004. Tentación y sentencia final.

114 19 4
                                    

Los vivaces fanales del menor se apartaron de los suyos con pereza y fingido desinterés en cuanto su padre regresó a la mesa luego de solucionar los asuntos con su mujer. Otorgó un asentimiento hacia su progenitor y se retiró segundos después con la mirada del mal aun puesta en su cuerpo completo siguiendo sus pasos. 

—Disculpen la demora, surgió un imprevisto —murmuró entonces el Sr.Park apenado para girarse hacia el pelinegro nuevamente—. Bien, Jeon, me alegra que hayas podido venir —sonrió con hipocresía hacia el mismo que en un fugaz movimiento quitó su vista que contemplaba con gusto la parte inferior del Park menor mientras aclara su garganta y posa ahora sus ojos en el señor de la punta.

De pronto el Diablo lucía como un cordero sorprendido.

Asintió torpemente recobrando la compostura. —Sí, no me lo perdería por nada, agradezco tu invitación y analizando mi alrededor noto que tienes un buen gusto para la decoración —mentira, era una mierda, sin embargo el halago hizo sonreír complacido a su enemigo—. Pero bien, pueden retomar la amena plática que estaban teniendo antes de que los interrumpiera. 

Sonrió suave en cuanto confirmó que probablemente esos tipos estaban hablando de él a sus espaldas al ver sus acciones nerviosas y cómo cruzaban miradas de soslayo entre ellos para acabar viendo al Sr.Park esperando su siguiente orden. 

Era obvio, es decir, Jeon siempre es el centro de atención. 

Park se le quedó viendo por lo que parecieron unos eternos instantes intentando descifrar su retorcida cabeza. Mira que para aparecer como si nada en un salón lleno de gente en contra suya es para afirmar que algo falta en su desquiciada mente. 

Mas no dijo nada al respecto, no quería armar un gran espectáculo sin llegar a averiguar qué es lo que venía buscando ese hombre ahí, derribando por completo su información de que había decidido quedarse en Rusia. 

Un suspiro llano salió de sus labios resecos. Tomó un poco de vino antes de alzar la voz nuevamente. 

—Los alemanes estarán preparados para la embarcación en el puerto de Busan mañana —comentó disipando un poco la tensión y llevando la atención a otro tema que no sea el recién llegado. 

La conversación siguió pero el foco de atención de Jeon estaba puesta en cierto muchacho de cabello rubio que hablaba gratamente junto a una chica más baja que él y que de vez en cuando largaba una risa volviendo sus ojos dos lindas medialunas. 

Ese hecho lo tenía por el suelo, era devastador la forma tan tierna en la que lucía al hacer eso. 

Su vista volvió a la aburrida charla ante una pregunta dirigida a su persona ocasionando que tragara con fuerza.

—Jeon puede encargarse de eso, ¿no es así? Te ves emocionado por ser partícipe —nadie le había hablado de asociaciones. 

—Mi unidad Yakuza no se lleva muy bien con los alemanes pero haré el intento, sí —trató de que con esa frase se conformaran y estos simplemente murmuraron cuestiones afirmativas—. Si me disculpan un momento, debo ir al servicio. 

Sin esperar respuesta alguna se levantó airoso dejando a los demás comenzando una nueva ronda de murmullos que no le interesaban en absoluto. 

Con su objetivo en la mira, se perdió entre las personas. Agarró una copa de champagne que repartían los mozos y se dirigió hacia un gran ventanal apartado de la mesa principal donde se hallaba Jimin con sus manos en los bolsillos y su vista puesta al afuera quedando de espaldas a él. 

—Una maravillosa vista, ¿verdad? —habló por fin posicionándose tras el rubio mirando desde ahí su espectacular trasero que destacaba gracias a que no traía puesto su saco dejándolo simplemente en una camisa blanca metida en unos ajustados pantalones del mismo color.

Jimin giró su cabeza apenas observando al intruso de sus pensamientos por sobre su hombro, sonriendo al notar dónde estaban dirigidas las pupilas dilatadas del sujeto. 

—Sí, mi padre es excelente para elegir la ubicación de sus fiestas —pretendió ignorancia volviendo a ver las luces de la ciudad con un deje de arrogancia. 

—Mmh —tarareó bebiendo de su copa después acercándose un poco más—, definitivamente pero, creo que estás de acuerdo conmigo cuando digo que eso no le quita el hecho de que estas son un tanto... —fingió pensar— aburridas. —Sonrió a medias admirando su perfil expectante. Jimin soltó una pequeña risa.

—Sí, tenemos algo en común.

—Me parecía que ese era el motivo de que te encuentres tan apartado de todos, bueno, era eso o que también te hacían sentir como si fueras un bicho raro como a mí. 

Jimin volteó a verlo. 

—Teniendo en cuenta quién eres y por el show que hiciste al entrar, era bastante obvio, Jeon —alzó una ceja divertido sacándole una breve carcajada al mayor. 

—Tienes razón, de todas formas lo sabía —dejó la copa vacía a un mozo que pasaba cerca de ellos para luego aproximarse nuevamente al menor por detrás y rodear con atrevimiento su grácil cintura haciendo que el otro siguiera sus movimientos con desconfianza aunque con interés también—. ¿Qué dices entonces, de irnos a algún mejor lugar? No nos necesitan aquí y te aseguro que vas a divertirte de otro modo —ronroneó tan cerca de su oído que mandó escalofríos por todo su cuerpo provocando que su cabeza se nuble ante la realidad cuando su nariz recorrió su cuello con parsimonia. 

Jimin quería alejarse y patearle las bolas por su arrebato de confianza, aunque sinceramente estaba cayendo en las venenosas palabras de ese hombre y mentiría si dijera que no quiere que lo empotre contra la ventana en ese preciso instante. 

Pero era jodidamente el mayor enemigo de su padre, se supone que él no tiene permitido hacer nada con ese idiota mafioso. 

—¿P-por qué crees que aceptaría i-irme contigo? —tartamudea suspicaz.

Y, sin embargo, su cabeza cae sobre el hombro del pelinegro junto a un jadeo contrariando sus para nada firmes palabras en el momento que Jeon masajea con calma su virilidad con una mano grande y tatuada mientras que con la otra afianza su cintura atrayendo su gran culo contra su pelvis. Sumado a ello, reparte castos besos vagos por su cuello y mandíbula cegando sus pensamientos debido a esas simples acciones. 

Su mano derecha se aferra en el oscuro cabello con fuerza cuando este deja una mordida en su nuca. Jimin instintivamente corre su cabeza hacia el lado dejándole expuesto su cuello para más. 

Jeon ríe ante su vulnerabilidad observándolo desde arriba con soberbia y detiene sus movimientos repentinamente girándolo para que lo enfrente, deslumbrándose con la imagen de los aún más gordos labios del Park menor por su insistencia en morderlos y sus ojitos desconcertados por el cambio de posición.

Un fuerte sonrojo aparece en sus mejillas resultando adorable, también provocando que el líder Yakuza sonría en grande. 

—No lo pienses demasiado, dulzura —apoya su frente con la del contrario y pega su pequeño cuerpo nuevamente contra el propio procurando que el chico no se le escape—, sólo habrá diversión para nosotros esta noche. Además, podemos ir a tu casa para que te sientas más seguro —susurra sobre sus labios sin quitar su media sonrisa ocasionando que el rubio boquee como pez por un aparente ataque de nervios al estar tan cerca. 

Jennie le advirtió que meterse con cualquiera de ahí sería peligroso pero él ciertamente le hace caso a Jeon en no sobrepensar la situación y simplemente dejarse llevar. Incluso irían a su casa, ¿qué malo podría salir de eso? 

—Con una condición —Jeon ensanchó la sonrisa y sus ojos brillaron con emoción ante su frase. 

—Dime, bonito. 

—Mi padre no se tiene que enterar de esto y tú te irás en cuanto despiertes. 

El mafioso únicamente asintió con sus oscuras pupilas fijas en sus labios previo a acortar la distancia y estampar con tranquilidad sus finos labios sobre los suaves del rubio iniciando una danza entre ellos probándose y aumentando los latidos de sus corazones.

Oh, muñeco, te has metido en la cueva del lobo y de aquí ya no hay salida alguna.  

𝐘𝐀𝐊𝐔𝐙𝐀 ( 帮 ) KOOKMIN (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora