Capitulo 4.

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Había tenido una pesadilla horrible que no hizo mas que alarmarme.

— ¿Que...? ¿D-donde estoy...?—me pregunté sacudiendo mi cabeza, miré a mi alrededor.

Todo oscuridad, una luz roja tan débil que apenas se diferenciaba bañaba el color azabache del lugar. No me sentía seguro... De pronto, escuché un ruido, como si una montaña estuviese siendo destruida o colapsara por un derrumbe. Me giré y observé. Nada. Escuché jadeos cansados, y una voz profundamente macabra y conocida que comenzaba a reír de forma dolida...

— he... ¡Vuelto!—gritó la voz con atronadora fuerza. Segundos después, vi una sombra acercándose a mi. Un león... Delgado y oscuro, con dos perlas jade llenas de veneno brillando en sus ojos, y una cicatriz roja cruzando directamente de uno de ellos. Mi corazón se paralizó, mi respiración se congeló y mis ojos saltaron de mi rostro.

— Tu... ¿Cómo es posible que...?—comencé a decir, sentí como mi cuerpo se preparaba para defenderse por si solo, preparando mis garras y colmillos.

— Tu imprudente rugido causó mi materialización completa, joven sobrino-nieto... he de agradecerte por tu bondad...—me contestó sonriendo con blancos y afilados colmillos. Un sentimiento de culpa invadió mi mente, parecía ser mucho más grande que en las historias...

— ¡Cállate! ¡Yo lo hice! ¡Yo lo arreglaré!—grité furioso. Me abalancé hacia él, pero fue inútil, se disolvió y se materializó en otro lado. Apreté mi mandíbula fuertemente.

— ¡Tonto! ¡Ya nada podrá detenerme! ¡JA JA JA JA JA!—gritó entre risas macabras mientras me atacaba con las fauces abiertas. Cerré los ojos gritando con miedo y desperté. Todo había sido un sueño...

Era casi de día, la luz del sol poco a poco fue alzándose, intenté calmarme y salí de la casa de quien nos había dado un lugar de reposo. Había un pequeño lago cerca, me dirigí al lugar para tomar agua pero mi reflejo me interrumpió. Una cicatriz negra cruzaba de lado a lado la marca de la guardia. Parecían rasguños profundos, quemaduras combinadas con algún mordisco de Scar. No pensé mucho, alguien se metió al agua poco después, salpicándome y sacándome de mi estupor con el frío liquido.

— buenos días, Goku—saludé al verlo salir. Parecía cargar un pescado gigante, no dije nada, supuse que sería normal para ellos.

— ah, hola Kion, ¿Cómo estás?—contestó sonriendo sacando el pez por completo.

— pues la verdad podría estar mejor... pero por ahora bien, gracias...—respondí cordial. Miré hacia atrás, Bunga y Fuli estaban despiertos, me encogí de hombros y fui hacia ellos.

La mañana fue algo aburrida, la chica que conocía a Goku nos hizo un par de preguntas, parecía más curiosa que molesta por nuestra presencia. Poco a poco, fuimos preparándonos para partir en dirección a las tierras del reino. Nos despedimos de Gohan, Goten y Milk, ya que Goku se había ofrecido a llevarnos.

En poco tiempo llegamos a las praderas, tan soleadas y doradas como siempre. El volcán parecía activo, pero no brillaba, lo cual me alarmó, eso podría significar que mi pesadilla podría no haber sido solo un sueño...

— gracias por traernos, tal vez quieras conocer a mis padres, creo que les agradaría conocer al salvador de la guardia del león—ofrecí mientras veía como cada uno de nosotros se dispersaba.

Fuli me miró y arqueó la ceja al ver mi hombro, era el único con esa quemadura. Ni siquiera intenté que no se preocupara, sabía que era inútil. Fuimos a la roca del rey en busca de mi padre, y de paso de Rafiki, ya que no estaba en su baobab. Lo encontramos junto a mi madre, curando por milésima vez la pata astillada de Zuri.

— hola mamá...—saludé con miedo a su respuesta, el regaño no tardó en surgir.

— ¡KION!—me gritó abrazándome hasta casi romperme un hueso— ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Te has hecho daño? ¿QUÉ TE HA PASADO EN EL HOMBRO?—preguntó alarmada, revisándome completamente y horrorizada al verme.

— tranquila mamá, estoy bien, solo es una herida de guerra...—le dije para tranquilizarla. Por supuesto, no me creyó y llamó a Rafiki para que me revisara.

En lo que mi maestro estudiaba mi herida, mi madre observaba y hacía preguntas a Goku, curiosa. Mi padre pronto volvió, y para no hacer muy largo el relato, le terminamos por explicar toda la historia, desde el enfrentamiento hasta hacia unas horas, pero me guardé mi sueño para mi. Claro que el viejo mandril notó que no estaba diciéndolo todo, pero no dijo ni una palabra.

— así que scar también puede usar el rugido...—se quedó mi padre pensando durante unos segundos—bueno, es verdad que hubo un terremoto horrible ayer, hubo tormenta eléctrica...—pensó mirando los desastres del reino.

— ¿y entonces este... humano, salvó la vida a todos los de la guardia?—preguntó mi madre. Asentimos y ella quedó muda. Bajó la cabeza pensando.

— Kion, debo decirte algo muy importante...—dijo Rafiki mirándome. Todos centramos la atención en él.

— ¿algo malo?—pregunté confundido. Su rostro estaba serio. Parecía calmado, pero siempre estaba así, era imposible descubrir que tan mal era la situación.

— bastante...—respondió jalando mi pata donde tenía la marca y la cicatriz— esto, es una marca bastante profunda, lograble solo con la mordida de otro león, pero también tiene propiedades de una quemadura en segundo grado... No sé cómo, pero esto cicatrizó muy rápido, es posible que las llamadas semillas del ermitaño posean propiedades curativas muy supriores a cualquier planta medicinal que tenga... pero, en un principio, es el indicio de una conexión entre tu y Scar... si él vuelve, estará ligado a ti... No solo podrá meterse en tu mente cuando quiera o leer tus pensamientos... Tendrá tu fuerza y tus capacidades, ahora que la herida ya no es fresca, no le será tan sencillo estar dentro de tu cabeza y su fuerza será ligeramente menor a la tuya, o depende de si decide fortalecerse...—explicó— Kion, necesito que tu y el señor Goku vengan conmigo en un momento, es algo que tengo que tratar con ambos...—pidió retirándose. Miré a mi amigo humano confundido, el estaba igual, o por lo menos, no lo suficientemente confundido como para pensar en algo.

Acudimos a su llamado, una parte a solas en la roca en la que solo nosotros tres estábamos. Goku se sentó a mi lado y esperamos a que hablase.

— Kion, has hecho bien en contar lo que ha sucedido... pero siento que estás ocultando algo...—dijo mirándome.

— ¿Qué podría estar ocultando? Soy testigo de o que sucedió desde que terminó la pelea—comentó Goku con simpleza. Decidí hablar, a mi maestro no se le podía engañar.

— solo fue un sueño... no creí que fuera importante...—

—eso está por verse... ¿Qué fue lo viste?—

— a Scar... parecía muy débil y cansado, pero, podría jurar que estaba vivo...—solté recordando aquella pesadilla. Me estremecí al escuchar su risa sádica, como si aun estuviese ahí...

— me lo temía...—contestó perdiendo la chispa de sus ojos— él ha vuelto...—sentenció. Todo se quedó en silencio.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2021 ⏰

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