Ocho.

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Cuando aparezco en la cocina, lo hago con una camiseta de el y uno de sus pantalones de deporte. Esta sentado en la encimera, tomando café puro, seguramente, y tiene la vista perdida en el suelo.

Me acerco sin hacer ruido y me siento en la pequeña isla, de modo que quedo sentada frente a él. Sus ojos se posan en mi y sonríe suavemente antes de tomar más café.

-¿Quieres?- pregunta y asiento.

Se baja de la encimera y se pone a buscar una taza para mi. Lo miro en silencio, mientras coloca café recien hecho en mi taza y le pone dos cucharas de azúcar, justo como sabe que me gusta, antes de dejar la taza en mis manos.

Va descalzo, la única prenda que lleva son sus pantalones de dormir. No lleva medias, ni camiseta. Sus rizos rojos están revueltos y sus ojos están más claros esta mañana.

-No quiero mentirte...-comence y su atención se posa en mi-, pero es difícil hablar de esto para mi- fue todo lo que dije.

-¿Alguien te hizo daño?- la preocupación sale a flote y niego rápidamente.

-¡No! No, estoy bien, es solo que...- suspire-, me gusta alguien y ese alguien no me quiere- sonreí amargamente.

-¿Como sabes que no lo hace?- pregunta.

-Me lo dijo- y es cierto. El me dijo aquello, el me dio a entender que jamas seria algo más que su mejor amiga.

-¿Ashton?- pregunta serio.

-¡No! Ash no tiene nada que ver en esto- dije riendo al imaginármelo-. Ashton es buen chico, pero no es la persona de la que hablo- aclaré y asiente.

-¿Puedo saber quien es?- pregunta suavemente y niego.

-No, no quiero hablar de el- dije rápidamente.

-No entiendo porque no querría estar con alguien como tu- dice el confundido.

-¿Por qué alguien querría estar con alguien como yo?- dije riendo.

-¿Por qué dices eso?- pregunta Matti enojado.

-No soy... ¡wow! En los últimos dos años solo he tenido dos citas y terminaron en un fracaso. No soy una chica por la que los chicos se mueren, Matti- dije suavemente.

Se baja de la encimera y acorta los dos pasos que separan la isla de donde el estaba.

-Eres la chica más hermosa que he conocido en mi vida, y no lo digo solo por fuera, sino también por dentro, por la persona que eres y el corazón que tienes. Ali, tu eres la clase de chica por la que los chicos morimos. Y jamás vuelvas a decirme alguna estupidez como la de recién, porque no tienes idea de lo que estás hablando- dice con mis manos entre las suyas.

El silencio nos invade, donde el no despega su vista de la mía y donde yo no se hasta cuando voy a aguantar las ganas de besarle. No es un capricho es una necesidad, tan grande, que siento en mis ojos arder las lagrimas por no poder hacerlo.

Cuando suelta mis manos, pienso que va a alejarse y, sin pensarlo, tomo su rostro en mis manos y lo beso. Un beso donde el no se mueve y yo tampoco y, donde se que al separarme, voy a tener que irme. Pero en esos cinco segundos no me importó, porque quería hacerlo y porque sabia que Ashton se volvía mañana a Inglaterra y que podía volverme con el.

Cuando lo suelto, veo que esta sorprendido y no dice nada, así que yo también, sin hablar, me dirijo a la habitación y me pongo la ropa que traje para ponerme hoy. Siento las lagrimas quemar en mis ojos, pero no puedo llorar aca con el presente.

Se que esta en la puerta en cuanto me estoy cerrando mis jeans y me dispongo a ponerme mis zapatillas.

-Alaia...- y mi corazón se rompe en mil pedazos.

Nosotros: Y Lo Que Nunca Seremos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora