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𝑆𝑎𝑛𝑔𝑟𝑒

𝑆𝑎𝑟𝑛𝑎𝑖

El espectáculo que le acabo de proporcionar a todos los del FBI es digno de Hollywood, había acabado con las cámaras que habían colocado para espiar, los intercomunicadores de los idiotas que permanecen en el asfalto completamente muertos están destrozados .

-Comprobado, el sistema que creo Tigresa si funciona – Sarka había diseñado un sistema el cual permitiera rastrea dispositivos ocultos en el área donde uno se encontrará por eso pudimos localizar las cámaras y los intercomunicadores.

-Buen trabajo, mein rose – un beso en mi frente es depositado por el alemán.

-¿No que estabas enojado?

-Un poco si, pero eso no impide que te felicite – ruedo los ojos ante su bipolaridad de amigo.

En el fondo lo considero mi amigo más fiel pero nunca lo sabrá por qué si llega a saberlo de volverá más presumido de lo normal.

-Tenemos que ir por el traidor

-No se preocupe, mi señora, ya lo tenemos en la bodega

-Bien, vámonos

Cada quien sube al vehículo en el que vino para poder irnos de este jodido bosque sacado de una película de terror, los camiones señuelos debían partir hacia el aeropuerto donde llevarían todos esos costales de harina a las panaderías de Sicilia, si los atrapaban eso iban a obtener.

Costales de harina normal para panadería.

Estábamos cada vez más cerca de la mansión, las rejas dé la mansión se abren al momento que vamos acercándonos. Entramos y me estaciono en la entrada principal de la casa, me quito el casco y bajo de la moto para entrar de manera rápida al salón en el cual me reciben mis mucamas.

Una de ellas extiende sus manos para recibir mi casco y poder ponerlo en su lugar correspondiente.

Me saco el cubre bocas y de igual forma se lo doy a una mis mucamas, no me quito los guantes ya que estoy a punto de matar a alguien y lo que menos quiero es dejar mis huellas en el cuerpo

-El traidor está en la bodega amarrado

-Me parece perfecto, Carsten a mi lado

-Como siempre, cariño

Caminamos con dirección hacia una de las bodegas aisladas que se encuentra lejana a la mansión, al estar en la puerta de la bodega dos de mis hombres me abren las puertas mostrando así lo que hay en su interior.

-Vaya, vaya – camino adentrándome a la oscura habitación llena de muerte la cual muy pronto estará llena de sangre y lágrimas – Miren quien tenemos aquí, si es la mismísima rata de alcantarilla

-¿Cómo te enteraste de mi identidad?

-Tus amigos me la dijeron, si, ellos te vendieron con tal de salvar su propio pellejo

-¿Qué? – su expresión es de completa confusión – Eso no es cierto, estás mintiendo

-No miento, en verdad ellos te vendieron, pero no te sientas mal por qué en realidad no recibieron nada a cambio – me acerco a la mesa llena de varios utensilios de tortura los cuales pueden variar desde el más inofensivo hasta el más sádico – Bueno si recibieron algo a cambio

𝐄𝐋 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐀 [𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora