Lección Número Ocho Capítulo 33

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- Victoria -

Heme aquí, viviendo en una mansión remota, en una ciudad donde siempre hay crimen. Uno de mis hermanos habla con los muertos. Charlo con un mono mayordomo. Esquivó los cuchillos que son lanzados hacía mi cabeza por número dos. Aumento mis conocimientos junto a Cinco mientras comemos las sobras de los sándwiches tostados de queso hechos por mamá. Eso es lo que hago, esta es mi vida.

...

10 de Diciembre de 2003, 7:59 am

Cada niño terminaba de arreglar los pequeños detalles de su apariencia para lucir presentables ante su padre a la hora del desayuno. Escucharon el sonido de la campana que su madre siempre tocaba, indicando que debían bajar a desayunar, como todos los días, a las 8:00 am, no era una sorpresa que a Sir. Reginald le gustara la puntualidad. Bajaron apresuradamente para desayunar, cada uno se colocó detrás de sus respectivas sillas en la mesa, igual que siempre, esperaban el permiso de su padre para empezar con el desayuno.

Sir. Reginald - Sentados - Ordenó mientras llegaba a la mesa, todos obedecieron en silencio

Él les había asignado lugares muy específicos en la mesa, Vanya tenía a Cinco de lado derecho, a un lado del castaño se encontraba Klaus, y a la derecha de Klaus se sentaba Allison, que tenía frente a ella a Luther, sentado de lado izquierdo de Diego y que tenía a Victoria acorralada por él y Ben. Con Sir. Reginald a la cabecera de la mesa

                            Allison   Klaus   Cinco   Vanya
Sir. Reginald
                            Luther   Diego   Victoria   Ben

(esquemita para entender xd)

Nunca hablaban a la hora de desayunar, comer o cenar, era parte de las reglas de la casa. Solo podían escuchar los cubiertos chocando entre si, o al fuego crujir en la chimenea, o la voz de alguien en la radio, como a su padre le gustaba escuchar por las mañanas.

Todos comían "tranquilos". O eso aparentaban ante su padre. Porque Luther y Allison no paraban de mirarse sin que "nadie" lo notará, Klaus mantenía en secreto el consumo de aquellas sustancias dañinas, Diego se dedicaba a tallar palabras o dibujos en su asiento de madera, y también se aseguraba de que su mejor amiga terminará el desayuno, tenía ese instinto protector. Vanya comía en silencio, observando a sus hermanos y preguntándose miles de cosas a ella misma. Ben tenía la pasión por leer siempre que pudiera, lo mantenía en paz. La mayoría de las veces Cinco fingía comer en seriedad y silencio, y Victoria fingía estar 100% dedicada a resolver ecuaciones en su cuaderno de bolsillo, aunque ambos realmente estaban jugueteando con sus pies bajo la mesa. Pero esta vez Cinco estaba intranquilo, no comía, solo jugueteaba con un cuchillo. De un momento a otro, levantó el cuchillo y lo clavó en la mesa, llamando la atención de todos en la mesa.

Sir. Reginald - Número Cinco - Regaño ante su acción

Cinco - Tengo una pregunta - Le informó ignorándolo

Sir. Reginald - El conocimiento es una meta admirable, pero sabes que está prohibido hablar durante las comidas. Estas interrumpiendo a Herr Carlson - Lo volvió a regañar sin dirigirle la mirada

Cinco - Quiero viajar en el tiempo - Le informó directamente mientras dejaba los cubiertos en la mesa, Victoria le dio una patada de bajo de esta

Sir. Reginald - No - Respondió sin interés

Cinco - Pero estoy listo - Aseguró insistente mientras se levantaba de su asiento - Practiqué los saltos espaciales, como dijiste - Le recordó - ¿Ves? - Preguntó mientras se teletransportaba a un lado de su padre

Sir. Reginald - Un salto espacial es insignificante comparado con las incógnitas del viaje en el tiempo; el primero es como deslizarse sobre el hielo, el segundo es como descender ciegamente a las profundidades de aguas heladas y reaparecer como una bellota - Le aclaró el viejo

Cinco - Pues no lo entiendo - Aseguró 

Sir. Reginald - Es por eso que no estas listo - Insistió con firmeza

Cinco - No me da miedo - Aseguró con valentía

Sir. Reginald - No es la cuestión. Los efectos que tendría en tu cuerpo y en tu mente, son impredecibles - Tenía razón - Escucha. Te prohíbo que vuelvas a hablar de esto - Ordeno algo harto

Cinco miró a Vanya, esperando que lo apoyara, ella le negó con la cabeza. Miró esta vez a Victoria, suponiendo que sería diferente, ella profundizó su mirada, tratando de hablar con él sin decir mucho, Tenían que esconder su corazón, era la única forma de sobrevivir. Cinco se encontró con los ojos de la chica. 

El dolor que Victoria vio en sus profundos ojos verdes era tan intenso que le partió el corazón. Habían hablado de aquella idea desde hace mucho, planeaban ejecutarla, escapar, y cumplir sus sueños. El sueño de ser una psicóloga profesional, el sueño de vivir como personas normales, el sueño de sentirse como humanos, no como números en un papel. Notó como la chica lo dejaba ir, y también como le suplicaba que tuviera cuidado y que cumpliera con su promesa. Habiendo obtenido aquel apoyo, salió corriendo de la academia.

Sir. Reginald - Número Cinco - Llamó varias veces sin respuesta

Ella suspiró con esperanza y continuó con su desayuno al igual que el resto de sus hermanos. Esperaba a Cinco volviera. Y sabía que él cumpliría su promesa, lo que no sabía, es que estaba equivocada.

Aprendió la octava y más importante lección de su vida: No tengas confianza de lo que no ha sucedido aún.

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The Umbrella Academy 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora