𝐄𝐋 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐃𝐄 𝐔𝐍𝐀 𝐑𝐎𝐒𝐀 [𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫]

17

𝑫𝒆 𝒓𝒆𝒈𝒓𝒆𝒔𝒐 𝒂𝒍 𝒉𝒐𝒈𝒂𝒓 𝒑𝒕2

𝑺𝒂𝒓𝒏𝒂𝒊

Las horas pasaron y el ocaso estaba llegando, desde que me senté en la baranda de concreto del balcón para ver hacia ningún punto en específico del gran mar cristalino nadie me ha venido a decir nada.

Estaba más calmada, no e visto a Sakren así que deduzco que sigue platicando con el Don del tema el cual siempre conversan.
Sobre mi.
Sakren siempre se preocupa por mi, a veces demasiado, pero aún así valoro demasiado que lo haga. La brisa golpea con mi rostro al igual que desordena mi cabello, el sonido del mar chocando con las rocas es muy relajante así que cierro mis ojos para deleitarme con el sonido.

—Sabia que te encontraría aquí — Dicen a mi espalda lo cual hace que abra mis ojos y gire mi cuerpo para poder ver al dueño de dicha voz.

—Llegaste algo tarde, Lucanon — Veo al hombre con orbes azules que yace parado enfrente de mi.

—Sabes que no me gusta que me digan por mi nombre completo — Tío Luca jamás le a gustado que le digamos por su nombre completo, nunca nos ha dicho su razón por la cual no la gusta, siempre que preguntábamos evadía el tema así que Sakren y yo dejamos de insistir.

—Lo se, pero eso no quita que sea algo lindo

—Tenemos que hablar

—Si tu conversación va ser sobre lo que sucedido con tu hermano hace algunas horas es mejor que ese tema no lo toques y mejor regresas adentro a la casa —Vuelvo a acomodarme en la posición en la que estaba antes de que Luca llegara.

—¿Piensas quedarte toda la noche aquí afuera? — pregunta cómo intento de convencerme de entrar a la casa.

—No sería la primera vez, solo que la única diferencia es que está vez lo hago por voluntad propia

—Sarnai

No volteo al escuchar mi nombre, sabe a lo que me refiero con estar aquí sentada por voluntad propia, el más que nadie sabe perfectamente que puedo soportar el gélido frío de la noche.
Cuando llegue a esta casa era todo un pesadilla, con el tiempo empezaba a imaginar que todo lo que me estaba pasando era simplemente un mal sueño que se acabaría pronto, pero después me di cuenta que no era un sueño.

Era la realidad.

El inicio de mi vida en este lugar fue lo más inhumano que algún niño podría vivir a esa edad tan corta, me obligan a entrenar con hombres mucho más grandes de estatura y edad que yo, día y noche siempre me tenían entrenando.
Si fallaba mi castigo era quedarme a dormir afuera en el frío infernal de la noche, al principio era todo un infierno pero conforme pasaban los días me fui acostumbrando a la brisa helada que corría cada madrugada. A veces imaginaba que moría por hipotermia y mi sufrimiento se acabaría, que cerraba mis ojos mientras mi cuerpo empezaba a perder ese calor corporal que nos mantiene vivos.

Después ese frío se fue volviendo una sensación familiar, ya no fallaba, sin embargo me era muy extraño dormir en una habitación acogedora con calefacción. Conforme yo crecía los entrenamientos eran cada vez más exigentes y los castigos se volvían más y más crueles, todos los hombres que entrenaban conmigo tenían una sola orden y esa era jamás violentarme sexualmente. De cierta manera esa regla me mantenía segura pero según el Don, sin ella aún así no me pasaría nada de eso.

No confiaba mucho en lo que me decía, la verdad aún sigo sin hacerlo.

Me entrenaron para ser un arma, un cuerpo sin alma ni arrepentimiento.

Aún no entiendo cómo es que Sakren me ama demasiado, cuando el llegó le hice cosas demasiado horribles al igual que por mi culpa recibía los castigos que yo alguna vez recibí, pero no era internacionalmente.
Era el o yo, era una supervivencia la cual no me podía permitir perderla.
Aún así el me tomo aprecio al igual que yo a él, la verdad lo admiro por eso, por no ser rencoroso conmigo. Creo que de alguna manera el sabía que no hacía lo que hacía por placer, lo hacía para no volver a sufrir todo eso.