillas mágicas y en pocos segundos estuvo recuperado.

— ¿Kion?, ¿Qué fue lo que pasó?—me preguntó sacudiendo la cabeza, despejándose del aturdimiento.

— no hay tiempo, sube a mi espalda— le dije. El advirtió la presencia de Goku, pero se calmó al ver que venía conmigo. Olvidé lo asustadizo que podía ser a veces.

Subió a mi espalda, y otra vez en un parpadeo, nos movimos de sitio y observé a Beshtie, inconsciente, Goku lo curó y nos acompañó. Como tercer cambio de entorno, encontramos a mi amigo Bunga que estaba colgado en un árbol, le hicimos comer una semilla, y en cuanto lo sanamos, fuimos en busca de quien faltaba y quien por horrible que suene, más me importaba.

Sin embargo al llegar no vi nada, mi corazón se detuvo por un instante hasta que distinguí su pelaje de entre el pastizal, corrí hacia ella y me acerqué, su pecho no se movía, ni siquiera sentía una pequeña brisa emanar de su boca.

—Fuli... —susurré moviéndola suavemente. Ella no respiraba, Goku no podía darle la semilla así.

— Dame un segundo, sé que puedo hacer algo alrespecto, al menos que su corazón lata de nuevo...—