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- Entonces ¿Que haremos para desayunar? - la japonesa pregunto sonriente como siempre.
La pregunta alertó un poco a Dahyun - ¿Haremos?... No, yo me encargo, no hace falta - Sus palabras fueron interrumpidas
- Vamos Dubu, hagámoslo por tu pequeña -

No hace falta mencionar que dicha frase llegó de manera agridulce directo al corazón de Dahyun.

Ambas entraron a la cocina y después de un rato llegaron a la desición de hacer panqueques para Arin, con el detalle de que serían panqueques especiales en forma de dinosaurios. No van a negar que necesitaron hacer varios intentos puesto que ninguna de las dos era muy buena dibujando reptiles de masa.

- Sabes Dubu, cuando me enteré sobre lo de Jun no podía creerlo - Sana hizo a un lado el silencio que invadía la cocina. - Después de todo... Jun siempre fue mi amigo -

Para Dahyun, esas simples palabras la hicieron revivir esa parte de su historia, de su vida.
Jun estaba en la carrera de relaciones internacionales junto con Sana cuando ella y Dahyun eran novias, eran grandes amigos pero desde que se conocieron Jun siempre estuvo enamorado de ella, recuerda cuando todo cambio en tan poco tiempo.

A finales de su último año, Dahyun y Sana tuvieron una pelea, seguro fue por algo tonto e insignificante porque Dahyun no es capaz de recordar el motivo del conflicto.
Ambas estaban enojadas, buscando una distracción la más joven salió a una fiesta pre graduación, pero además de los estudiantes de administración, carrera que ella estudiaba, había gente de otros cursos, entre ellos Jun, quien estaba al tanto de la pelea entre sus dos amigas. Fue en esa ocasión que después de algunas cervezas se armó de valor y desicidio ser honesto con sus sentimientos.

Lo que no espero esa noche fue encontrar a Dahyun en un estado muy vulnerable y sumamente ebria, lo que paso despues culminó en una mañana llena de arrepentimiento.

Pasaron dos semanas sin que ninguna de las dos se hablaran, hasta el día en que Sana la busco después de que creyera que las cosas estaban mas calmadas entre ellas, la pobre no tenía idea de lo que había sucedido, ese mismo día Dahyun se enteró que sus acciones tendrían grandes consecuencias.

-Dubu, amor... Se que lo que paso estuvo mal y quiero que sepas que jamás volverá a suceder algo así porq- No podía ocultar más la inminente noticia, así que freno de golpe la japonesa.
-Sana estoy embarazada-

Pudo ver a través de sus húmedos ojos cómo el corazón de su novia se quebraba en millones de pedazos cuando dijo quien era el futuro padre, y aunque su propio corazón estaba prácticamente desecho desde el dia en el que cometió ese error, ver a Sana así lo pulverizó por completo. Días antes de la graduación Sana se marchó a su país natal, desde ese entonces y hasta la fecha no había sabido mas de ella.

Jun, después de titularse le propuso matrimonio a la futura madre de su bebé, cuando u familia estuvo al tanto no le quedó más que aceptar.
Y ahora, su querido esposo había muerto dejándola sola con su hija y Sana estaba de vuelta, era demasiado abrumador para poder procesarlo.

El silencio había regresado, Dahyun quería decir algo, pero al sentir el nudo en su garganta luego de recordar lo sucedido prefirió no hablar.
- ...Pensar en que tu y la niña ahora estaban solas, no podía permitirlo... Es por eso que vine en cuanto pude -

- N-no tenías que hacerlo Sana - Dahyun trato que su voz no sonara tan cortada.
- Claro que tenía que hacerlo, tu sabes que hace mucho juré estar para ti siempre... rompí esa promesa una ves y no volveré a hacerlo jamás, menos ahora -

Sana estaba peligrosamente más cerca de Dahyun sin alejar la vista de los ojos contrarios
- Dubu... a pesar de todo lo que pasó... yo nunca deje de am... - la mano llena de harina de Dahyun detuvo lo que Sana estaba a punto de decir, sabía lo que diría y le aterraba, le aterraba saber que por más tiempo que pasará ella también seguía sintiendo lo mismo.

- Perdón... Y-yo - la revancha de Sana llegó de la misma manera, con harina de panqueques en toda la extensión de su rostro.

Si bien, hasta hace unos momentos estaban al borde de las lágrimas ahora ambas no paraban de reír con las manos y caras rebosantes de harina.
Esa era una costumbre de ellas desde que empezaron a salir, la pareja siempre fue de lo más alegre.
Antes de que sus risas cesaran la puerta de la cocina se abrió lentamente dejando ver a una adorable niña con un peluche en brazos.

- ¡Señodita Sana! -

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Ohhhh chica, ya es la hora del té
Admito que quería hacer el chisme muy fuerte

Así yo escribiendo este capítulo


Vamos, dejen sus comentarios y sus votos, si le dan amor hago maratón!!

La amiga de mami  [SAIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora