•Sixteen•

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Se reunieron al amanecer.

TaeHyung, NamJoon y Raina estaban parados en el aire frío de la mañana, sus respiraciones entrecortadas bajo la pálida luz.

—Reúnete con tu equipo, TaeHyung. Me llevaré a Raina, y veremos si podemos encontrar su rastro. Cuando tenga la ubicación, avisaré. Tú avanzarás, y me aseguraré de que Raina esté segura antes de reunirme contigo.

TaeHyung asintió con la cabeza y empezó a subir a su camioneta. Se detuvo con una pierna dentro y se volvió hacia Raina. Empezó a hablar, pero sacudió la cabeza.

—Ni siquiera sé qué decir. Supongo que con buena suerte bastará. Espero que nos volvamos a encontrar algún día.

Ella sonrió.

—Gracias, TaeHyung. Fue muy agradable conocerte. Incluso aunque me hayas dado un susto de muerte.

Hizo una mueca y luego subió a su camioneta y se marchó. NamJoon envolvió el brazo alrededor de sus hombros, y ella lo miró.

—¿Estás listo? —preguntó.

La miró durante un largo rato.

—Si soy sincero, no. No estoy preparado. No quiero involucrarte. Te quiero aquí, donde sé que estás a salvo.

Se alzo en puntillas y lo besó. Luego se metió en la camioneta por el lado de él y se deslizó para dejarlo entrar. Regresaron a donde NamJoon la había encontrado por primera vez. Estacionaron tan cerca como él pudo y caminaron al resto del camino. Cuando pensó que estaban lo suficientemente lejos como para no ser vistos, se volvió hacia Raina. Y estuvo a punto de suspender todo el asunto. No quería esto. No quería que ella lo hiciera. Todo esto lo hacía sentirse muy mal. Ella puso la pequeña mano sobre su brazo.

—NamJoon, todo va a ir bien. Estarás conmigo.

Él y su maldito arsenal. Había llevado su rifle, dos pistolas y un arco compuesto, por si acaso. No quería correr ningún riesgo con su seguridad. Sin ninguna vacilación, ella se quitó toda su ropa y se la entregó a él para que pudiera meterla dentro de su bolsa. Sus ojos dorados, tan bellos, lo miraron sin pestañear, y a continuación parpadearon cuando el cambio se produjo en ella. Pareció afrontarlo con más facilidad esta vez, como si tuviera un mayor control. Cayó al suelo con gracia mientras su piel se erizaba y era reemplazada por el leonado pelaje. Cuando estuvo totalmente convertida en leopardo, se levantó y caminó hacia él para frotarse en contra de su pierna. Su garganta retumbaba con ronroneos mientras se acercaba más. El se arrodilló y hundió los dedos en su pelaje, ella le lamió la cara antes de frotarse la mandíbula contra su mejilla.

—Vamos a buscar a nuestros cazadores, muchacha —murmuró mientras se levantaba de nuevo.

Ella tomó el sendero rápidamente, pero parecía estar dejándose llevar por el recuerdo de donde había estado, en lugar de confiar únicamente en el olor. Estaba tensa, cautelosa, y en estado de alerta mientras lo guiaba más hacia las montañas.

Tres horas más tarde, se detuvo y gruñó, levantando su cara hacia el viento mientras olfateaba. NamJoon puso la mano sobre ella, una orden para que se echara. Fácilmente obedeció, bajando su cuerpo hasta que estuvo acostada sobre su estómago. Sacó sus binoculares y se concentró en la cabaña a la distancia. Estaba muy bien ubicada, tres lados protegidos por una cobertura natural. Frunció el ceño cuando vislumbró varias jaulas vacías en el porche. Un camión con la parte trasera abierta estaba estacionado cerca de la puerta principal. Un momento después, tres hombres que portaban una jaula con lo que parecía ser un tigre salieron y subieron al gato en la parte trasera del camión.

Bingo.

Sacó su radio y el GPS, y en silencio transmitió las coordenadas a TaeHyung.

El pelinegro le respondió que estaban como máximo a una hora de distancia y se acercarían rápidamente. Establecieron un punto de reunión y se despidieron. NamJoon puso la mano sobre el guepardo, y ella lo miró perezosamente antes de mover la cabeza para poder lamerle la mano. Él tomó su mochila y sacó su ropa, esperando que ella entendiera la indirecta de que era hora de cambiar de nuevo. Unos segundos más tarde, Raina estaba en el suelo, desnuda y tiritando. NamJoon rápidamente la ayudó a vestirse, y luego la instó a alejarse.

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