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Perdiendo el tiempo observándote.

Siendo ilusa, imaginándome un futuro contigo.

Porque deseo lo que no es mío.

Lo quiero a él y él quiere a otra.

En la obscuridad  me dirijo a llorar.

Creyendo que no puedo más.

No soporto su sonrisa.

Porque el simple tacto de él, manda miles de escalofríos a mi columna vertebral, observo sus ojos.

Obscuros, como mi alma quebrantable.

Lo quiero a él, pero él quiere a otra.

En la obscuridad  me dirijo a llorar.

Porque su tacto era tan hermoso, era indescriptible.

Su sonrisa me decía lo contrario, por primera vez me enamore de una persona feliz, sin nostalgia ni pasado desgarrador.

Mientras en mis hombros hay toneladas de susurros y marcas de besos, que con tan solo verlos, llorarías.

Porque él no es extraño, es transparente como el color blanco, su sonrisa es indescriptible, su voz y su risa, su pena, su todo, es algo enloquecedor, en donde los sentimientos recíprocos nunca existirán, en donde creo prosas hasta desmayar y él duerme en paz.

Porque me iré con mi llanto a la obscuridad, para que nadie lo vea, para que el no sienta pena, para poder volver a vivir y es entonces cuando la ley de la vida es el sentir y yo lo sentí hasta enloquecer, hasta perder los sentidos.


Lo siento si soy una molestia, lo siento por estos sentimientos de mi pecho, no te preocupes, se pudrirán, siempre lo hacen.

Prosa para ti. (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora