Marionett Xochimej Semikak es todo un mexicano de corazón aparte de ser un trans, es un padre soltero de dos híbridos, un niño-ciervo de 4 años de nombre Hisoka y un bebé-conejo de 4 meses de nacido de nombre Haku. Es dueño de un salón del té, el cu...
✥ Dicen que las mejores historias, empiezan a partir de una simple idea ✥
Existe un rumor, un tanto famoso que habla sobre un salón del té, que abre solamente de noche, que cumple deseos y hace milagros, es un lugar lleno de bendiciones, como si se tratara de una iglesia, que para acabarla de a molar, hace servicio una bella y hermosa mujer vestida de monja, quien solo hace su labor seis días ya que el séptimo es el día de descanso, es algo gracioso ¿no? y a la vez irónico, un lugar así de santo se puede hallar en el bajo mundo. Dicen que aquellos que quieran que se les cumplan sus deseos, solo tendrán que ir a visitar a este lugar a la media noche, pues es la hora en que esta abierto, cuentan que cualquier deseó será concedido si solo beben de su té, para así obtener finalmente sus sueños hechos realidad, ya sea felicidad para ellos mismos o miseria para los demás. Siendo así, este el famoso rumor del salón del té nocturno que cumple deseos o más conocido como la misericordia de la hermana...
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Karlheinz se encontraba en el despacho de su enorme casa, ordenando unos cuantos papeles, cuando de repente sus oídos escucharon unos golpes provenientes de la puerta principal de la mansión, teletransportandose al recibidor, se sentó en un sillón color rojo escarlata, imitando a sus hijos biológicos cuando este los iba a visitar para presentarles a sus nuevas novias de sacrificios que al final terminaban en la colección de muñecas de Kanato, mientras uno de los sirvientes abría la puerta, mostrando a sus queridisimos y amados hijos con sus respectivas maletas cada uno.
Karlheinz : - Suspira - ¿Esta vez cuál fue la causa de la destrucción de sus casas?
Reiji : Los golpes dados por Subaru a la pared, termino colapsando nuestra casa
Ruki : Kou quiso hacer el desayuno, la cocina se incendió quemando así nuestra casa
Karlheinz : Saben que e sido un padre comprensible y paciente con ustedes, pero esta es la 13 mansión del año que es destruida a manos suyas y lo estoy diciendo para ambos clanes, si supieran cuántas horas de mi vida e trabajado para que tengan la vida que ahora tienen
Ayato : Ore-sama ya se quiere ir a su habitación
Kanato : Ñeee~~ Teddy tendremos que volver a iniciar de cero con nuestra colección de muñecas-chan
Shu : Tsk, hacen mucho ruido
Karlheinz : Como me equivoque tanto al no criarlos - Pensaba - Entren son siempre bienvenidos a esta casa - Murmurando - Aunque también esta es su casa
Sus 10 hijos al escuchar esas palabras mágicas siendo pronunciadas por esa persona, no lo pensaron más y desaparecieron con todo y maletas de la vista de su padre. Ahora se encontrarían metidos en algunas de las tantas habitaciones que tenía esa casa, desempacando las pocas pertenencias que tenían dentro de esas maletas.
Karlheinz : Prepárame un té, ponle algo de miel por favor y llévalo a mi despacho
X-Sirviente : A la orden, señor
Nuevamente se teletransporto a su despacho sentándose en frente de su escritorio de roble oscuro, teniéndolos nuevamente viviendo con el en la misma casa sería un verdadero infierno y se tardaría días en buscar alguna residencia suya que estuviera disponible, ya que la mayoría seguían en construcción o la estaban pintando o amueblado, pero también quería que a la vez estuvieran un poco cerca de la Academia Ryoutei y de la cuidad pero a la vez algo lejos de ambas.
X-Sirviente : - Tocando la puerta - ¿Puedo pasar, señor?
Karlheinz : Adelante
X-Sirviente : Con permiso - Entrando con charola en mano - Aquí la traigo la que me pidió, señor
Bebía su té tranquilamente en soledad, lo recordaba mucho a su amante y a su té que este preparaba, aunque no tenia el mismo sabor, le relajaba siendo eso lo que más le importaba en estos momentos que estaba bajo mucho estrés, gracias a la noticia dada por los dos clanes, ambas residencias donde aquellos vivían, hora se encontraban en la lista de mansiones destruidas a manos de sus hijos, estaba cansado y triste de que sus hijos no valorarán todo el esfuerzo y sacrificio que el hacia por ellos, si tan solo entendiera lo duró y cansado que trabajar y ¿Porque no?.
Así les enseñaría a valorar más las cosas que uno les daba y que sean más responsable y cuidadosos con no destruir sus casas, ya era el momento en que sus hijos emprendieran el vuelo, es decir dejar de mantener a unos par de vagos y buenos para nada. Y que mejor que empezar con el duró camino de la vida que es el trabajo, aunque si lo pensaba detenidamente, algunos de sus hijos, que son la mayoría, no tendrían la oportunidad de conseguir un trabajo, pensado en algún lugar donde pudieran aceptar sin el problema de si son mayores de edad.
Pensaba y pensaba cuando sus ojos color ámbar se cruzaron con una foto de una joven y bella chica que siempre se encontraba en su escritorio, era muy preciada e importante para el, cuando tenía conflictos, problemas u otra cosa por el estilo y asta cuando salía de viajes de negocios se la llevaba consigo. Siempre estaba hay presente cuando el más la necesitaba, estaba impresa en un marco color dorado con detalles blancos que eran más bien unas cruces que estaban a los lados, tomandola en mano, deslizó las yemas de sus dedos sobre la foto enmarcada, mientras en sus labios se formó una sonrisa.
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"Honrad y alabad a Dios, amante del té" "Pues así cualquier deseó se hará real"
Estaba escrito con letras negras en la parte superior de abajo del marco, aun recordaba perfectamente cuando su amado amante le aseguraba que algún día, abriría en un futuro no muy lejano un salón del té y que sería el más famoso de la ciudad. Al principio pensó que estaba completamente loco y que jamas lo lograría que mejor se pusiera a estudiar para tener un futuro asegurado, con una buena carrera que lo beneficiará, si, admitía que la forma en que preparaba el té era única pero eso no demostraba nada. O eso fue lo que el pensó en su momento, asta que llego un día y lo puedo presenció frente a sus ojos, pero no de la manera, en la que el hubiera esperado.
