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Agradecía al cielo que el profesor se haya apiadado de nosotros al decidir terminar la clase antes, creo que hasta el se dio cuenta que una clase tan larga era diabólico.

Estaba agotado y solo eran las cinco de la tarde, y Yuki vendría a buscarme a la hora que se supone que terminaba la clase, que era a las seis y media. ¿Qué hago? ¿La llamo para que venga antes? No, debe estar ocupada, siempre está ocupada. Pero me quiero ir a casa! Aunque sea quiero dormir algo para no caer tan temprano en la fiesta de Konoha.

Solté un suspiro, uno grande, ya que estaba en un mini conflicto conmigo mismo, entre optar por molestar a Yuki e interrumpirla en lo que sea que esté haciendo, o quedarme esperando una hora y media en la universidad como estúpido. Podría intentar irme solo, pero me da miedo perderme, ya que es horrible querer llegar a casa y no saber donde demonios queda.

Una vez me pasó y fue muy frustrante, porque la señora que me estaba queriendo ayudar me preguntaba: ¿Dónde queda tu casa? Dame una referencia. ¿Cómo no te vas a acordar?. Aaah, lo siento, no sabía que existía una condición así.

SI! DEMONIOS! NO SÉ DONDE VIVO, Y SI SEÑORA, EXISTE UNA CONDICIÓN ASÍ! GRACIAS.

Gracias al cielo mi hermana me socorrió, pero al llegar a casa lloré como un bebé. Es frustrante saben? Depender siempre de alguien para cosas básicas como movilizarte en el transporte público por ejemplo. No digo que no pueda, es solo que pasar por la experiencia es vergonzoso y quizá no he aprendido de ella y por eso aún me da miedo.
Intentaré mandarle un mensaje a Yuki.

Akaashi
Salí antes. Estás libre?

Envié el mensaje y nisiquiera un segundo tuve que esperar para que fuese respondido.

Yuki.
Estoy cerca de tu trabajo, podrías ir ahí?

Gracias al cielo si recordaba donde quedaba.

Akaashi.
Si, voy.

El frío de la tarde me helaba la nariz y quería llegar pronto a casa. Osea, no me molesta el invierno, pero el frío es terrible.
Mientras esperaba afuera de mi trabajo, veía como la gente pasaba, apurada y en sus mundos, inmersos en sus rutinas y sus vidas, arrastrados por la inercia del ritmo de lo que significa vivir.

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Al llegar a casa, solo me tiré en la cama a dormir. Mi cuerpo pesaba y mis ojos se sentían calientes. Realmente me encontraba cansado. Sin darme cuenta dormí tres horas, despertando a las nueve.
Me bañé y vestí, ya que no iba a ir con cara de culo y olor a dormido, no.
También fui a comer algo, ya que no podía llegar con el estómago vacío a la fiesta, porque lo que menos habría sería comida.
— ¿Y este chico tan guapo? ¿Quién es? — la voz de mi madre me sorprendió.
— Creí que era yo el que no podía reconocer a las personas — respondí, bromeando con mi condición, logrando hacer reír a mamá y a Yuki, la cual estaba desparramada en el sofá de la sala. Si, desparramada, porque una cosa es sentarse; poner el trasero en el sofá y apoyar la espalda en él, y otra muy diferente es estar desparramado; donde no sabes que figura abstracta es que está tratando de mostrar con su cuerpo y realmente comprendes que el cuerpo es bastante elástico.
— ¿Dónde vas tan guapo? — pregunta la figura abstracta del sofá.
— A pararme en una esquina y subirme al primer auto que me chiflee — respondí con la boca llena. Lo bueno de tener "cara de póker" es que puedo decir cualquier broma y los músculos de mi cara se verán igual que cuando leo algo aburrido.
— Keiji! — regaña mamá entre risas.
— ¿Así que te rendiste de la psicología? — pregunta Yuki incorporándose en el mueble.
— Si, hoy es mi primer día en este empleo, deséame suerte — no pudimos aguantar la risa y estallamos en carcajadas. — Konoha hará una de sus fiestas — terminé por decir la verdad.
— Ah! Que linda es la juventud! — responde esta volviendo a su forma extraña en el sofá — ¿Necesitas que te vaya a dejar o buscar? — pregunta.
— No, Suna vendrá a buscarme y mañana me vendrá a dejar, gracias de todos modos — respondí — Y no está drogado, si? — me apresuré a decir, ya que ya había escuchado a Yuki suspirar para decir algo sobre eso.
No es que no le cayera bien Suna, solo que muchas veces le molestaba lo despreocupado que era. Bueno, no era la única, pero después pasar tanto tiempo con él, uno se acostumbra.
El timbre de la casa sonó y me puse en pie para abrir.
— Mi primer cliente — dije corriendo a la puerta, encontrándome con papá al abrir.
— Woao! No sabía que le aplicabas a los viejetes — dice la chica del sofá.
— La necesidad tiene muchas caras — respondí y miré a papá, el cual tenía cara de signo de interrogación — Señor, aún no comienza mi jornada, espere unos minutos mas, por favor — todos estallaron en risas.
— ¿De que se ríen? — pregunta el señor bigotudo mientras se adentraba a la casa.
— Akaashi se va a dedicar al negocio de la venta del cuerpo — dice mamá mientras ponía los ojos en blanco y reía, al igual que papá.
El timbre volvió a sonar. Yuki me miró y sonreí.
— Es sorprendente como corre la voz en este vecindario — dije abriendo la puerta, viendo a Suna — Ay no, es mi colega — dije mientras lo hacía pasar.
— Así que irás a pararte a la esquina con Keiji, porque se cansaron de sus vidas universitarias — dice papá, el cual se sentaba para comer.
— Efectivamente señor, nunca está mal algo de dinero extra, cierto Akaashi? — pregunta Suna, el cual pasaba un brazo por mis hombros. Este era bueno siguiendo las bromas y leyendo el ambiente, aparte de ser muy bueno para hacer bromas.
Papá soltó una risa y negó con la cabeza, al igual que mamá.
— Bien, nos vemos mañana — tomé mi abrigo y mi bufanda.
— Cuídense, mocosos, recuerden, siempre con condón — dice Yuki.
— O con la boca — dice Suna mientras salía por el umbral de la puerta, dejando atrás una multitud de carcajadas.
Suna tenía auto y también vivía solo. Sus padres le pagaban los estudios y el trabajaba para mantenerse. No tenía una relación muy buena con ellos, ya que se negaban a creer que su hijo era un "muerde almohadas". Claro, le pagaban los estudios porque como adultos que son, logran separar una cosa de la otra, pero como familia habían decidido no vivir juntos por una buena salud mental. Se llaman una vez al mes como para no olvidar que cada uno de ellos existe, pero nada mas.

One Week.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora