𝐘𝐀𝐊𝐔𝐙𝐀 ( 帮 ) KOOKMIN (Pausada)

011. Jimin no puede estar alrededor de Jeongguk.

Son las ocho de la mañana y Jimin está recostado en la tina del baño de su habitación asignada, follando su mano con ahínco intentando de una vez por todas llegar a su cúspide con los sucios sucesos de la noche anterior, soltando balbuceos y aún sintiendo el delicioso ardor de los impactos recibidos en su trasero por las grandes manos de su secuestrador.

Es consciente de que eso está mal. Pero le encanta.

Luego de que llegó a su cuarto de una forma sorprendida y penosa todavía, decidió no bajar a cenar (ya que tendría que ver al mafioso) y simplemente prefirió acostarse después de cambiar su ropa inferior que se encontraba pegajosa y húmeda por otra más cómoda.

No quería pensar que el castigo que recibió había sido real. Quería sólo dormir y desaparecer, creer que todo lo que estaba viviendo era un completo sueño. No obstante, como siempre, la suerte no estaba de su lado y la mañana siguiente despertó en el mismo lugar. Rendido y bufando, se metió a duchar para limpiarse retazos de la vergüenza pasada.

Aunque bueno, entre tantos pensamientos pecaminosos rondando por su cabeza, él había terminado cubriendo su sexo con una de sus manos para sucumbirse en una masturbación matutina y dar fin a esa espontánea excitación.

Cierra sus ojos con fuerza y recuerdos de su enemigo hablándole con una ronca voz mientras que lo castigaba con duros azotes en su blando culo explotaron tras sus párpados haciéndolo soltar tiras blancas junto a un obsceno gemido alto que escapó de sus maltratados labios por haberlos mordido previamente, sumergiéndolo en olas de placer postorgasmo. Y con hilos brillantes de saliva escurriéndose por su barbilla, Jimin decide dejar de bombear su miembro para detener la sobreestimulación y terminar de alistarse.

Abriendo los ojos repara en lo que hizo, tanto su pecho como el agua están manchados de su semen producto de haberse tocado brutalmente pensando en Jeongguk, sí, y ríe vagamente ante ese hecho. Su respiración se va calmando de a poco como su agitado corazón eufórico para levantarse y acabar de limpiarse, y mientras lo hace, mientras pasea con tranquilidad la toalla secando su húmeda piel es que Jimin cree que todo esto lo va a volver loco.   

Una vez listo es que le ruge el estómago rogando por algo de alimento y él opta por ir a desayunar incluso si tiene que ver de nuevo el rostro de su pesadilla continua. Sin embargo, siendo honestos, lo que más le molesta de toda esta ridícula situación es que ese tipo logre calentarlo hasta la médula, que mueva algo en su interior haciéndolo perder su dignidad, pisándola una y otra vez por él. Jimin parece arrastrarse por un poco de contacto por parte de Jeongguk aun cuando estamos hablando del hombre que lo tiene retenido en contra de su voluntad y del cual ha estado a su lado unas pocas tantas horas sin alguna buena intención alrededor suyo.

Sí, probablemente sea un idiota, pero Jimin piensa que volver a tener ese gran cuerpo apretándolo contra el colchón, moliendo sus entrañas con su polla mientras lo acaricia con suavidad contrastada, sería algo que repetiría con seguridad. Porque Jeongguk puede ser un completo bastardo, mas no va a mentir en decir que no lo desea. Eso escapa deliberadamente de su control, por más que lo evite, así que sí, sin importar qué, Jimin dejaría sumisamente que Jeon lo use las veces que quiera si Jeon le da lo que quiere con rudeza. 

Sin más, sus pensamientos se disipan al llegar a la cocina rogando encontrarse con alguna de las empleadas y buscar un alimento que sustente su mañana para poder dirigirse rápidamente a su habitación tratando de evitar lo mayor posible a Jeon. Como lo ha estado haciendo hasta ahora. 

Lo hace, sí. Leyha, una de sus, digamos que, amigas está ahí para su fortuna pero como no es mucha y lo que sea que allá afuera esté en contra de él vuelve a actuar, también se cruza con el pelinegro dueño de su, probablemente única y última, masturbación repentina.