XIV

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La mayoría no pudo dormir mucho, todos estaban nerviosos por la inminente guerra.

Los adultos tuvieron cuidado de no despertar a los niños, los Nephillim más grandes fueron requeridos para la importante tarea de dibujar las runas en la piel de los subterráneos. Helen y Marc se incluían en eso.

Simon hizo equipo con Maia, Isabel con Rafael, Clary intercambió runas con una vampiro llamada Lily, subordinada del niño latino y Jace se marcó con Tessa consciente de que lucharía solo.

Todos estuvieron listos minutos antes del amanecer.

Los cazadores no se despedían de nadie, era un mal presagio hacerlo, ellos luchaban con la seguridad de que volverían con sus seres queridos.

Los subterráneos siguieron su ejemplo.

Cuando todos estuvieron formados en contingentes para pasar por varios portales a la vez Alec les habló.

– Somos personas de todo el mundo, intentando ser héroes. No mueran, peleen y vivan un día más.

Inmediatamente después los brujos hicieron los portales. Los cuatro cazadores encabezaron la marcha. Los últimos en pasar fueron Alec y Magnus.

Magnus besó la cabeza de Max, el niño no despertaría hasta que alguien quitara el hechizo para dormir que le puso. Magnus esperaba ser él quien lo hiciera.

Tessa los vió irse, al igual que las lobas y los brujos que se habían quedado.

– Debemos hacer una zona para atender a los heridos.

Todos se pusieron manos a la obra con eso.

Tendrían que estar separados del lugar designado a los niños, ellos no necesitaban más pesadillas.

































Red Dawn los esperaba en el lugar. Junto a los Nephillim de Idris que eran dirigidos por Valentine. A su lado estaban Robert y su hijo.

¿Dónde estaban los demonios?

Alec y Magnus se abrieron paso hasta estar al frente. Iban tomados de las manos, eso enfureció al primer brujo y los demonios aparecieron desde debajo de la tierra.

– Isabel –llamó Alexander a su hermana, ella le prestó atención – Robert fué quien incendió el instituto.

La chica volteó tan rápido que su cuello tronó, vió a su hermano mayor, él no le estaba mintiendo.

Entonces un odio profundo nació en su corazón, ella había jurado acabar con la vida del asesino de su hermano pequeño, y lo haría, Robert no saldría vivo de las llanuras.

Jace había escuchado eso, toda la alianza lo había hecho, para el rubio ahora tenía sentido lo que había dicho Alec sobre que Isabel se encargaría del patriarca de los Lightwood. Rafael podía sentir el poder angelical de la chica, estaba ansiosa por matar, él le ayudaría en su cruzada.

Alec entonces volteó a ver al amor de su vida y lo besó. Corto, intenso y húmedo. Esa había sido una provocación en toda regla.

– Voy a matarte

Le dijo Red Dawn directamente a Magnus Bane.

– Aquí te espero

Le respondió con burla el brujo de piel caramelo que se sentía eufórico.

Quizá no fueran unas palabras serias o que determinarían el curso de la historia, pero fueron las elegidas para dar inicio a la guerra.

Los demonios se lanzaron sobre la Alianza. Los Nephillim los seguían de cerca.

Mi Valiente Cazador (#malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora