Nishimura Riki o mejor conocido como NiKi es un Alfa, rey de Seúl. No era conocido precisamente por ser un rey amable y compresivo sino por su fuerte carácter y por ser uno de los peores reyes.
Tiempo después llega inesperadamente un Omega al casti...
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Sunoo estaba justo afuera de la sala del trono del castillo, no estaba seguro de si entrar o no. Estaba a punto de tocar la puerta, pero un guardia llego y el rubio lo reconoció inmediatamente.
— Majestad ¿Va a entrar? — Jungkook es quien estaba allí.
— S-Si... solo estoy algo distraído — el omega sonríe falsamente.
— Permítame abrirle la puerta — el alfa se acerca a la puerta.
— Yo puedo hacerlo — dijo el rubio tratando de detenerlo.
— La puerta es muy pesada y difícil de abrir y usted no puede hacer esfuerzo — el pelirrojo le guiño un ojo al rubio y este se sonrojó debido a que ya sabia todo.
— ¿C-Cómo... — el rubio tartamudeo.
— ¿Cómo lo supe? — rio el alfa — Su aroma es mas dulce, ademas de que Jungwon me lo confirmo. No crea que le dijo a todos. Me lo dijo para que yo, como capitán de la guardia, pueda asegurarme de que usted este protegido — sonrió.
— Muchas gracias — sonrió Sunoo cuando Jungkook abrió las grandes puertas.
Jungkook hizo una reverencia a Niki, que estaba en su trono haciendo prácticamente nada. El rey al notar la presencia de su omega, se sentó derecho y frunció el ceño levemente, pues no sabia que podía estar haciendo el rubio allí. Sunoo se acercó tímidamente al alfa que no comprendía nada.
— N-Niki... — susurro el omega.
— ¿Qué pasa, Sunoo? — pregunto el rey.
En el momento en el que Sunoo sube la mirada, puede ver la cara preocupada de su alfa y en ese momento es que estalla en llanto. Aun no podía creer que tenia una vida dentro de el, hecha por el y por el alfa frente a el y no cualquier alfa... su alfa.
Niki se levantó de su trono preocupado y se acerco a Sunoo rápidamente, se había asustado de ver a su omega llorar, pues el rubio es una persona alegre y verle llorar es realmente raro.
— ¿Sunoo, qué pasa? — Niki abrazo a su omega y allí es cuando siente el aroma de este.
— Niki... no me dejes — pronuncio Sunoo y allí es cuando Niki entendió todo.
— Sunoo... t-tu... e-estas... — al alfa se le cristalizaron los ojos.
— Estoy en estado — susurro el omega posando una mano en su vientre.
Niki estalla en llanto en ese momento, estaba feliz, muy feliz. Su omega iba a tener un regalo, hecho por el amor de ambos. El alfa abrazó fuertemente a su omega, teniendo cuidado.
— Gracias... — susurro Niki en el oído de Sunoo y este sonrió entre lagrimas.
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