Era más de medianoche cuando NamJoon se detuvo en su cabaña. Lanzó una mirada a la durmiente Raina y gentilmente la sacudió para despertarla.
Ella abrió los ojos y le dio una cálida y adormecida mirada que lo hizo querer llevarla directo a la cama. Ella se incorporó, luego alcanzó la puerta, pero él puso la mano sobre su brazo.
―Voy a dar la vuelta.
Se apresuró y caminó hasta su lado para abrir la puerta. Cuando abrió los brazos, ella se puso debajo de ellos y hundió la cara en su cuello. Esto era algo a lo que él se podría acostumbrar, pensó, mientras caminaba hacia la casa, sus brazos llenos de una vibrante y hermosa mujer. El hecho de que ella fuera una guepardo tomaría un poco más para acostumbrarse. Pero, iba a irse pronto, y él no podía darle una sola razón para quedarse.
¿Y por qué debería?
Ella no encajaba en su mundo más de lo que él encajaría en el suyo. Pero a él le gustaría, y ese era el problema.
La dejó en el sofá y se arrodilló para sacarle los zapatos y los calcetines. Cuando hubo terminado, se estiró y puso una manta sobre su cuerpo. Ella no había guardado en secreto lo que quería, y él no iba a eludir el tema.
―¿Cómo te sientes sobre hacer el amor frente al fuego? ―él preguntó.
Ella sonrió y se estiró sensualmente.
―Bien, pero dudo que necesitemos el calor.
Él le dio un beso, largo y caliente, hasta que los dos estuvieron respirando con dificultad. Luego le puso un dedo sobre sus labios.
―Espera un momento. Ya vuelvo.
Raina vio cómo iba hacia la chimenea y apilaba troncos sobre la leña. Pronto las llamas parpadearon sobre la madera seca y el chisporroteo hizo eco a través de la silenciosa cabaña. Cuando se giró y comenzó a caminar hacia ella, lo detuvo.
―Desvístete para mí ―dijo ella―. Justo ahí. Quiero ver.
Algo oscuro y excitante brilló en sus ojos. El castaño obedeció y se quitó de los hombros la chaqueta y la tiró sobre una silla cercana. A continuación pateó sus botas y se quitó los calcetines. Se quedó allí, mirándola fijamente, su mirada nunca vaciló cuando se estiró hasta el botón de la bragueta. Se desabrochó los pantalones, dejándolos abiertos mientras trabajaba soltando los botones de su camisa. Su ancho pecho quedó a la vista, y los músculos de sus brazos se abultaron y ondularon cuando lentamente dejó caer al suelo su camisa.
Kim NamJoon era hermoso. Todo masculino. Poderoso. Ella se quedó sin aliento cuando él comenzó a tirar de sus pantalones hacia abajo, la ropa interior con ellos. Hizo una pausa, dándole el más ligero vislumbre del vello oscuro en la parte superior de su pelvis. Luego continuó bajando, y su polla, liberada de la restricción, se balanceó hacia arriba.
Grueso y duro. Su boca se hizo agua por la necesidad de saborearlo. Quería lamer cada pulgada, chuparlo hasta el fondo de su garganta, oírlo gemir de placer.
Sus vaqueros quedaron arrugados a sus pies, y salió de ellos. Representaba una impresionante figura de pie delante de la chimenea, desnudo, delgado, el poder irradiando de él en ondas. Su protector. Ella quería explorar todas sus fantasías. Descubrir las de él y hacerlas realidad. Quería ensamblar toda una vida dentro de los pocos días que tenían, y no quería desperdiciar ni un minuto. Raina encorvó un dedo, y él le dirigió una arrogante sonrisa antes de caminar tranquilamente hasta el sofá, aparentemente imperturbable por su desnudez. Pero con un cuerpo como el suyo, desde luego no tenía ninguna razón para avergonzarse. Se sentó a horcajadas sobre su regazo y descendió sobre ella, siendo cuidadoso de no apoyar todo su peso encima de la mujer. Incapaz de resistir un momento más, ella pasó las manos sobre su pecho, explorando cada depresión y cada curva, cada contorno de cada músculo con los dedos.

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Savage
Fanfiction𝐊𝐍𝐉| ❝ 𝙷𝚒𝚙𝚗𝚘𝚝𝚒𝚣𝚊𝚍𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊, 𝚌𝚊í 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚎𝚜𝚘𝚜 𝚖𝚊𝚐𝚗í𝚏𝚒𝚌𝚘𝚜 𝚘𝚓𝚘𝚜 𝚍𝚘𝚛𝚊𝚍𝚘𝚜 ❞ Cuando el sheriff Kim NamJoon encuentra una hembra de guepardo herida en sus montañas, la lleva a su casa, determin...