Desastre

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Adrien se sentía extraño.

Por primera vez en años, no tenía absolutamente nada que hacer.

Ni chino, ni esgrima, ni clases de piano, ni akúmas, ni modelaje, ni arreglar algo que Plagg hubiera destruido, ni platicar con algún amigo, o mínimo tener a Marinette a su lado. ¡No había nada que hacer en ese momento!

Su mirada navegó por su habitación y se detuvo al observar la cama. Tenía años que no dormía en el día.

Por lo que recostandose en su cama, se dispuso a dormir tranquilamente hasta que de la nada sintió su celular vibrar.

-¡Agh!
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Adrien esperaba afuera de la panadería a Marinette, con el celular en el oído, llamándola. Después de varias perdidas, una fue contestada.

-Hola mi amor.

Le dijo la ojiazul animada al contestar, escuchándose aire al fondo.

-Marinette ¿Donde estás? Tenemos un niño que cuidar y no puedo hacerlo sin ti.

La ojiazul miró su suelo y contestó.

-¿Te acuerdas del océano Atlántico?

Adrien sentía que quería llorar.

-¿Qué rayos haces ahí?

A diferencia de él, Cosmo Bug miraba las olas con tranquilidad a la vez que volaba, y contestó.

-Fei ocupaba de mi ayuda para mejorar sus poderes. Fue de último momento, por eso no te conté.

Le dijo sonriente, mientras miraba lo pacífico que estaba el mar en ese momento.

Adrien solo dio un suspiro hondo, sonriendo al escuchar lo feliz que ella se escuchaba.

-No te preocupes, yo lo haré solo. Suerte en tu viaje bogaboo. Te amo.

Ella dio una sonrisa y leves pataditas aún volando, al escucharlo.

-Adoro cuando me dices que me amas Chatton. Te amo aún más mi príncipe, se que tu podrás solo con ese niño.

Y cortó la llamada, haciendo que el rubio sonriera bobamente, pidiéndole a su chofer arrancar el auto, ignorando como los padres de Marinette estaban asustados buscando a su hija, pues subieron a su habitación a decirle que su novio la estaba esperando, no encontrándola.

En cambio Cosmo Bug, al ver un pecesito bonito nadando en aguas no profundas, decidió seguirlo por unos cuantos kilómetros.
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El rubio ya más tranquilo, después de escuchar la voz de su lady, leyó la información del infante antes de tocar la puerta.

Pitdes Astre
Es un desastre.

Adrien dio una bocanada de aire, sonriendo y mirando a la nada, intentando fingir que no había leído la información, por el bien de la falsa confianza que él se había creado para no comenzar a llorar.

Estando a tan solo unos segundos de huir, dos mujeres abrieron la puerta del departamento, haciéndolo pasar y brindándole en persona toda la información necesaria.

-Hay pegamento, limpiador, quitamanchas, hilo y aguja, desmaquillante, escoba, extintor, botiquín de primeros auxilios y el número de emergencias. Los ocuparás.

Le dijeron sonrientes mientras observaban como poco a poco, el semblante del Agreste, se convertía en uno lleno de pánico.

Cuando menos se dió cuenta, lo habían dejado solo, por lo que se dirigió a buscar al niño.

En cuanto entró a la sala de estar, el ojiverde palideció al encontrarse de frente con mucho algodón regado, los muebles sin relleno, y un sonriente niño con unas tijeras en las manos.

-Entonces tú eres Pitdes Astre.

Como si nunca hubiera hablado, el niño lanzó las tijeras al techo y salió tranquilo, mientras Adrien observaba incrédulo como se quedaban clavadas en el techo.

De algo estaba seguro, si Hawk Moth no lo había derrotado en los tres años que llevaban combatiendo, ese niño lo haría en tres horas.

Los sensores del ojiverde se activaron al detectar un olor a pintura de pared, por lo que casi volando, el modelo entró a la habitación a la cual Pitdes había entrado, encontrándose con una pantalla plasma totalmente pintada con pintura blanca.

-No hagas eso Pit...

El habla del rubio fue interrumpido por el niño, quien malvadamente, le aventó el control directo a sus partes sensibles, haciéndolo ver estrellitas, de tanto dolor que le provocó.

Rayos, ya se las había roto y ni siquiera las había estrenado. ¿Por qué Marinette tardaba tanto?
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Una ojiazul sonriente, que miraba la foto del pecesito que siguió hasta el golfo de México, esperaba paciente a que alguien abriera la puerta del departamento donde vivía el niño.

En cuanto se abrió, lo primero que observaron sus ojos al ver hacia el interior, fue a su amado novio hincado, y a su espalda, la casa hecha un desastre.

-¿Que te pasó?

Preguntó al verlo lleno de harina, pintura y huevos, acercándose donde él y ayudándolo a levantar.

Él se acercó a su oído y habló.

-Marinette, huye.

Le susurró antes de observar como él niño lanzaba un encendedor hacia el relleno del mueble, mirando ambos en cámara lenta como se encendía el fuego.

Ambos se miraron entre sí con espanto, al ver los muebles sin relleno, el relleno encendido, harina por donde quiera y la habitación del niño llena de pintura.

-Voy por el extintor.

Dijo la ojiazul perpleja, mientras sentía como su amado lloraba en su hombro.

En cambio el niño se tomaba selfies haciendo caras malvadas, sinceramente sorprendido pues ellos habían sido los primero niñeros que no renunciaban.

Continuara...

¿Entendieron el chiste del nombre del niño? JAJSJSJJSJSJ

Acaba de nacer un sobrino que se llama Pitdes, y me dio risa porque... ¿qué clase de nombre es ese?

Si su apellido fuera Astre, sería muy chistoso JAJAJSJJSJ. Pero nah, se apellida Dugue 👎

Pero bueno, ojalá les haya gustado.

En fin, disfruten.

Somos niñerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora