PRÓLOGO

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El funeral de mi compañera de clases Haru se llevó a cabo en un día lluvioso, completamente opuesto a lo que ella representaba en vida.

Quiero imaginar que mucha gente asistió al funeral. Sus lágrimas son pruebas de que su vida significó algo.

Estuve ausente en ambos, en el velatorio... Y en el funeral. Estuve encerrado en mi casa.

Lo único que podía hacer era observar el último mensaje que logré enviarle. Era un mensaje corto, y ni siquiera tengo idea si lo leyó o no.

Haru/Sin título

«Quiero comerme tu páncreas»

Enviado.

[...]


Sumida en el silencio, la biblioteca era el lugar de resguardo de muchos estudiantes de la academia Cherryton. Había de veinte a treinta uniformados, centrados única y llanamente en su lectura. Muchos de ellos eran alumnos estudiando para sus exámenes; otros lo hacían meramente por hobby, pero el sitio nunca pasaba de simples murmullos o susurros.

Corría la tarde, cuando de pronto, una embravecida coneja color nieve entró a las apuradas, dirigiéndose a la sección de historia, sin importarle en lo más mínimo dañar el ambiente sereno con su andar. Allí la esperaba un joven lobo gris de complexión delgada que la duplicaba en tamaño, quien, con un carrito lleno de libros, se dedicaba a organizar toda la sección.

—¡Lo siento! —exclamó agitada al detenerse. Sus zapatos rechinaron una última vez contra el reluciente suelo de madera —Salí tarde de mis clases extra.

El lobo solo le dirigió una mirada vacía y siguió con lo suyo.

—Estamos en una biblioteca, así que intenta guardar silencio. —la reprendió luego de unos instantes. Ella asintió y se apoderó de varios de los libros que se hallaban en el carrito, para luego acomodarlos en los estantes con la ayuda de una pequeña escalera.

—¿Que estás haciendo? —preguntó el, con su mirada fija en la coneja.

—Pues organizando los libros —contestó, y luego continuó como si nada.

—Pero esos que tienes son novelas históricas, y este es el estante para los libros de historia.

La chica hizo caso omiso a las palabras de su compañero y se excusó diciendo que no había diferencias entre los dos tipos de libros. El peligris tomo el carrito y se movió a otra sección, sin intenciones de seguir aguantando a la coneja. Ella insistió en ayudar y lo persiguió por cada rincón de la biblioteca.

—¡Si me enseñas, lo haré bien!

—Solo tienes que aprenderte los códigos de las categorías —frenó el carro y se adentró en la sección de suspenso.

—Pero son muchos códigos...

Cómo si la coneja no hubiera dicho nada, el lobo tomó el resto de los libros y los dejó en su sitio, quedándole solamente tres de ellos en mano.

Al no tener nada que hacer, la peliblanca se distrajo brevemente balanceándose con el carrito, cosa que no la entretuvo por mucho tiempo.

—¡Cierto! —gritó exaltada —¡A que no sabes lo que vi ayer en la tele!

Varios alumnos lanzaron leves miradas molestas hacia el dúo. Cómo si todo el tiempo que la coneja trabajó en la biblioteca no hubiera servido para que aprendiera a guardar silencio.

—Baja la voz. —murmuró el gris.

—En el pasado, si había algo mal con tu hígado, te comidas un hígado —prosiguió en voz baja, mientras daba leves pasitos —Si había algo mal con tu estómago, te comías un estómago. Al parecer eso te curaba la enfermedad. Pero estoy segura de que nadie me dejaría comerme el suyo...

—¿De repente le vas al canibalismo?.

—Me refiero a que eres el único al que le puedo preguntar —dijo mientras pasaba su índice sobre el lomo de un libro.

—¿Preguntar que cosa? —dijo casi abstento de la conversación.

—Oh vamos, ya sabes... —una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

Y como si recién se diera cuenta, el lobo mostró una pequeña cara de asombro.

—Espera, no será...? —pero no pudo continuar, ya que la coneja arremetió contra una de sus piernas, haciéndolo caer en el suelo, y quedando ahora ambos a la misma altura.

La cara de confusión del lobo se hizo más grande. Ella lo tomó por la corbata y, mirándolo fijamente a los ojos; con su sonrisita aún vigente, le dijo:

—¡Quiero comerme tu páncreas!

[...]

Quiero comerme tu páncreas: [A.U] BEASTARS Legoshi x HaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora