𝐄𝐋 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐀 [𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫]

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𝑫𝒆 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝒉𝒐𝒈𝒂𝒓 𝒑𝒕1

𝑺𝒂𝒓𝒏𝒂𝒊

El cielo despejado es lo primero que ven mis ojos al voltear mi vista en dirección a la ventana del avión, me estiro un poco en mi asiento para despabilar mis músculos de la breve siesta que acabo de hacer. Veo a mi lado al alemán que aún se mantienen con los ojos cerrados y la respiración tranquila mientras que tiene un almohadón detrás de su cabeza.

Se que este viaje es algo rápido debido a mi pequeña desesperación por aclarar ciertas cosas y puntos con mi “padre” sin embargo no podía dejar pasar el tiempo y menos al leer lo que venía en ese jodido expediente.
Sicilia no me gusta del todo, hay cosas que pasaron en aquella fortaleza que no me gusta recordar pero estás no dejan de estar en mi mente cada que duermo, el piloto nos avisa que estamos a punto de aterrizar así que ajusto mi cinturón al igual que despierto a Carsten para que haga lo mismo.

Siento como vamos descendiendo hasta tocar la pista donde es notable el cambio de superficie y velocidad.

—Despabílate, aún tienes cara de dormido — molesto a Carsten debido a su cara adormilada que lleva.

—Dormí poco pero me siento renovado gracias a ese sueño —Se estira en su asiento mientras que un bostezo sale de su boca.

—Al rato sigues durmiendo, ya vámonos

Me quito el cinturón y me levanto de mi asiento, le agradezco a Estefan por traernos el cual me dice que no es nada y que está para servirme. Al salir veo a los hombres que nos esperan, estos poseen el símbolo representativo de la familia el cual reluce en un pequeño broche sostenido en los sacos de sus trajes, me saludan de manera educada y me informan que el Don está complacido de que haya llegado tan rápido.
Subo en el deportivo que solía usar estando aquí en Sicilia, Carsten se sube en el asiento de copiloto mientras observa los detalles del interior del auto, no espero más y arranco para llegar lo más rápido posible a la fortaleza y poder acabar con esta visita de manera rápida.

El sol de Sicilia se traspasa por el cristal delantero del auto quemando un poco mi piel a causa de la intensidad de los rayos, el ambiente tradicional se empieza a sentir cada vez más conforme vamos avanzando por las calles de la ciudad. Varias personas observan fijamente el pasar del deportivo dándose cuenta que la otra Heredera pilar a llegado, los cristales polarizados ayudan a que no vean del todo a las personas del interior del auto pero aún así saben y conocen a la persona dueña de dicho transporte.

Aquí uno puede andar sin máscaras o algo que cubra nuestra identidad, el pueblo nos protege demasiado gracias a qué el Don y mi tío Luca los han ayudado en muchas ocasiones con cosas que necesitan ellos o sus familias. Hablo de ayudarlos a encontrar trabajo u escuela para sus hijos entre otras peticiones, por eso es que la gran parte del pueblo está plenamente agradecido con la familia Martinelli.
Subo cada vez más las colinas llenas de casas y negocios, la fortaleza se encuentra en lo más alto del pueblo, alejado de cierta manera también para tener cierta privacidad alrededor. La última parte del camino inclinado que lleva hacia la mansión cada vez es más corto, el gran portón con una M grabada en medio invade mi vista.

Los guardias de la puerta la abren inmediatamente para dejarnos pasar a mi y a los hombres que vienen cuidándome, la imponente estructura de la mansión es digna de admirar, me estacionó en la parte principal de la casa la cual está ciertamente dividida por un pequeño camino curveado lleno de escaleras las cuales conectan con la puerta principal de la casa y la parte de afuera.
Una gran fuente es lo primero que se ve en medio del espacioso lugar donde uno siempre se estaciona al llegar, bajamos del auto y subo las escaleras seguida por el Alemán. Dos sirvientas las cuales llevan una buena cantidad de tiempo trabajando aquí me reciben y me preguntan si deseo comer algo antes de almorzar con el Don a lo que les respondo que no, que mejor esperaré a que esté listo el almuerzo.