EPÍLOGO

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Hola de nuevo. Ya sabes quien soy, así que comenzaré con una queja: no es tan fácil como hacías parecerlo. Relacionarse con los demás es bastante difícil, así que, me tomó un año entero. Pero bueno, finalmente conseguí ganarme su confianza. 

Fue hace un año que tomé la decisión, la decisión de parecerme más a ti; de ser alguien capaz de aceptar y querer a los demás. No estoy seguro de haberme acostumbrado a ello, pero al menos elegí hacerlo. Tú ya no estás aquí, por lo que tuve que hacerlo por mi propia cuenta. Y de nuevo, no fue nada sencillo. Supongo que aún tengo muchas cosas que aprender de ti.


Abrí los ojos en cuanto sentí una mano que me golpeaba en la cabeza de forma repentina. Me giré un poco para mirar a Juno, quien se alejó disimuladamente haciéndose la tonta, pero al final era la única que estaba en ese sitio conmigo. Se lo dejé pasar.

Me concentré de vuelta en lo que estaba haciendo. Frente a mis ojos estaba la tumba de Haru, a quien vinimos a visitar los dos juntos. Incluso a día de hoy seguía llena de ofrendas y presentes de varios animales. 


A Juno le va muy bien, ¿sabes? A mí también me va bien, mucho más que antes de conocerte. Cuando moriste pensé que había vivido para conocerte, sin embargo, no fui capaz de creer que tú hubieses vivido para que te necesitase. Pero eso ha cambiado, llegué a la conclusión de que ambos vivimos para conocernos, para existir juntos, eso es lo que creo.

Bueno, ya tengo que irme Haru. Se que es tarde para decirte gracias, incluso para decirte adiós, pero gracias por todo, y adiós. Volveré para contarte como me va en los exámenes.


Hace un día que las clases habían terminado, marcando el final de nuestra etapa en la preparatoria. Allí se iba, nuestro tercer y último año en Cherryton acababa de terminar. Ahora estaba preparándome para ingresar a la universidad, algo que la verdad me amedrentaba un poco.

El último año había sido extraño. La partida de Haru había dejado un vacío en el aula que parecía insuperable, pero pese a todo intenté por todos los medios acercarme a Juno. Al principio parecía una tarea imposible; las palabras que me dirigió aquel día resonaban en mi mente: "No te lo perdonaré. No me importa cuanto le gustases, te apreciase o te necesitase Haru. ¡Nunca te perdonaré!". Pese a todo, con el pasar del tiempo, su corazón logró comprender los deseos de Haru y dejar ese resentimiento en el pasado. Habíamos congeniado bastante bien a mi parecer.

Sin embargo, las cosas no fueron bien para todos. Louis, aquel ciervo que una vez irradiaba confianza y ambición, se sumió en un silencio abrumador luego de perder a Haru. A medida que los días pasaban, su desempeño académico se desplomó, y el prometedor título de "Beastar" que parecía aguardarlo se desvaneció. Era común verlo vagar por los pasillos con una expresión vacía, y el cargo de delegado que alguna vez ostentó con orgullo quedó abandonado en el olvido. A menudo sentía lastima por el, a veces hasta tenía el impulso de acercarme, pero cada intento era recibido con una mirada llena de desprecio. Al final, decidí que lo mejor era guardar las distancias.

Dejé de divagar. Me levanté del suelo y respiré profundamente, y el olor de la tierra mojada me invadió las fosas nasales. El día anterior había estado lloviendo con ganas, pero hoy hacía muy buen clima. Era uno de esos días en los que el sol te abraza constantemente. 

Me fijé en Juno, que se encontraba a unos metros de mí. Avanzaba con pasos lentos y tarareando una canción tonta.

―Seamos felices ―dije en voz alta.

Quiero comerme tu páncreas: [A.U] BEASTARS Legoshi x HaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora