Círculo

Parte 4: El amor no es suficiente

Las chicas se encontraban en una sesión fotografica. Al culminar Lena fue a una de las habitaciones a tomar un descanso, Julia se quedó en el restaurante del hotel intercambiando opiniones con algunos miembros del equipo. En medio de la conversación llegó Natasha y la pelinegra inmediatamente con expresión de sorpresa, se levantó de la mesa para acercarse a ella con un chillido de alegría, saltó, la abrazo y le dio un corto beso en los labios.

Inessa, que casualmente llegaba al hotel a dejar las zapatillas favoritas de la pelirroja, observó la escena. Por la reacción de Julia, deducía que Nat siguió su consejo, aquel de dejar de ver a Julia por unos días para hacerse extrañar. Procurando no ser vista, Ina llego al cuarto de Lena, la pelirroja algo soñolienta abrió la puerta.

I: Te traje tus tennis de la suerte - mostrándole la bolsa y sonriendo.

L: Gracias mamá, pasa.

I: Vi a parte del equipo en el comedor, pensé que te encontraría allí.

L: Ayer me desvele en el cumpleaños de Nas. En el tren a San Peter no podré dormir bien.

I: Si no me equivoco me dijiste que irías con Julia.

L: Así fue, pero no se quedó por mucho tiempo.

I: A propósito de Julia, vaya que es popular especialmente con las fanáticas. Acabo de verla muy cariñosa con una chica allí abajo.

Lena solo escuchaba en silencio a su mamá con la mirada fija en sus uñas como si fuera lo más fascinante del mundo.

I: Antes de que llegue esa chica, ella estaba confraternizando con el equipo, me parece que tu deberías hacer lo mismo. Tienes mucho talento, pero Julia no te deja hablar en las entrevistas, ni resaltar.
¿Quién se cree para autoproclamarse líder del grupo? Te opaca, por eso hay más fans gritando su nombre que el tuyo. Por si eso fuera poco, Kiper renuncio porque no soportaba la atención que Iván le daba, a estas alturas todos saben que Julia es su favorita, eso ya lo debes saber de sobra.

Lena seguía en silencio, era un imposible negar lo evidente.

I: Bueno ya me voy, Katya esta por regresar de la escuela y no puede estar sola. Suerte en el concierto - acercándose a darle un beso, al darse la vuelta esbozo una ligera sonrisa, conocía a su hija, sabía que acababa de sembrar la semilla de la desconfianza, su silencio era prueba de eso.

Lo que quedaba de la tarde antes de abordar el tren, la pelirroja se quedó meditando en lo dicho por su madre. En la naturaleza de la pelirroja no estaba actuar impulsivamente, no podía dejarse llevar tan fácilmente por lo dicho por Ina o ¿Tal vez su amor por Julia la estaba haciendo pasar cosas por alto? Trataba de ignorar lo dicho por su madre, pero las palabras de Inessa inconscientemente daban vueltas por su mente.

Días después Julia aprovecho la ausencia de sus padres y se fue de fiesta con la pelirroja quien pasada un poco de tragos, vio como tanto chicos y chicas trataban de llamar la atención de la pelinegra que con una distraída coquetería, terminaba rechazandolos. A las 2 las trataban bien, pero de cierta forma sentía que se volvía un poco invisible a su lado, era Julia la que robaba más miradas, la que despertaba más interés, la que despertaba más pasiones. La observaba bailar, la pelinegra con los ojos cerrados movía la cintura y los brazos, deshaciendose con toda naturalidad de su chaqueta. Sintió una especie de hechizo que la atraía hacía ella de forma absoluta, su menudo, pero apetecible cuerpo girando e inclinándose, la expresión en su rostro disfrutando la música, su corto cabello cubriendo a veces sus ojos cerrados. Al mirar a su alrededor, pudo darse cuenta que algunos también la observan bailar, al parecer también cautivados por el mismo hechizo. Todo eso fue demasiado, se levantó de su sitio y se aproximó a ella que le estaba dando la espalda para dar otro trago a su cerveza. Julia se dio la vuelta y se asombró un poco al ver a Lena de pie frente ella; originando que casi le derrame un poco de cerveza sobre la pelirroja. Ella se acercó aún más, la tomo del rostro, sin importarle estar en lugar público, la beso; allí a la vista de todos, sin importarle el qué dirán. La pelinegra correspondió con gusto aquel beso intenso que le propinaba su chica, al separarse por falta de aire Lena rozo con sus labios el lóbulo de su oreja y le dijo: "Vámonos"