Capítulo Once

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-- Mamá, no necesitas llamar a un médico, estoy bien --protestó María desde su cama.

-- Hija, has estado enferma toda la noche y no quiero que te estreses por las pequeñas cosas... --respondió Victoria con calma, luego presionando sus dedos en su cabeza. -- Esto no es una cosa pequeña, pero...--

-- No lo es, Fer es mi hermana y necesito estar allí con ella. --

-- ¿María? --Max respondió suavemente, tratando de que se calmara ya que no quería que se esforzara demasiado debido a su nueva condición. -- Tu mamá tiene razón, cielo, relájate. Veremos a Fer en la mañana... --

Ella suspiró de manera prominente, en realidad más como un bufido.

Victoria arqueó la ceja y permitió que el mismo tipo de señal la abandonara-- Necesitas descansar. --

-- Tú también. --

-- Damas, por favor... --Max se puso de pie y abrochó el botón de su chaqueta. -- María, estoy de acuerdo con tu mamá, necesitas descansar. Y tú, madre, necesitas descansar también, pero si quieres que te dejen en el hospital, te llevaré yo misma y luego volveré para quedarme con María. --

Las chicas intercambiaron miradas brevemente y luego apartaron la mirada la una de la otra.

-- Tienes razon, Max... --Victoria cedió primero y bajó la cabeza. -- Están pasando demasiadas cosas como para que discutamos al respecto. Ambos estamos igualmente estresados, mi amor, y Fer va a entrar en pánico cuando se despierte. --

María asintió con la cabeza.

-- No sé cuándo volverá tu papá a casa o no, pero volveré y no me iré por mucho tiempo. Luego, por la mañana, iremos juntos. Descansa, hija --se acercó y le dio un beso en la cabeza.

-- Sí, mamá, voy --ella estuvo de acuerdo, suavizándose cuando la calidez de su madre envolvió su núcleo.

-- Te amo, cariño. --

-- Yo también, te amo. --

Victoria luego deslizó el cabello oscuro de la niña que se parecía al suyo y se giró, colocando suavemente su mano en el brazo de Max y despidiéndose de él besando las mejillas con él.

Max vio que la puerta se cerraba y luego alivió un soplo de cabello mientras ponía sus manos en sus caderas. -- Esto es duro... --

Ella asintió con la cabeza.

-- Tendremos que decirles a tus padres que estás embarazada pronto... Tu mamá estaba realmente preocupada y aunque tu papá no entró en pánico, estoy seguro de que él también lo estaba. --

-- Sí, pero... --hizo una pausa, mirando su anillo de compromiso.

-- ¿Hm? --se acercó y colocó su mano sobre la de ella.

-- A mi mamá no le gustó la idea de que nos casemos... --

-- ¿Por qué no? --

-- Dijo que no era el momento adecuado y que no pediste mi mano... --resopló. -- No sé... No es el momento adecuado, pero también me gustaría casarme antes de que llegue este bebé, Max. --

-- Podemos fugarnos y no decírselo a nadie... Sácalo del camino y les diremos a tus padres que quieres mudarte. Podemos conseguir un departamento, o puedes mudarte conmigo y luego podemos estar juntos todo el tiempo y ellos no tienen que saberlo. --

-- ¿Y nuestro bebé? --ella se preguntó.

-- Les decimos cuando es demasiado notorio --él presionó una mano contra su estómago.

Amor MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora