~Capítulo 2~

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El sol del medio día se cernía sobre los cielos, bañando con su luz a la enorme escuela Cherryton.

La biblioteca solía estar casi abandonada a esas horas, a excepción de dos animales encargados de su mantenimiento. Cuando la mayoría de estudiantes estaban metidos en sus clubes, ellos dos debían realizar un conteo de los libros.

—¡Vaya, si que estaban pesados! —exclamó Haru después de dejar una enorme pila de libros sobre el mostrador.  —¿Tendremos que hacer ésto todos los días?.

—Así es. —respondió su compañero lobo. Al igual que ella, dejó reposar varios libros sobre la mesa.

—¿Pero por qué? —bufó mientras se acomodaba en una silla.

—Es una parte importante del trabajo. —y dicho esto, tomo un lector de código de barras de un cajón para comenzar el conteo. —¿Por qué te ofreciste entonces? —preguntó al ver como la coneja, en vez de ayudar, se había tumbado en la silla para usar el celular.

—Por nada en especial.

—¿Te gustan los libros al menos?

—Ni un poco. —confesó, mientras checaba sus redes sociales. —¡Oh! Pero si leí varios mangas.

—Oye, dime. ¿En serio quieres pasar el resto de tu corta vida metida en una biblioteca? —le preguntó a la par que escaneaba un par de libros.

—Obvio. ¿Por qué no?

—No entiendo qué es lo "obvio". —cuestionó.

—Bueno. ¿Que más debería estar haciendo, entonces?

El lobo pensó durante algunos segundos. A lo mejor, la chica era una de esas obsesionadas con las relaciones románticas.

—Quizá encontrar a tu primer amor... O pedir un aventón en el extranjero y buscar un buen lugar para morir.

—Se a dónde quieres llegar... —dijo mientras sacaba un libro de su mochila. ¿Acaso era su diario? —Pero ¿Tú no tienes cosas que quieres hacer antes de morir?

—Supongo que sí. —murmuró, pensativo.

—Y aún así, no las estás haciendo ahora. ¡Puede que hasta aparezcas muerto mañana! Eso es cierto tanto para mí como para ti. Cada día es tan valioso como los demás. Lo que haya hecho o no, no cambia su valor. ¡Me divierto haciendo cosas normales como estás! —y luego de esa última frase, mostró una sonrisa.

—Ya veo. —contestó el. Aquella chica tenía una peculiar pero interesante manera de pensar.

—Ah, cierto. —se levantó de su asiento con entusiasmo, enseñando su diario. —Estoy haciendo una lista de cosas que quiero hacer antes de morir, ¡Y te haré el favor de dejar que me acompañes!

—¿De dónde salió eso? —dijo mientras retomaba su labor con los libros. —Te estás contradiciendo con lo que acabas de decir.

—Estarás libre después de esto ¿no?. No creo que estés muy ocupado, ya que no tienes amigos.

—Gracias, pero estoy bien. —ya casi terminaba con los libros de la mesa, pero la mano de la coneja se posó sobre ellos.

—¿Cómo? —una mirada desafiante se formó en su rostro. —¿Que no fuiste tú quien me dijo que viva como quiera?

—¿Eh? Ah, si, pero no me refería a... —no pudo continuar, pues su corbata fue jalada hacia abajo por la mano de la coneja.

—¡Bueno, quiero que me acompañes!

Y estando ahora ambos a la misma altura, fue fácil que se sintiera intimidado ante la mirada de la coneja. Aún así se negó rotundamente al pedido.

El resto de su turno en la biblioteca fueron puros cotorreos de parte de ella, quien no paraba de insistir en que debía acompañarla a la ciudad. Finalmente, terminó por aceptar. De otro modo, terminaría con los oídos irritados o con una coneja siguiéndolo hasta su casa.

Quiero comerme tu páncreas: [A.U] BEASTARS Legoshi x HaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora