Fred & George Weasley One Shots

Well That Was Unexpected

Fred Weasley x Reader

Contexto: Las primeras palabras que tu alma gemela te diga están tatuadas en tu mano. Cuando Fred descubre que eres su alma gemela, no sabe exactamente cómo decírtelo, pero conociendo a Fred Weasley, nunca nada sale como está previsto. 

TW: Ligeras menciones de ansiedad, menciones de humillación publica.

Todo el mundo conocía a las almas gemelas. De hecho, muchos de tus compañeros ya habían encontrado la suya. Tú, en cambio, no habías tenido tanta suerte. Y a medida que entrabas en tu sexto año, el miedo se apoderó de ti de que nunca lo harías. Por supuesto, eso era ridículo, sabías que tenías un alma gemela. El tatuaje en tu muñeca izquierda con el garabato más desordenado que jamás habías visto era prueba suficiente de ello.

Sin embargo, el miedo te invadió, sobre todo después de que cada vez más compañeros encontraran a sus almas gemelas cuando llegaron los estudiantes de Beauxbatons y Dumstrang. Sin embargo, no podías decir que estabas exactamente sorprendida. Te gustaba estar la mayoría del tiempo sola y muy rara vez hablabas con alguien que no fuera de tu casa. No es por falta de amigos, sino por una disposición natural a ser reservado. ¿Cómo ibas a conocer a tu alma gemela si apenas hablabas con gente nueva?

El gran salón rebosaba de energía. La gente se reunía alrededor mientras sus compañeros introducían su nombre en el cáliz de fuego. Los gritos de júbilo sonaron cuando Cedric Diggory arrojó un papel en el cáliz. No te molestaste en levantar la vista de tu libro, hasta que sonaron más vítores en la sala. Al observar la sala, te diste cuenta de que los gemelos Weasley entraban corriendo. Observando cómo corrían hacia sus amigos, tus ojos siguieron a uno de ellos en particular.

Nunca habías hablado con ninguno de ellos, aunque sabías mucho de ellos. ¿Cómo no hacerlo con una reputación como la de ellos? Siempre te habían llamado la atención; su pelo ardiente y su personalidad aún más ardiente. Eran la comidilla del colegio con todas sus bromas, por no hablar de la reputación que se habían labrado jugando al quidditch. Para ti, Fred siempre había destacado más. Era más ruidoso que George, y mucho más propenso a causar una escena, pero eso te gustaba de él. No le asustaba la atención, ni la buena ni la mala, de hecho la avergonzaba. Así que no pudiste evitar desarrollar un enamoramiento de colegiala por el gemelo mayor. Sin embargo, era ridículo; los dos nunca habían hablado.

"¡Lo cociné esta misma mañana!" Oíste decir a George. Esto llamó tu atención. Hoy ya habías visto a otros tres alumnos tomar una poción para intentar introducir sus nombres. De hecho señora Pomfrey te había ordenado que llevaras a la enfermería a cualquier otro que lo intentara. Los gemelos no podían pensar que una poción de envejecimiento iba a funcionar, ¿verdad?

"No va a funcionar" cantó Hermione Granger con voz cantarina. Conocías a Hermione de la biblioteca, donde pasabas la mayor parte de tu tiempo libre. Habías compartido mesa con ella una o dos veces, y habías tenido bastantes conversaciones de pasada. Los gemelos se agacharon junto a ella a ambos lados, pero no pudiste captar lo que decían debido al volumen de la sala. Algo sobre que Dumbledore era poco inteligente. Pronto los gemelos se pusieron de pie sobre las gradas con pequeños frascos en la mano.

"¿Listo Fred?"

"¡Listo George!"

"¡Arriba los frascos!" Los dos gemelos dijeron al unísono y se tomaron de los brazos los frascos. Luego saltaron sobre la línea de edad. Bueno, esto será interesante.

Ambos se pavonearon un poco para celebrar su victoria de haber superado la línea. Luego se dirigieron a la copa, dejando caer cada uno un trozo de pergamino en el fuego. Pero tan pronto como el fuego estalló, los dos chicos salieron volando por el gran salón. Hubo un momento de silencio y luego todos estallaron en carcajadas cuando el pelo de los gemelos empezó a crecer y a volverse blanco. Te reíste de las payasadas de los chicos. Tenías que admitir que, aunque su plan era poco inteligente, tu afición por ellos no hacía más que crecer.