✿❀【8】❀✿

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Su cabello caía como una cascada en su espalda, las puntas se ondulaban creando un bonito aspecto, su tono rosado brillaba a causa de los aceites que le aplicaba cada noche para fortalecerlo. No cabía dudas que su cabello era hermoso, a diferencia del de su madre que era de un tono más fuerte el suyo asemejaba el color de las flores de cerezo. No había nadie en el mundo que podía tocar su cabello. Bueno, solo había dos personas, una de ellas era su amigo Zoro.

En fin, dejando su vanidad para otro momento.

La dulce pelirrosa se encontraba sentada en el suelo, debajo de un árbol de naranjas. Uno de los sitios que más atesoraba, pues en aquel lugar podía relajarse y pensar con claridad. Cómo ahora. Ya faltaba menos de dos meses para que su boda se realizará, no quería llegar a ese día, no quería casarse con un desconocido. No quería ser la muñeca de nadie...

—¿Que voy hacer? –pregunto a la nada jugando con los pliegues de su vestido, un hermoso vestido de falda ancha color azul pastel, sus hombros estaban al descubierto y sus manos estaban cubiertas por unos guantes blancos que le llegaban hasta los codos–

—¿Por qué piensas tanto hermanita?

Sakura se sobresalto, levantó la vista y vio a su hermana Smoothie, vestida elegantemente, parada justo enfrente de ella...

—No quiero casarme.. –dijo apenada. La peliblanca soltó una leve risita y se acuclillo enfrente de su hermana–

—Aun recuerdo cuando eras una pequeña mocosa que no dejaba que correr por los pasillos de la mansión.. –suspiró soñadora. Sakura no entendía a qué quería llegar– ..como una Charlotte tienes que tener el orgullo bien alto, se que es duro pero lo tienes que hacer por la familia..

—¿Por la familia?

—Asi es roseta, la familia es lo primero. Nosotros te protegemos..

—Y yo a ustedes...

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Que se podía esperar de su caso, el porque lo hacía era difícil de descifrar, el porque bebía hasta lastimarse era muy fácil. Pero. ¿Quería llegar a algún lado auto-lesionandose?. La verdad es que si, quería morir. Pero eso sería tan cobarde, sería un desperdicio quitarse la vida cuando su hermano le dio una segunda oportunidad.

Camino tranquilamente por las calles de la ciudad. Vestido con un traje negro con rallas verticales un poco más claras, una camisa blanca junto a una corbata negra, unos tirantes negros abrochados a sus pantalones y unos zapatos negros. Tan tranquilo sin siquiera saber en las cosas que se iba a meter.

...

—De nuevo aquí?? –dijo asqueado el dueño del casino. El rubio chasqueo la lengua molesto– ..He perdido más clientes contigo que por alguna deuda...

—Sabes que siempre ganó.. –el peliverde todo los ojos–

—Aunque no ganarás siempre terminas sin ningún centavo fuera de tus bolsillos.. –el dueño, Tesoro, suspiro y le permitió la entrada–

Ambos comenzaron a caminar hacia una sala especial para los integrantes de las diferentes familia de la mafia. Estaban los hijos de Shirohige, unos cuantos empleados de Kaido y dos supernovas que no los dejaban de ver. Y en aquella sala solo se encontraban cuatro personas además de los recién llegados; un supernova junto a una muchacha pelirroja de mirada felina, uno de los más fieles empleados de Kaido y por algún motivo Ace. Marco suspiro al ver al muchacho pecoso...

—¡Que coincidencia encontrarnos en este lugar Marco! Ajajajaja –rió fuerte el azabache, aún lado de el uno de los novatos más famosos del tiempo acompaño su escandalosa sonrisa–

La sala era simple, solo una mesa de póker y al rededor de ellas los diferentes jugadores bien distribuidos. Antes de retirarse Tesoro le hizo una señal con la mirada al rubio, claro está que ya no iba a perdonar una más de sus "ofendas" a su noble trabajo, si como no, más bien no quería perder más clientes valiosos que pueda hacer explotar hasta tener todo su dinero. En fin, Marco se sentó en la silla disponible. El conocía a todos en esa sala, pero el más peligroso de todos era aquel rubio de sonrisa perturbadora, aunque también estaba aquella pelirroja. En el bajo mundo la conocían como La gata ladrona, una de las jugadoras más buenas en el póker, tenía que estar atenta a ella si no quería perder todo su dinero. Por Ace no se preocupaba, el pobre siquiera sabía repartir las cartas. Y el pelinegros que parecía nunca dejar de moverse, a él no lo conocía tan bien como los demás pero sabía que era hermano menor del pecoso y que era un completo desastre, no por nada ha estado bajo la mirada de los Reyes por un largo rato...

—Comenzamos?? –preguntó sensual la pelirroja, debía de darle miedo aquella sonrisa??–

...

La partida estaba reñida, ya ambos morenos había salido al igual que el rubio empleado de Kaido. Solo quedaba el y la pelirroja. Arrojó una carta a la mesa, estaba seguro que con esa movida terminaría ganando, no obstante la risa delicada de la pelirroja lo hizo callar. Ella bajo sus cartas y sonrió como solo un gato lo puede hacer, en este caso Sonriente...

—¡Eso Nami! –grito el pelinegro supernova–

—Demonios.. –murmuró por lo bajo, estaba molesto y el maldito sake no ayudaba. Nami sonrió y tomo todas las fichas de la mesa–

—Tranquilo, no me vayas a matar.. –la pelirroja rió y levantó las manos a modo de juego–

—No hay que asustarse, Marco solo está gruñón porque pronto se va a casarrr~.. –Ace cuando tomaba se le soltaba la lengua con mucha facilidad– ..verdaddd Marco~ ya no vas a jugar con nosssotross...

Marco suspiro, está era la primera ver en su vida que quería estar en su casa tranquilo y leyendo un libro junto a la hoguera, en vez de eso estaba ahí escuchando las burlas de aquel pecoso...

—Enhorabuena amigo!!! Una boda no es para amargarte la vida. Si, te pones gordo y se te cae el pelo pero el calor de llegar a casa y encontrarla calida es lo mejor, o eso decían mis padres.. –Luffy la tomo de la mano. Nami sonrió. Los restantes le prestaron atención, a excepción de Ace, el pobre ya estaba con la cara sobre la mesa roncando–

—No la conozco..

—Y crees que ella a ti si??. Piénsalo, ella ha de estar muriéndose de los nerviosa. Casarse con un desconocido es difícil, no saber nada de él, ni sus gustos. Incluso respirar su mismo aire es difícil.. –Marco la observó con atención. El otro rubio también, aunque no directamente– ..los hombres son tan cabeza hueca, una mujer no se trata como una moneda de cambio o un juguete con el cual se puede jugar una y otra vez. Pero.. no todos los casos son los mismos.. –ella le sonrió al moreno. Ambos rubios estaban en shock, aunque no lo reflejaban–

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Espero que les haya gustado.

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