Capítulo Uno

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-- ¿Listos, mis amores? --Victoria preguntó a sus niñas mientras alcanzaba sus llaves.

Estaba vestida y lista para afrontar su día también, aunque estaba cansada; mental y físicamente, ya que no había dormido mucho en los últimos días.

-- Sí, mami --Fernanda, su hija menor recogió sus libros y los metió en su mochila.

Ya estaba vestida con su uniforme, lista para dirigirse a su escuela.

-- ¿Y tú? --miró a su mayor, María. -- ¿Estás lista, hija? --

Levantando la vista de su computadora-- Sí, pero no necesitas llevarme a la universidad. Papá me llevará más tarde, ya que es una clase nocturna --arqueó una ceja, luego desvió la atención de su madre.

-- Está bien... ¿Te veré para cenar? --ella preguntó.

-- No. --

-- ¿Otra vez? --ella puso una mano en su cadera.

-- ¿Por qué? --ella se encogió de hombros. -- No veo ningún problema... --

-- Yo tampoco --Fernanda negó con la cabeza, tratando de liberarlos de la tensión.

-- Mi amor, ¿podrías esperar en el coche? --suplicó con simpatía.

Ella asintió, pero obedeció a su madre.

-- Gracias, mi'ja --suspiró y luego miró a María de nuevo. -- ¿A dónde sales de noche? Apenas te veo y te extraño, mi vida. --

-- Yo también, mamá, pero voy a la casa de Max o clases de noche. No me gusta levantarme temprano... Y es la única forma en que puedo ver a mi papá, desde que comenzó a hacer turnos nocturnos en el hospital. Nadie está despierto cuando llegamos a casa y luego cenamos juntos --se encogió de hombros.

Ella suspiró. -- Tienes razón... y lo entiendo --asintió.

Sabía que su marido se había marchado por su culpa; el hombre de la casa no quería estar con su esposa solo porque estaba seguro de que terminarían en algún tipo de discusión.

La mujer se acercó y besó la cabeza de su hija.
-- Te quiero mucho. --

-- Yo también. --

En ese momento, Victoria se volvió para salir de la casa; agarrando su bolso y su chal.

-- Mamá, espera --la joven se volvió para mirar hacia atrás. -- ¿Te gustaría almorzar conmigo? --

-- ¿Cuando? --ella sonrió.

-- Hoy... --

-- Mm... no lo sé, mi amor, estoy ocupada toda la semana en el estudio. --

-- ¿Qué tal si te conozco? Estoy seguro de que Max necesita un descanso de ti... --

-- Gracias --puso los ojos en blanco.

-- Perdóname --se rió-- pero eres firme... Necesitas relajarte. Por eso no has dormido bien. Estás estresada por el trabajo, mamá, lo sé. Yo hago lo mismo con mi trabajo de escuela. --

-- Cierto... --

-- Sé que es verdad. --

-- ¿Sabes qué? Intentaré tomarme un descanso hoy. Lo prometo. --

-- ¿Lo intentarás? --frunció el ceño, no muy segura de por qué tenía que intentarlo.

Ella se rió pero luego sonrió. -- Hasta luego, mi amor. --

-- Claro --negó con la cabeza y luego se rió mientras se giraba para completar su trabajo en la computadora.

Cuando Victoria estaba cerrando la puerta principal al salir, se detuvo en seco solo porque estaba un poco aturdida al ver a su cónyuge tan temprano en la mañana.

Amor MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora