Capítulo 10

119 7 0
                                    

Dawn se despertó y miró el reloj de su muñeca, ya era de día. Suspiró aliviada, todo parecía ir bien. La noche había transcurrido tranquila.

Miró a su alrededor buscando a Buffy, pero ni ella ni Spike se encontraban allí.
Agudizó su oído, tratando de averiguar si estaban en alguna otra parte de la casa, pero no escuchó nada.
Se levantó y despertó a Willow; juntas revisaron habitación por habitación, tratando de encontrarlos, pero no había ni rastro de ellos.

—Esto es muy raro. —dijo Willow —Buffy no se marcharía sin decir nada.

—¿Dónde crees que puede estar? ¿Y adónde ha ido con Spike? Ya salió el sol.

—No lo sé, no me dijo que pensaba irse. Deberíamos llamarla.

—Sí, tienes razón.

Acto seguido Dawn cogió el teléfono y marcó su número, pero no obtuvo respuesta. Poco después el teléfono de Buffy comenzó a sonar dentro de la misma estancia.

—Quizás haya ido con Giles. —apuntó Dawn, cogiendo el móvil de Buffy y colgando.

—¿Por qué iría con él? Ya contactó con las cazadoras...

—Las cazadoras. —dijo Dawn cayendo en que seguramente llegarían en breve.

—Deberíamos esperar a que lleguen, ellas podrán ayudarnos. Cuántas más seamos mejor, no sabemos qué puede estar pasando. Y debemos protegerte de Glory.

—Pero, ¿y Buffy? —dijo Dawn aún inquieta, mirando en derredor —Además, no se ha llevado las llaves de casa, ni el móvil...

—A lo mejor pensaba que nosotras seguiríamos aquí para abrirle la puerta cuando regresara.

—Pero eso sigue sin explicar que Spike también haya desaparecido, no hay muchos sitios a los que pueda ir a plena luz del día.

—Ya...

—¿Y si le ha pasado algo, Willow? Tenemos que buscarla, no podemos quedarnos de brazos cruzados. —dijo Dawn esperando una respuesta por parte de Willow.

—Ahmm, creo que hay algo que podemos hacer. —susurró mientras acariciaba su mentón.

Lucifer avanzó unos pasos hasta alcanzar el trono y se sentó.
Le dedicó una sonrisa de superioridad a Buffy y volvió sus ojos hacia las criaturas que habían arrastrado a ambos chicos hasta allí, haciendo a continuación un leve gesto con la cabeza. Estos los soltaron, dejándolos a solas con el moreno.

—Bueno, bueno. Una cazavampiros y un vampiro, ¿quién se lo iba a imaginar? —esbozó una sonrisa condescendiente y los miro de arriba abajo.

—Sé lo que quieres. —dijo Buffy, mirándolo desafiante.

—Muy bien, entonces todo será mucho más rápido.

Lucifer alzó una mano y un gran chirrido inundó la estancia.
Buffy y Spike miraron hacia el lugar del que provenía el sonido.
Del techo descendió un pequeño baúl, que Lucifer tomó entre sus manos y abrió sin mediar palabra. Observó su contenido y dirigió una sonrisa torcida a los chicos.

—Bien, vampiro, acércate.

Spike obedeció instantáneamente, sin poder remediarlo. Una vez estuvo frente al trono, Lucifer agarró su cara y lo observó detenidamente. El rubio, incapaz de sostener su mirada, desvió los ojos.

Buffy no podía moverse. Por mucho que lo intentara, sentía como si una garra enorme la tuviera aprisionada. Tan solo podía observar con impotencia cómo se desarrollaba la escena.

—No lo comprendo. —dijo Lucifer en tono neutral, casi con asco —Alguien como tú no debería mezclarse con esta escoria. —terminó alternando la mirada entre Buffy y Spike, y soltando el rostro de este último —Por algo eres la cazavampiros...

InolvidablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora