Ver el cielo parisino nublado a través de la ventana del auto, un sentimiento de alivio y la liberación de un peso fuerte sobre sus hombros hacía a Adrien sentir la cercanía a la plenitud.
El auto se detuvo e impecables Dupain y Agreste bajaron del auto tomados de la mano, portando él un traje y ella un vestido de cóctel azul marino impecable, escuchando de fondo el sonido de sus tacones sonar en la callada acera, mirando la fachada del establecimiento al que finalmente habían llegado.
En media hora sería la ceremonia de graduación de la preparatoria y ellos deberían de haber ido ya en camino pensando en el tráfico de esa ciudad capital. Pero sus mentes pensaban en algo aún más importante que graduarse, algo que si no hacían no podrían dormir tranquilos: ir a cancelar el contrato con la agencia de niñeros.
La puerta del establecimiento se abrió apreciando en el suelo una alfombra roja que el ojiverde no recuerda estuviese ahí la primera vez que fue, al mismo tiempo que apreciaba como todos los empleados del lugar les aplaudían y tomaban fotos como si fueran celebridades. Tal vez si eran celebridades, pero en ese lugar nunca los habían tratado como tal.
Los dos miraron extrañados los honores que les estaban haciendo, mientras una figura pequeña detrás de los flashes de la cámara se acercaba a los ahora encandilados. La recepcionista después de saludarlos de mano, habló señalando hacia los segadores flashes.
-Ahí viene la presidenta.
Dijo la recepcionista mientras preparaba una medalla, al mismo tiempo que los camarógrafos le abrían paso a la máxima autoridad del lugar.
-Permiso.
Escucharon decir de la dueña del lugar, a lo que ellos no pudieron evitar dar un jadeo de sorpresa al reconocer inmediatamente la voz de esta.
-¿Tú?
Exclamaron incrédulos al verla salir de entre las luces, mirándose entre ellos sin la más mínima idea de lo que estaba pasando.
¿¡Myléne Hapréle era la dueña de la compañía?!
-Hola chicos.
Habló mientras se acercaba donde ellos y posaba para las cámaras, haciendo que azules y verdes se miraran aún sin procesarlo.
La futura diseñadora miró con espanto como su amiga activista se había vuelto CEO de una empresa opresora de empleados, en cambio Adrien se tomó unos segundos para apreciar todo ese programa.
-¿Así es con todos los empleados cuando terminan su contrato?
Preguntó el modelo mientras tomaba la medalla que Mylene le estaba dando como si fuese un acto cívico.
-Por supuesto que no, esto lo hacemos porque son los primeros que terminan su contrato vivos y sanos.
Dijo sonriente mientras disfrutaba de las mieles del capitalismo del cual ella tanto se quejaba y manifestaba en contra, ignorando como sus contrarios sentían sus estómagos fríos.
Con que esa era la razón por la cual Myléne no iba a ir a la universidad el siguiente año.
.
.
.Birretes oscuros ser lanzados al aire por todos los estudiantes que se estaban graduando de aquel colegio francés. Gritos de júbilo llenaban toda la cancha mientras los aplausos de los presentes padres de familia (y Gabriel tablet) y tutores, resonaban.
-Felicidades, graduados.
Habló el director por el micrófono mientras los estudiantes se abrazaban entre ellos felices.
"Felicidades" "Genial" "Bien hecho hermanos" "Esto va para mi blog" "Y después a oprimir empleados" "Había 97.3% de probabilidad de lograrlo" "Lo logramos Bogaboo" "¡Adriboo, perdedora, nos graduamos!" "Chloe baja de mi espalda" "Lo hicimos" y más gritos entre el júbilo de los grupos graduados ese año, se escuchó retumbar en la cancha.
Tras toda esa ceremonia, con sentimientos agridulces todos se dirigieron a la fiesta, saliendo en dirección al salón que estaba a una cuadra del instituto, sabiendo que esa había sido la última vez que estarían ahí.
Abrazados entre sí, un grupo de amigos morenos, azabache y rubio se dirigía a la salida de la escuela, habiéndose quedado últimos, y al parecer solos.
-Y es ahora cuando nos separamos.
Dijo en un suspiro la ojiazul mirando por última vez la entrada de su preparatoria por dentro, mientras el carraspeo de Alya la sacaba de sus pensamientos.
-Querrás decir cuando tomamos nuestros propios caminos, pero no cuando nos separamos. Nuestros caminos están entrelazados Marinette, nos une algo mucho más que la amistad.
Dijo mientras los kwamis asomaban la cabeza y Nino asentía.
-Algo milagroso.
Todos rieron mientras se abrazaban con ligeras lágrimas en los ojos, para después separarse Alya y Nino de ellos, y caminar despacio el camino hacía la fiesta.
En cambio Marinette y Adrien miraron el firmamento nublado de esa tarde, respiraron el olor a lluvia y unos truenos les avisaron que una tormenta podía acercarse. Observaron las primeras gotas de lluvia caer a un metro de sus zapatos y ellos sonrieron llegandoles recuerdos y sensaciones de haber vivido ese momento antes.
-Esta entrada significa mucho para mi-
Dijieron al unísono mirando la misma lluvia caer tres años después de cuando la miraron caer juntos por primera vez.
La del vestido azul buscó en su bolso de mano y de este sacó un paraguas compacto. Ella se lo entregó a Adrien, quien inconscientemente se puso frente a ella y se lo extendió, teniendo la misma visión que tuvo en su segundo día de escuela, solo que ahora con 17 años cumplidos.
Ella lo miró sonrojada, deleitandose con la imagen que la había flechado por primera vez.
-Al menos podré ver este lugar por última vez de la misma manera que lo vi cuando me enamoré de ti.
Le dijo mientras se acercaba y lo besaba larga y tendidamente, como ella le hubiese gustado hacerlo cuando se dio cuenta que se había enamorado ¿Por qué un clima tan tétrico los hacía recordar cosas tan bellas?
Ambos dieron un suspiro y abrazados bajaron los escalones por última vez, cubiertos por el paraguas. Miraron la entrada por fuera, como sabían la mirarían en adelante, y sonrieron.
-Tanto esperé que llegara este día para que dejáramos de ser niñeros, pero ahora comienzo a desear que nunca hubiese llegado.
Dijo mirándolo ya con resignación, mientras caminaban en dirección al salón, no observando como su exprofesora Bustier salía tras de ellos, habiendo visto la escena entre los muchachos.
-Vaya, ellos si que están hechos el uno para el otro. Ni modo, tendré que decirle luego a Adrien que el nuevo modelo económico que creo solo para pasar su proyecto de economía, fue tan elogiado por la ONU que le obsequiaron una isla privada en el Caribe.
Y tras pensar en voz alta, la mujer extendió un paraguas y se fue a despedir a su generación favorita.
Fin.
Pues con esto doy por concluida esta historia que moría por terminar.
No sé que decir, la verdad tengo sueño y no tenía mucha inspiración. Talvez estén sorprendidos porque escogí que Myléne fuera la creadora de todo ese caos, la respuesta es.... ni yo lo sé, siento que nadie se lo esperaba.
Pero hey, al menos si consiguieron la isla.
Ojalá les haya gustado esta historia babosa, esperando comenzar con las correcciones de los primeros capítulos que escribí hace como 2 años JAJAJJSNSN.
En fin, es el fin. Adiós Somos niñeros.
Mañana checo ortografía, ahora tengo sueño.
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Somos niñeros
HumorAdrien al ver que nesecita dinero para comprar una isla desierta decide entrar a una agencia para ser niñero. Con ayuda de Marinette su ahora novia, los niños logran sobrevivir. #humor #adrinette