Fred & George Weasley One Shots

The Only Exception

Female Reader x George Weasley 

Contexto: _____ jura que nunca se enamorará. George está decidido a cambiar eso.

Observó cómo el pecho de George subía y bajaba al ritmo de su respiración. Tenía los ojos cerrados y las pestañas brillaban contra su mejilla mientras soñaba, con el cálido sol de la mañana adornando sus rasgos. Lo estudiaste desde tu lado de la cama, con un brazo deslizado bajo la almohada y otro acariciando el brazo de George. Sonreíste mientras él dormía, asombrada por el hecho de ser tan afortunada. Y un calor llenó tu cuerpo mientras lo mirabas, una sensación indescriptible que llenaba tus sentidos y hacía que tu cerebro y tu corazón se sintieran como si estuvieran en llamas. Era una sensación que habías evitado durante tanto tiempo y que habías jurado que nunca sentirías. Pero aquí estabas, junto a George, sintiéndote abrumada por un sentimiento que siempre habías dicho que no existía. El amor.

Tenías ocho años cuando tu padre se marchó, dejando tras de sí la cáscara rota de tu madre. Había llorado mientras se marchaba, lamentando la acción que le había puesto en esta situación. Una noche de borrachera, después del trabajo, había roto la promesa que le había hecho a su mujer hacía tantos años. Entre sollozos rotos juró que aún la amaba y lo proclamó mientras ella le arrojaba sus pertenencias, gritándole que se fuera de la casa. Tú habías observado desde lo alto de la escalera, con la cabeza asomando por los barrotes de la barandilla, con las lágrimas resbalando por tus mejillas.

Tus padres siempre habían parecido tan increíblemente enamorados; las caricias y los dulces besos que compartían y la forma en que se miraban te hacían creer que eran la personificación de lo que era el amor. Pero observaste cómo se gritaban y se peleaban y decidiste en ese momento que estabas equivocada. Las personas que se amaban no podían causar este tipo de dolor. Y si lo que tenían tus padres no era amor, sabías que ese sentimiento no existía realmente.

Entraste en tu habitación y sacaste el libro de cuentos que tu padre te había regalado por tu séptimo cumpleaños. Tus padres solían leértelo antes de dormir, te acurrucabas entre los dos mientras te contaban las épicas historias de romance e intriga, señalando siempre a la princesa y a su salvador y diciendo: "¡Mira! Es igual que mamá y papá". Tiraste el libro en una caja de las pertenencias de tu padre, esperando que desapareciera para siempre de la misma manera que lo había hecho tu padre. Porque eso era todo lo que el amor era, un cuento de hadas.

Tu padre se fue de tu vida. Nunca lo volviste a ver. Tu madre nunca se volvió a casar. Ella renunció al romance y cada noche, después de su tercera copa de vino, entraba en tu habitación y te recordaba que nunca más se enamoraría y que no debías permitirte intentarlo. Te tomaste sus palabras al pie de la letra.

George había aparecido, literalmente, en tu vida durante tu quinto año en Hogwarts. Estabas colocando libros en la biblioteca cuando él dobló la esquina hacia el pasillo en el que te encontrabas. Miró por encima de su hombro mientras corría y se giró justo a tiempo para verte apretada contra la estantería con los ojos muy abiertos. Intentó detenerse antes de chocar contigo, pero acabó resbalando en el suelo debajo de él. Cayó al suelo y apenas te perdió de vista. Jadeaste y dejaste los libros en el suelo rápidamente. Le tendiste una mano y le preguntaste si estaba bien. Él te miró y sonrió.

"Estoy bien ahora que una chica guapa como tú se ofrece a cogerme la mano" dijo con una sonrisa. Retiraste la mano y trataste de ocultar el calor que subía a tus mejillas. George se limitó a sonreírte antes de levantarse de un salto y quitarse la túnica. Te envió una sonrisa descarada antes de apoyarse en la estantería de al lado.

"Me llamo George Weasley" dijo con orgullo, " ¿Cuál es tu nombre?" preguntó. Lo ignoraste, sin confiar en la sensación de revoloteo en tu estómago.