Sus ojitos casi se salen de sus cuencas en cuanto lo distingue y su rostro empalidece con rapidez. Su boca se abre y cierra anhelando dar una explicación antes de que el sujeto frente a él explote por completo, y no, nada sale de sus regordetes labios.
Las palabras ascienden todas juntas quedándose atoradas al tratar de pasar por su garganta creando un nudo que remueve algo en su estómago, una especie de cosquillas involuntarias que suben a sus mejillas manifestándose como un sonrojo ridículo. Entonces enmudece esperando con recelo el siguiente movimiento del pelinegro.
Jeongguk alza su perfecta ceja derecha en amenaza, y se acerca acechándolo con pisadas pesadas de león hambriento hacia su presa escurridiza que retrocede temeroso a cada metro avanzado.
—¿Qué fue lo que dijiste?
Y al mafioso le toma un segundo en estirar su mano para apresar entre sus garras su brazo izquierdo pegando la espalda de Jimin contra su pecho, dejándolo completamente estático por unos minutos intentando procesar lo sucedido.
Jimin puede sentir la respiración de Jeon a lo largo de su cuello, olisqueándolo como un enfermo y se remueve entre sus músculos cuando siente que delicadamente posa sus delgados labios en la unión a su hombro propinándole un beso y afianzando el agarre contra su cuerpo.
—¡Suéltame, imbécil! —Jimin intenta liberar sus manos para liberarse de su secuestrador mientras patalea en el aire en un comportamiento infantil.
—¿Pensabas irte, dulzura? —Lo eleva sin usar verdadera fuerza para llevarlos hacia el gigante sofá y acomodar su agarre sobre el más pequeño— ¿Por qué si la fiesta recién comienza?
—¡Agh! ¡suéltame, suéltame!
Jeongguk ríe ante su resistencia débil apegando el trasero del menor contra su pelvis para rodear su torso sólo con uno de sus tatuados brazos al mismo tiempo que con su mano libre echa la cabeza de Jimin hacia atrás tironeando de unos mechones de cabello para inmovilizarlo. De todas formas, el rubio chilla más alto.
—¿Recuerdas que te dije que te mataría si salías? ¿Crees que estoy jugando? —Habla, el tono de voz es relajado al igual que el gesto en su rostro mientras observa su perfil.
Jimin continúa moviéndose para zafarse aún sin conseguirlo y bufa rindiéndose mirando el techo ya que Jeon no lo suelta de la posición anterior. Quiere reír y llorar por la humillación que puede sentir recorrer toda su anatomía.
—Entonces hazlo, prefiero estar muerto a quedarme contigo. —Se halla diciendo roncamente.
El pelinegro sonríe por el desafío. —Podría quebrarte el cuello en este momento. —Desenreda los dedos del cabello dirigiéndolos hacia la nívea piel de la zona nombrada para hacer una leve presión. Gracias a eso, Jimin puede girar su cara encontrándose con la del otro sin sorprenderse por la cercanía.
—No te atreverías. —Dicta tozudo. El reto danzando en sus ojos serios.
Jeon acorta la distancia tanto que puede sentir el soplido constante de sus palabras o su aliento fresco sobre sus carnosos labios cuando le responde con vanidad.
—No me tientes, muñeco. —Y se aleja del cálido e íntimo espacio que crearon en un segundo para desviar su rostro hacia el lado contrario—. Makko, ven aquí —llama fuerte y claro y Jimin puede asegurar que esa sensación de seguridad en su cuerpo se evapora sustituyéndose ahora por nervios.
No lo demuestra, pero él podría mojar sus pantalones en cuanto uno de sus hombres llega a su lado esperando la siguiente orden.
—Tranquilo, precioso, matarte sería un premio y perjudicaría mi trabajo, —al parecer Jeon notó su ligero temblor porque eso lo dijo con intensión de consolarlo, fallando, en realidad—, así que te daré un castigo, sólo para que aprendas con quién estás tratando.
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𝐘𝐀𝐊𝐔𝐙𝐀 ( 帮 ) KOOKMIN (Pausada)
FanfictionExisten límites que Jimin sabe, no debería de cruzar. Confrontar a un yakuza enojado está dentro de esos límites y aun así, lo hace. © prktaers.