Sucedió en abril, cuando los cerezos tardíos aún florecían en los árboles.
Había faltado a la escuela para que me quitaran los puntos de mi apendicectomía.
[...]
Número 52, por favor pase a la ventanilla C4.
Mientras el lobo aguardaba a su llamado, se entretuvo leyendo un poco. Los libros eran su fuerte. Desde pequeño se interesó por ellos y tenía una enorme colección en su cuarto. Títulos que iban desde drama y suspenso hasta acción y fantasía, acompañaban a sus muebles. No por nada trabajaba como voluntario en la biblioteca de su escuela.
Por esto mismo pudo distinguir el sonido de un libro chocando contra el suelo, a un par de asientos de el.
Levantó la vista y observó a su derecha. Un par de niños habían pasado corriendo y habían hecho caer el libro al suelo.
Lo miró desde la distancia durante algunos segundos, hasta que por fin se dignó a levantarse y tomarlo. No era ni muy grueso ni muy delgado, aunque más que un libro parecía un cuaderno, de esos que se usan para anotar cosas. Nuevamente levantó la vista para mirar a su alrededor, procurando que no anduviera nadie cerca, y lo abrió.
La primera página era una especie de hoja gruesa, con un título bastante peculiar.
"Viviendo con la muerte"
Decidió dar vuela la hoja, solo para encontrarse con los escritos de alguien. Definitivamente no era un libro, sino...
—¿Un diario? —susurró para si mismo.
"Los doctores ya me dieron un veredicto: solo me quedan unos cuantos años de vida."
Se sentía un poco culpable por leer las cosas de alguien más, pero eso no le impidió el querer satisfacer su curiosidad.
"Habiendo aceptado esto, decidí escribir este diario para poder convivir con mi enfermedad del páncreas."
—¿Páncreas? ¿Muerte? —volvió a susurrar.
"Antes que nada, la enfermedad del páncreas que tengo es..."
—Oye, eso que tienes es mío —una voz femenina se oyó desde atrás suyo, impidiéndole continuar leyendo.
Se dio la vuelta, solo para encontrarse a una pequeña coneja que lo observaba sin expresión alguna.
Tenía puesto el uniforme de Cherryton: una falda gris azulada que le llegaba a las rodillas, acompañadas de un par de medias largas; una fina camisa blanca, una corbata estilo moño de algodón, del mismo color que la falda y un saco marrón claro. Por último, unos zapatos café que parecían lustrados recientemente. En sus hombros cargaba con una pequeña mochila azul.
Sus ojos profundos estaban fijos en los de el.
De pronto sonrió, y corrió suavemente hacia donde el se encontraba.
—¿Estas sorprendido? —preguntó al detenerse —¡Pero no tanto como yo! Pensé que lo había perdido para siempre, así que fui a buscarlo por todos lados, y te encuentro sosteniéndolo —lucía extrañamente feliz.
—Ah, era eso —fue lo único que atinó a decir.
Los altavoces volvieron a resonar.
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Quiero comerme tu páncreas: [A.U] BEASTARS Legoshi x Haru
FanfictionUn tímido y solitario estudiante encuentra por casualidad un diario titulado "Viviendo con la muerte", escrito por Haru, su compañera de clases. En el relata que padece una enfermedad del páncreas y que le queda poco tiempo de vida. Así es como la a...