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〃all in my tongue, i want it〃 . . .
Jimin realmente está avergonzando.
Él está muy avergonzado al abrir nuevamente sus ojos y encontrarse con esa negra mirada dirigida a él tan profundamente que podría atravesarlo y ver directamente en su interior.
Ahí, donde la lujuria y el placer bailan juntos mientras ríen al compás al saber cuán bien la está pasando al lado de ese egocéntrico y enigmático hombre de lengua filosa, manos grandes con tatuajes y sonrisa ganadora que adorna su pulcro rostro decorado con una lágrima tatuada debajo de su ojo izquierdo y un pequeño lunar bajo su boca que lo está haciendo delirar con sólo imaginarse a sí mismo lamiéndolo sin pudor alguno.
Sí, ese mismo hombre que es el mayor enemigo de la mafia de su padre y que también forma parte de una que es incluso más peligrosa. Lamentablemente, este factor ahora no cruza por su mente ni un sólo segundo.
Su suave cabello rubio cubre su rostro al volver a bajar la cabeza con timidez ante el acercamiento contrario. ¿Por qué se estaba mostrando tan vulnerable?
—Oh, vamos, no me digas que te arrepientes ahora, —bufa cerca, muy cerca de su oído mientras dos de sus dedos se pasean libertinamente por sus gordos belfos incitándolo a chupar—. Tu papi no se enterará de esto, bonito —ronronea esta vez manteniendo su personalidad juguetona. Pero eso no lo llega a calmar del todo porque Jimin estaría realmente jodido si su progenitor se llegase a enterar.
Un débil gemido se escapa de su garganta en el momento en que Jeon posa sus mojados labios en la caliente piel de su hombro derecho y su cuerpo parece comenzar a querer relajarse y dejarse llevar por los seductores movimientos que realiza con tanta precisión el pelinegro.
—No... no estoy arrepentido —repone sofocado cuando lo obliga a recostarse en su gran cama para poder quedar sobre él, apresándolo y logrando que tragara con nerviosismo gracias a los besos húmedos que seguía dándole una y otra vez por toda la extensión de su cuello. Sus manos se alzan para sujetar su cabello y hacer presión cada vez que lo disfruta logrando que su compañero sonría y continúe su caliente trabajo—. Es sólo que, esto no está bien, para nada.
Sus ojos vuelven a conectar. Deseosos y maravillados.
La corta risa sarcástica de Jeon se deja oír.
—Nada de lo que hago está bien —destacó sin más—. Déjame probarte, —pide ahora, ansioso. Sus bocas rozándose tan malditamente cerca pero dejándolos queriendo más y permitiendo que su aliento cause cosquillas en los labios del menor—. Prometo que te gustará tanto que sólo querrás más.
Una amplia sonrisa de perfectos dientes blancos se permite ver haciéndolo lucir tan sensual con algunos mechones oscuros de su azabache cabello en su rostro.
Sabe, Jeongguk jodidamente sabe que él ciertamente lo quiere dentro suyo cuanto antes. Sabe que en este momento está en sus manos y que de esa habitación va a salir triunfador como siempre lo ha hecho.
