Capitulo 8- De Nuevo Aqui

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Unos cinco días habían pasado desde la última vez que Pan y Goten se habían visto, es decir, desde que Pan había perdido su virginidad. En realidad, en ese corto tiempo, la pelinegra no solo no había visto a su tío, si no que tampoco a nadie más. Empezaba a sentirse un poco sola, pero de todas maneras esa había sido más bien su elección. Necesitaba despejarse de todo lo que había estado pasando últimamente, que realmente no era poco para ella. Pensaba sin parar en todas las cosas que había hecho, reflexionando o intentando reflexionar en cada una de sus acciones. Muy bien, había besado a un hombre comprometido, a una chica, y también a su tío, pero, también había tenido sexo con este último. ¿Qué iba a hacer? No lo sabía. No sabía si quería volver a ver a su tío, no sabía si aún estaba enamorada de Trunks, no sabía cuándo volvería a ver a Bra. Quería despejar su mente, estaba harta de pensar todo el tiempo, necesitaba aclararse. Iba a salir a entrenar, hacía tiempo que no lo hacía y se había descuidado bastante. Saludó a su padre, quien también estaba a punto de salir. Llevaba un pequeño bolso en el que había metido algo de forma circular que Pan no había alcanzado a ver, aunque de todas maneras no le dio demasiada importancia y salió rumbo a su destino. Voló buscando el lugar perfecto, hasta que al fin lo encontró, y descendió. —Bueno... Supongo que esto está bien. —Miró a su al rededor. —Nunca he entrenado sola, siempre lo hacía con mi abuelito, o con Goten cuando él no estaba ocupado con sus chicas. —Frunció el ceño. —Muy bien, supongo que hay que comenzar. —Se concentró, y luego de unos minutos empezó a lanzar energía a las enormes "montañas" que había a su al rededor, con la mayor rapidez posible. Al terminar, comenzó a darle vueltas a la tierra volando, una, dos, tres, cuatro, cinco... Cinco vueltas en algunos segundos. Era rápida y era fuerte, de eso no había duda, pero aún no estaba conforme. Algo había despertado en ella ese sueño de querer ser tan fuerte como su abuelo. —Esto no es suficiente... —Se dijo para sí, empezando a frustrarse. Necesitaba entrenar con alguien, quería superarse. ¿Quién? Su padre ya no hacía esas cosas, su abuelo no estaba, Trunks estaba casado y ya casi tampoco entrenaba, su tío tampoco lo hacía, Bra nunca había entrenado, Marron muchísimo menos, el Señor Piccolo era ideal, pero había decidido desaparecer junto con la Tierra. No sabía a quién acudir, y empezaba a desesperarse. Pensó en Vegeta, pero ¿desde cuándo un hombre como él accedería a tal cosa? Ya estaba a punto de rendirse, cuando se decidió a llamar a Trunks. En realidad no tenía muchas ganas de verlo, pero si esa era la única manera, la tomaría. —¿Pan? —Se escuchó del otro lado del teléfono. —¿Qué sucede? —Agregó. —¿Entrenar? ¿Desde cuándo entrenas? —Su voz parecía bastante sorprendida. —¿Dónde estás? Está bien, ahí estaré. —Colgó el teléfono, y dejando nuevamente a Marron con dudas, salió rumbo a donde estaba Pan, volando. No tardó mucho en venir, y cuando Pan lo divisó, reprimió una sonrisa. Iba a dar lo mejor de sí, no quería que nadie volviera a ser suave con ella solo por el hecho de que era una chica, estaba cansada de eso. Quería superarse, quería ser más fuerte, mejor. Por lo menos eso la estaba distrayendo un poco de todo lo que le había pasado esos últimos días. —Hola, Pan. —Saludó el pelilila amablemente. —¿Cómo has estado? —Le sonrió. —Estoy bien. ¿Ahora podemos entrenar? —Se mostraba bastante indiferente, pero es que en verdad estaba ansiosa, y tampoco tenía muchas ganas de entablar con una conversación. Al ver que Trunks asentía sorprendido, le aclaró algunas cosas. —Quiero que pelees de verdad, no importa que sea una niña. Si debes convertirse en un Super Saiyan, pues hazlo. Tengo semillas Senzu, por si algo pasa. ¿Estás listo? —Al ver que él asentía, se elevó unos cuantos centímetros. Ella empezó. Dos golpes en el estómago y uno en el centro de la cara. Un poco de sangre corría por la nariz de el pelilila. Ella no iba a esperarlo, en una verdadera pelea, no podía esperar a que su oponente la atacase: debía atacar. Continuó golpeándolo, él escupió sangre, hasta que se cansó y aplicó una llave a la pelinegra. Ésta no podía soltarse, y permaneció así por un tiempo; luego logro darle un codazo en el estómago que la liberó. Trunks no podía creer lo mucho que había mejorado Pan, él no entrenaba desde hacía tiempo, y estaba siendo realmente humillado. Decidió lanzarle un kamehameha que ella esquivó fácilmente. La menor de los Son no se quedó de brazos cruzados luego de ese ataque, respondiendo con un masenko. El mayor de los hijos de Bulma lo esquivó con un poco de dificultad, debido a el gran período de tiempo que había pasado sin entrenar. Ascendieron más y comenzaron a darse golpes y patadas. Pan comenzaba a notar que su compañero estaba un poco cansado, pero no iba a rendirse por eso. Dado a las circunstancias, el pelilila se transformó en Super Saiyan, lo que entusiasmó más a la menor. —Genial. —Dijo por lo bajo, sonriendo. Trunks le dio un fuerte golpe en el estómago, que la hizo escupir sangre. Seguido a eso, dos golpes en el rostro. Trataba de ser lo más suave posible, a pesar de lo que le había dicho ella. Luego de recuperarse, Pan le dio una fuerte patada en su rostro, hiriéndolo un poco. Ambos sonrieron, y la pelinegra continuó golpeándolo. Él tampoco se quedaba atrás. Ambos continuaron así por un tiempo, lanzándose energía, dándose golpes y patadas que a menudo eran esquivados. En un momento de la pelea, Trunks le lanzó un kamehameha a Pan que ella no alcanzó a esquivar. Bastante herida y enojada, Pan decidió lanzar su técnica maiden's rage, la cual él no esquivó, no pudo. Había quedado bastante herido y cayó al suelo. Pan quedó satisfecha, ya que había ganado la pelea. Descendió y se encargó de darle una semilla senzu a su amigo, ingiriendo una ella también. Luego de eso dieron por finalizado el entrenamiento. —¿Cuándo te has vuelto tan fuerte? —Preguntó el pelilila, aún perplejo por todo lo acontecido. —Por favor, Trunks. Siempre lo he sido. —Bromeó ella. —¿Quieres comer algo? He traído comida, por si me quedaba hasta tarde. —Él asintió, diciendo que estaba hambriento. Comieron lo que Pan había traído rápidamente, su lado Saiyan estaba muy presente. —¿Crees que mi abuelito estaría orgulloso de mí? —El mayor sonrió dulcemente. Le causaba ternura que Pan le llamara todavía "abuelito", y también la pregunta. —Claro que lo estaría, Pan. Estoy seguro. —Le guiñó un ojo. —Has mejorado mucho. —Ella sonrió y permaneció en silencio por un rato, hasta que se animó a preguntar. —¿Y qué hay de Marron? ¿Cómo está todo con ella? —Preguntó tímidamente. —Está... Bueno, no voy a mentirte. Justo ahora está un poco tensa la situación. —Suspiró, mientras que la pelinegra se volvió a él, atenta. —Marron dice que ya no soy el mismo, que no me preocupo por ella, y esas cosas. Que salgo todo el tiempo y la dejo sola. —Él se encogió de hombros. —Dice que no le doy explicaciones de nada. —Trunks... Eso está mal. —Frunció el ceño. —También me enojaría si me hicieras algo como eso. Quiero decir... Si estuviéramos juntos... Casados, o algo así. —Rió nerviosamente, había metido la pata. Él se limitó a sonreír. —A lo que me refiero es que debes prestarle más atención y darle más afecto si es que lo requiere. Es tu esposa, ¿verdad? La has elegido porque la amas, deberías preocuparte un poco más. —Volvió a suspirar, nunca hubiera creído que le diría eso al hombre del cual había estado enamorada ese tiempo. —Lo sé, y entiendo cómo es que se siente ella. —Él tomó una bocanada de aire y suspiró nuevamente. —Pero... Necesito libertades, Pan. No me gusta estar atado a ella, no necesito decirle todo lo que hago, ni cuándo, ni por qué, ni con quién. Es mi esposa, no necesita investigarme cada vez que salgo. —La miró. —A este paso, va a creer que la estás engañando. —Pan meneó la cabeza, en sentido de negación. —Pues, si vamos al caso, ya lo hice. —Suspiró. La pelinegra lo miró sorprendido. —¿Con quién? —Se limitó a preguntar. —Contigo. —Un silencio incómodo se hizo entre ambos, Pan no podía creer que él hubiera dicho eso. No pensaba que volviera a tocar el tema nunca, ahora era un hombre casado, con compromisos de hombre casado. Ella no dijo nada, y él lo entendió. Era un tema bastante incómodo como para hablarlo en aquél momento, aunque Trunks tenía toda la razón del mundo, había engañado a Marron cuando era su prometida con Pan. Al pensarlo de esa manera, un inmenso sentimiento de culpa invadió a la menor. —Lo siento. —Se apresuró a decir. —Tranquila. —Asintió con la cabeza. Ambos dieron por terminada aquella tarde juntos. Se la habían pasado bien (a excepción de ese tema), habían descubierto cuánto había aumentado el poder del otro, habían comido y charlado. Bonito, pero no podía durar para siempre. Trunks acompañó a Pan a su casa y luego partió a la suya. —¿Papá? ¡Ya llegué! —Exclamó al entrar. Nadie respondió, al parecer no había llegado. A Pan eso no le extrañó, últimamente su papá se encontraba bastante ocupado en algunos asuntos de los cuales ella no sabía absolutamente nada, aunque cada vez estaba más curiosa. —Vaya, supongo que tendré que cocinar yo... —Dijo en un tono bajo para sí misma, tomando algunos ingredientes y utensilios para preparar la comida. Esperaba que su padre llegara para esa hora, pero eso no fue así. Empezaba a preocuparse cuando dieron las 00.00, su padre tenía el teléfono apagado, era tarde, ¿qué demonios estaría haciendo? Esperó un poco más y subió a su habitación. Permaneció allí por un largo tiempo, esperando que de una vez por todas Gohan volviera. Ella también estaba exhausta por el entrenamiento, a pesar de haber ingerido una semilla senzu. Se recostó en la cama y miró el techo. "Que extraño... Por un momento hubiera creído que Trunks intentaría algo conmigo." pensó. No estaba del todo errada, de hecho, el pelilila se moría de ganas. Pero no iba a engañar a Marron nuevamente. De pronto, unos golpes en la puerta la sobresaltaron. Supuso que era su padre. —Pase. —Dijo sin moverse de su lugar. —Pan, querida... —Dijo entrando su padre por la puerta. Pan saltó de la cama. —¿Dónde has estado, papá? ¡Estaba muy preocupada por ti! —Suspiró. —No me hagas eso nunca más, por lo menos avisa a que hora volverás. Sabes como s... —Dejó de hablar al ver a otra persona que había detrás de su padre. Su corazón se aceleró y entró en estado de shock. Se repetía que debía mantener la calma, pero se le era imposible. Sus ojos rebalsaban de lágrimas, ya no podía contenerse, pero, sin embargo, permanecía en su lugar, quieta. No se sentía capaz de moverse, no se sentía capaz de nada. La pelinegra de ojos claros abrió sus brazos, manteniendo una sincera y amable sonrisa, Pan, sin más, se lanzó hacia ella derramando millares de lágrimas. No podía preguntarse cómo era posible, no podía pensar en nada, solo sabía que estaba con ella de vuelta, y nadie se la iba a volver a quitar. —Te he extrañado tanto... —Sollozó. —Es increíble... Es increíble... —Le decía dirigiéndose a esa mujer que le dirigía una mirada comprensiva, que lo entendía todo, que sintió lo mismo. —Tranquila, cariño. —Comenzó a hablar, con esa voz que la tranquilizaba tanto. —Tu padre ha roto su promesa. —Sonrió. —Debo decir que en realidad no me ha molestado en lo más mínimo, estaba muriendo de ganas de volverte a ver. De volverlos a ver. —Secó sus lágrimas, aún manteniendo su sonrisa. —No llores, querida. No he vuelto para eso. —La miró a los ojos. —Quiero verte feliz, quiero que seas esa enérgica chica que conozco tan bien. —Agregó. —Mamá... —Se secó el resto de lágrimas que le quedaban. —Te he extrañado tanto... —Volvió a repetir, y al tiempo miró a su padre. "Ahora sé por qué estaba tan ocupado" pensó, y sonrió. —Que bueno es tenerte de vuelta, que reconfortante es... —Dijo abrazándola, cuando creía que nunca antes había estado más feliz. —No sabes todo lo que te necesité, mamá... —Dejaba de abrazarla para mirarla a los ojos cada tanto, y es que todo le parecía mentira. —Lo sé, querida, lo sé. —Asintió suavemente con la cabeza. —Pero ya estoy aquí, y no hay por qué llorar. —Le volvió a sonreír con amabilidad y comprensión. —Lamento todo esto, y sé que tu padre no ha estado dándote mucha atención estos últimos días. Supongo que es por estar ocupado buscando las esferas del dragón, ¿verdad, cariño? —Dijo en un cierto modo de reproche hacia Gohan, y él asintió con la cabeza. —Perdóname, Pan... —Dijo en voz baja. —He tardado un poco en encontrarlas, y además tuve que ir al lugar donde tu madre murió para poder encontrarla. —Miró a Videl. La menor de las pelinegras lo entendió perfectamente, y nunca le pudo haber estado tan agradecida a su padre. Era increíble, como un sueño. Era perfecto. —Nadie sabe sobre esto. Solo tú y yo, Pan. —Agregó. —Lo entiendo. —Asintió. Los tres se abrazaron, eran una familia unida otra vez. Ahora que Videl había vuelto, Pan no podía encontrarse más feliz. Nunca había imaginado que su padre estuviera planeando tal cosa como esa, la sorprendió demasiado, pero realmente la hizo feliz. Miles de pensamientos pasaban en su cabeza, pero no se sabía capaz de procesar ninguno con facilidad, estaba aún en estado de shock. Amaba a su padre. Amaba a su madre. Estaban juntos de nuevo, y nadie lo iba a cambiar esta vez.

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