Anne quería seguir la canción, pero claramente no la conocía. Y, aunque quisiera, la letra no daba para hacerse un gran festín. Más bien, podría ponerla en un funeral o algún reclutamiento.
Pero aun así no encajaría. Cada estrofa parecía -realmente así era- solo pertenecerle a Gilbert. Y se sentía mal por eso. No por la canción en sí, para Anne era maravillosa, todavía más si la cantaba el pelinegro; lo que le inquietaba era el hecho de que tal letra fuera significativa, que Gilbert haya pasado por todo eso.
—He does all that he should. Why is he misunderstood? This is a story about a broken boy, with his headphones in just to block out noise of everyone around him telling him the way to go.
Anne bajó del coche de Jane y esta le guiñó el ojo con picardía—. No olvides mostrarnos una foto.
La pelirroja negó oprimiendo una sonrisa y rogando porque su rostro no estuviera enrojecido. Cerro la puerta y esperó a que el resto de las chicas se fuera antes de entrar. No quería parecer desesperada, aunque lo estaba.
—Buen día, Ingrid —saludó con emoción a la secretaria principal, haciendo ademanes con las manos.
—¿Café? —dijo la mujer rubia de unos cincuenta años, pícara— ¿Como siempre en las últimas semanas? —jugó con la comisura de sus labios de un lado al otro.
—¿Qué les sucede a todos hoy? —llevó la mirada al cielo, fingiendo incredulidad y desentendimiento en lo que fruncía el ceño. Dejó caer las manos a ambos lados de su cuerpo— No, creo que esta vez no tomaré nada.
Ingrid hizo una mueca de pena a gusto, consciente de que así llamaría la atención de Anne—. Suerte entonces, porque tu padre no ha llegado.
—¿Eh?
La rubia evadió la duda.
—Pero podrías esperarlo en su oficina —sonrió, levantando los hombros y volviendo la mirada a la laptop sobre su escritorio. Su voz fue coqueta, cómplice—. Está abierta.
Anne frunció el entrecejo, confundida, y apretó los labios. Se acomodó su bolso de ensayo sobre el hombro, dispuesta a caminar en dirección a la oficina. Su padre jamás dejaba la puerta sin llave cuando estaba fuera.
En cuanto aquella se tratara de una broma por parte del personal para verla golpearse contra la madera...
No. Efectivamente, el lugar estaba libre. Bueno, "libre"
—Anne.
Su cuerpo sintió una electricidad, pero luchó por mantener la compostura ante ese tono de sorpresa.
—¿Robando información confidencial? —inquirió con diversión, adentrándose en la oficina. Gilbert parecía nervioso, aunque trataba de no hacerlo notar.
—¿Esa es tu duda del día?
Negó. Cerró la puerta al apoyar la espalda en ella y así casi quedaron a oscuras, salvo por la precaria luz que lograba entrar desde la ventana. Ante la posición en la que estaba, podía ver la mitad del cuerpo de Gilbert iluminado, mostrando con más claridad parte de su camisa roja, siendo sus pantalones tapados por el escritorio. Con los dedos ligeramente apoyados sobre la mesa, podía apreciar el brillo del reloj en su muñeca. No era capaz de ver la hora, pero estaba segura que eran más de las tres de la tarde.
—¿Qué haces? —sacudió la cabeza para quitar los pensamientos que de pronto llegaban a su mente.
—¿Es esa tu duda, Anne? —Gilbert tomó lugar en la silla que le pertenecía a Walter, desviando un momento la mirada hacia la pantalla de la computadora.
ESTÁS LEYENDO
ALONE; Shirbert [✓]
Fanfiction❝𝐓𝐡𝐢𝐬 𝐢𝐬 𝐚 𝐬𝐭𝐨𝐫𝐲 𝐚𝐛𝐨𝐮𝐭 𝐚 𝐛𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐛𝐨𝐲, 𝐰𝐡𝐨 𝐬𝐭𝐚𝐫𝐭𝐞𝐝 𝐰𝐫𝐢𝐭𝐢𝐧𝐠 𝐚𝐥𝐥 𝐨𝐟 𝐡𝐢𝐬 𝐭𝐡𝐨𝐮𝐠𝐡𝐭𝐬 𝐨𝐧 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐫. 𝐍𝐨𝐰 𝐡𝐞 𝐜𝐚𝐧 𝐫𝐞𝐯𝐞𝐚𝐥 𝐞𝐯𝐞𝐫𝐲𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐨 𝐡𝐞𝐫❞ Con la guitarra en su mano, G...