Capítulo Dos

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-- Entonces, María... --te he visto en varias revistas, eres una modelo excelente. ¿Vas a seguir como modelo como carrera? --Osvaldo preguntó a la joven.

Max solo sonrió porque se alegraba de que su padre y su novia pudieran hablar tan fácilmente después de haberse conocido un par de veces.

-- Me encantaría --sonrió, poniendo su mano sobre la de su madre. Mirando a la mujer que tanto idolatraba-- Le dije a papá que no quería esta mañana porque se veía nervioso. --

Victoria no dudó en poner los ojos en blanco, sabiendo que su esposo no veía la grandeza de trabajar en la industria de la moda o involucrarse con la ropa.

-- Pero realmente lo hago. Quiero actuar, cantar, modelar... --sonrió. -- Es todo muy emocionante para mí, mucho más que ser médico... --hizo una pausa. -- Por favor, no le digas a mi papá que dije eso --dijo con los ojos muy abiertos.

-- No te preocupes --la mujer de cabello azabache palmeó la mano de su hija.

-- Tienes una hermosa voz, mi amor --Max tomó su mano y la besó. -- Creo que podrás hacer lo que te propongas. --

-- Gracias --le sonrió amorosamente.

-- Bueno, siempre podría llevarte por el set, donde trabajo. Estoy aquí porque mi manager concertó una cita con Victoria para comprar algo de ropa. Pero estoy seguro de que podemos darte un recorrido. --

-- ¡Eso sería genial! --María sonrió. "¿Cuando? ¿Cuando?"

-- Lo diré mi gerente, pero le diré a Max que te lo haga saber. --

-- Cuente con ello --aseguró Max con un asentimiento.

-- ¿Quién es tu gerente? --preguntó Victoria.

-- Guillermo Quintana --aseguró con un simple asentimiento.

-- Ah, se supone que Antonieta y yo nos reuniremos con él esta noche --sonrió. -- Pipino dijo que habló con la gente detrás de escena de tu nueva película y ellos le pidieron lo que querían. Creo que puedo pensar en muchas cosas para ti --aseguró, todavía coqueteando levemente con sus ojos color avellana.

-- Eso es maravilloso, no puedo esperar a ver lo que se te ocurra. Estoy seguro de que será genial. --

-- Prometo que será genial --intervino Max diciendo. -- Estás en buenas manos con nosotros --le guiñó un ojo a Victoria.

-- Bueno, eres mi hijo... estaría nervioso si no fuera así --sonrió.

-- Gracias por tu confianza en mí --asintió con una sonrisa y un asentimiento solo porque fue felicitada por todas las cosas bonitas que decían sobre ella y su compañía.

-- No, es un placer estar vestido por ti --comentó Osvaldo. --Pero más allá de la ropa... Tu empresa, Victoria... Cuéntamelo. ¿Cómo empezó, cómo sabías que te ibas a convertir en diseñadora? --levantó su vaso de agua para tomar un sorbo.

-- Um, bueno... No hay mucho que hacer --se rió entre dientes. -- Estuve trabajando como sirvienta en una iglesia por un tiempo y luego, cuando esa persona ya no necesitaba mis servicios, me fui a trabajar para este hombre que era bastante horrible y me tenía trabajando en ropa, era algo y yo simplemente no quería ser pobre... Por esa época, fue cuando conocí a Anonieta y decidí que podía hacer mi propia ropa, dirigir mi propio negocio, ser mi propia jefa y ella podría ayudarme a dirigirlo porque teníamos el mismo interés en hacer ropa. Luego, poco después, conocí a Heriberto de pasada y luego nos volvimos a encontrar y luego cenamos y nos casamos un poco más tarde, tuvimos nuestras niñas... --se encogió de hombros. -- No quise meterme en todo, pero es la historia --se rió.

Amor MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora