Parte 14: Corazón roto 💔

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Todo lo que había planeado decirle ni bien la tuviera enfrente, se fue a la borda cuando la pelinegra le abrió la puerta vestida con una camiseta de tirantes ceñida al cuerpo y un minúsculo short que poco cubría su ingle. Tras recorrerla de pies a cabeza, le dedico una mirada cargada de rabia y tristeza. Acto seguido la tomó de la nuca, atrayéndola hacia si, atrapando sus labios en un beso violento, pasional, donde una luchaba por dominar a la otra, apretando su cuerpo contra el suyo, donde sus manos la recorrían con avidez, buscando sentir su calor. La rabia inicial había desaparecido dando al paso al deseo, la quería allí y ahora.
Ni bien cerró la puerta, la arremetió contra la pared, mordiendo su cuello con pasión con las 2 muñecas sujetas con una mano y con la mano libre bajando los tirantes de su camiseta dejando sus pechos al descubierto, para después arrancar el short con furia, dejándola a su merced. Sus labios hambrientos recorriendo su cuerpo, lamiendo, succionando sus pezones, bajando de a poco hasta apoderarse de su sexo, recorriéndolo con su lengua y labios, saboreándola con pasión mientras la pelinegra se aferraba a su pelo, entregándose a oleadas de placer al sentir como su amante se perdía en sus zonas intimas, haciéndola enloquecer.
Julia se soltó del agarre, término de desnudarse y la llevó al sofá. Con manos ansiosas arranco la ropa de la pelirroja, la beso con desenfreno, pasando por su cuello, demorándose en sus pezones hasta arrancarle sonoros suspiros, aprisionando su cuerpo contra el de ella, movimientos de caderas frenéticos al ritmo que le imponía a la pelirroja. Lena aferrada a la espalda de Julia, jadeando, prendida en un mar de excitación que la hizo estallar en un orgasmo.
La pelinegra se dejó caer sobre Lena, aún entrelazadas, se miraron fijamente, recobrando el control de si mismas. A la pelirroja de pronto la invadió un sentimiento de desolación.

L: Soy tu única chica, no necesitas a ninguna otra - y la beso apasionadamente.

En ese momento la pelinegra comprendió el motivo del arrebato pasional de Lena que, si bien la había tomado por sorpresa, no le había disgustado en lo absoluto. Todo era por Fergie. Se incorporo, dejando a Lena hacer lo mismo, la pelirroja miraba al vacío, con ojos vidriosos al borde de las lágrimas.

J: Fergie me invito a una fiesta privada, tomamos unos tragos, me beso, pero no paso nada más.

L: No creo que por un simple beso diga que eres puro fuego.

J: No sé por qué dijo eso, pero te juro por mi hija que no paso de un beso.

Lena la miro, sus ojos no mentían, sabía que decía la verdad, además de que no juraría por su hija en vano. Un par de lágrimas caían por sus mejillas, Julia se sentó a su lado y la abrazo.

J: Por favor no llores, no debí ir.

L: No quiero perder lo que tengo de ti.

J: No lo perderás, eres mi chica y siempre lo serás.

Se besaron, pero esta vez de un modo diferente, sintiendo más dulzura que pasión y lo hicieron nuevamente, pero esta vez con cuidado, con ternura, tomándose todo el tiempo del mundo para amarse sin reserva.

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Días después, Julia se encontraba en un restaurante con su grupo de amigos. Regresaba a su mesa, cuando fue interceptada por un rostro conocido.

P: Julia que gusto verte.

J: Hola Parviz... - algo sorprendida.

P: Te dije que nos volveríamos a ver - tomando su mano para depositar un beso.

Aquel encuentro no tenía nada de casual. Desde que vio Julia en aquella reunión de trabajo, le pico la curiosidad y averiguo acerca de ella, lo que más resalto de su investigación fue su fama y su carácter independiente e indomable. Conocía a varios del entorno de la pelinegra, por lo que fue fácil integrarse a su grupo.
Para el joven empresario el hecho de que Julia tenga novio no le importaba, a pesar de tener una novia embarazada esperándolo en casa, se dispuso a conquistar a aquella pelinegra de ojos azules que lo había dejado embobado desde que la vio.
Primero salidas en grupo luego a solas, a escondidas de Vlad. El joven empresario no escatimaba en regalos para ella desde lo más simple como flores hasta joyas, la llevaba a los mejores sitios, los más caros, y exclusivos donde pasaban largas noches conversando horas y horas.

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