Sus pasos son perezosos, él realmente no quiere aparecerse nunca más por ahí. Pero malditamente debe hacerlo.
Con su talón golpea insistentemente el piso del elevador impaciente para dirigirse hacia el despacho de su jefa y descubrir qué dirá ella en unos cuantos minutos. ¿Cuál será su sentencia esta vez? Ruega porque sólo esté siendo paranoico y realmente no sea nada pesado para poder salir rápidamente de ese lugar.
El característico sonido del elevador se deja escuchar haciendo a Jeon regresar a la realidad para seguir su camino al infierno (así de dramático es), en cuanto las puertas se abren en el piso de Na.
Su asistente intercambia palabras con la secretaria de la mujer y en instantes se encuentra ingresando al espacio donde proclamarán a todo pulmón su pena de muerte.
La mujer acomoda su larga cabellera sujeta en una coleta alta con movimientos sofisticados sin prestarle atención hasta que está al frente suyo y es recién ahí cuando alza relajadamente su filosa mirada hacia su rostro. Devuelve el gesto con falsa tranquilidad, no quiere demostrar que genuinamente siente miedo a lo que vaya a salir de su boca.
Sí, Jeongguk es un insensible bastardo sin escrúpulos pero él podría realmente cagarse ante las misiones que le da esa malvada mujer con el único fin de joderle su existencia. Es consciente de eso.
—Bienvenido, Jeon —saluda entonces con un sutil movimiento de cabeza junto a una gran sonrisa de comercial.
Jeon quiere vomitar por su hipocresía.
—Habla de una vez, mi tiempo es limitado y no vine aquí para hacer amistades. —Espeta sin rodeos mientras se deja caer en la silla frente al escritorio con pesadez. Ella asiente riendo breve, ciertamente ese chico le daba gracia.
—Está bien, después de todo es mejor empezar cuanto antes porque puede que sea un trabajo de varias semanas, —el hombre palidece mirándola con indignación, si fuese posible, ya la habría mandado tres metros bajo tierra—. De todas formas, no te preocupes, con tus habilidades se acortará, ya verás —mueve su mano restándole importancia mientras busca entre sus papeles y hace una mueca graciosa de la que el pelinegro podría llegar a reír si estuviese en otra situación y no mandándose directamente a la horca.
—No me jodas, —suelta, su ceño se frunce y sus brazos se cruzan afianzando su enfado— dime que estás de coña, Na. —Su jefa vuelve a reír y puede jurar que ese sonido se está sumando como prioridad en su larga lista de cosas que aborrece con su alma.
—Para nada Jeon, ¿acaso crees que ser Yakuza es un trabajo fácil? Serías un idiota si creyeses eso y por lo que veo, no lo eres, así que calla y toma —le extendió un portafolio y el hombre soltó un pesado suspiro antes de erguirse y agarrarlo titubeando desconfiado.
Él realmente no quería aceptar esa misión. ¿Estaba mal si se tiraba al suelo para hacer un escándalo como los niños?
Ojeó rápidamente el material devolviéndoselo. —No estoy capacitado para algo así.
Na rodó sus ojos, buenas cualidades pero jodidamente infantil, cómo lo detesta.
—Deja de ser tan imbécil y sé un adulto responsable, —bufó con su ceño fruncido ahora ella mientras abría el portafolio frente a él—. Ninguno de los dos tiene el tiempo suficiente para estas mierdas, así que concéntrate, Jeon —lo regañó en su posición de jefa a la vez que el mafioso tronaba su cuello, respiraba hondo y exhalaba ruidosamente con sus fosas nasales expandidas como toro embravecido procediendo a asentir castamente y volviendo a poner su vista en el material sobre el pulcro escritorio.
Mierda y más mierda.
—¿Recuerdas al Sr.Park? —empieza la mujer a tantear el terreno despacio, Jeon asiente, ¿cómo no hacerlo? Después de todo ese hijo de perra lo tiene en la mira de su mejor francotirador, está seguro—. Este asunto te interesará entonces porque podrás acabar con él y sus porquerías —sonrió con cinismo hacia el pelinegro que alzó su mirada con cierto interés.
Revisó el portafolio esta vez concentrado para inspeccionarlo mejor. Una pequeña foto del Sr.Park aparecía en una esquina en la hoja de sus datos personales.
—Continúa. —Na cruzó sus largos dedos apoyando sus codos sobre el escritorio, feliz por el cambio del muchacho frente a ella.
—Como bien dije, este trabajo beneficiará a ambos. Sé que lo tienes de enemigo directo y sé que planeabas deshacerte de él igualmente tú solo. Pero eres un líder Yakuza, lo que te afecte, nos afecta, así que te ayudaré —se inmiscuyó—. Las mercancías en algunos países no está siendo entregada, los consumidores están disminuyendo y estoy consciente de que ese viejo entrometido está intentando sobrepasarse con los Yakuza aunque claramente no lo hará solo.
Murmuró una afirmación más convencido e interesado echándose contra el respaldo de la silla y observándola con ojos oscuros.
—¿Qué piensas hacer?
—Haremos —lo corrigió—, básicamente, secuestraremos a uno de sus hijos. —Jeon alzó una ceja sorprendido y ella le pasó otro portafolio—. Park Jimin, el hijo menor y por lo tanto más mimado de la familia —observó la fotografía del chico con asombro, ¿cómo era posible que de la fealdad del Sr.Park salga esa preciosidad? —, el viejo definitivamente haría lo que fuese por él.
—Entiendo, es decir, ¿quién no? —rió socarrón viendo sus datos y sorprendiéndose de cuenta nueva al enterarse de que está en sus veinte—. Entonces dime, ¿cuál es el plan? ¿cómo capturaremos a esta belleza?
—Respecto al plan, digamos que es simple, pero duradero —suspiró la pelirroja acomodándose en su silla de cuero negro—, retendrás al chico en tu mansión, o donde tú quieras, con el fin de que el hombre se rinda desarmando su mafia a cambio de la libertad y bienestar del Park menor —obvió encogiéndose de hombros y haciendo movimientos en el aire con sus manos con una mueca desinteresada recibiendo otro asentimiento de Jeon que escuchaba emocionado como si le estuviesen leyendo un cuento para niños—. Y capturarlo será sencillo, verás, el Sr.Park organiza fiestas, eventos, en salones importantes cada cierto tiempo para poder atraer más socios, hacer negocios con otros capos o simplemente hacer acuerdos de paz con tal de caer bien y no tener disputas entre mafias.
—Lo recuerdo, mi padre solía asistir y son una mierda. —Ella concordó con una risa.
—La cosa es, toda su familia irá, incluído el hijo mayor que llega de Estados Unidos, que por cierto, tienes que ponerle un ojo encima también, aunque bueno, eso es irrelevante ahora porque tu objetivo principal será Jimin, por lo tanto, tú deberás asistir.
—Oh sí, y mi salida es en una bolsa de consorcio, ¿no? —sonrió sarcástico por un segundo—. Prefiero retirarme, gracias. —Se levantó dispuesto a irse.
—Jeon, ¿acaso nunca escuchaste la frase "a los amigos cerca pero a los enemigos incluso más"? —lo detuvo—. Sólo llegarás, la sala estará llena de capos de mafias inferiores que tú y el Sr.Park no pod-
—Cabe hacer énfasis en que son capos que seguramente quieren mi cabeza en su pared como trofeo, ¿realmente no pensaste en eso? —se acercó alterado golpeando el escritorio— Na, ¡si quieres matarme hazlo ahora y no provoques un show!
La mujer apoyó su barbilla en una de sus manos observándolo relajada. —¿Por qué querría matarte, imbécil? Es decir, sí, me caes pésimo pero sé que tampoco me tragas, ¿no es cierto? Además, eres de mis mejores líderes útiles, no hay necesidad alguna —espetó con su entrecejo fruncido—. Así que si ya acabaste, contrólate y escucha. —Ordenó señalando la silla frente a ella.
Jeon rió sin gracia alguna mientras negaba despacio con su cabeza y volvía a tomar asiento con resentimiento sin quitarle sus ojos de encima a su jefa. Ahora, ¿cabía la posibilidad de que ella lo apuñale por la espalda? Sí, probablemente pero, ¿qué su oficio no es un riesgo constante?
—Bien —bufó rindiéndose.
Un mal presentimiento se instaló en su cuerpo bajando sus ánimos al suelo y empeorando su mal genio. Sentía que algo arruinaría al hombre que es ahora pero no sabe qué.
Y nuevamente tiene la certeza de que definitivamente se arrepentiría de su decisión.
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𝐘𝐀𝐊𝐔𝐙𝐀 ( 帮 ) KOOKMIN (Pausada)
FanficExisten límites que Jimin sabe, no debería de cruzar. Confrontar a un yakuza enojado está dentro de esos límites y aun así, lo hace. © prktaers.