Primerizos || (MEWGULF)

V PARTE

Si tenía que calificar el proceso de embarazo de Gulf, vaya. Ahora si no quería ser él el que se encontraba en la camilla sufriendo de dolor. Había sido todo un dilema el llevar a su esposo hacia el hospital y trasladarlo hacia la camilla porque no dejaba de quejarse del dolor y de llorar. No, no le gustaba para nada verle así sufriendo cuando se supone que era una bendición traer un niño al mundo, pero ¿de ese modo? Ni él quería ponerse en los pies de Gulf. Su pequeño bebé retorciéndose y gimiendo de dolor, quería hacer algo pero no sabía qué más que repetirle muchas veces que todo iba a estar bien. Sí, claro.

El pequeño Alexander había nacido por cesárea ya que Gulf se había negado a seguir sufriendo de contracciones y prefería que lo sedaran y no sentir nada. Sabía las consecuencias de que dejaría una cicatriz fea pero eso luego podía arreglarlo con estética y esos métodos modernos que habían salido para eliminar cualquier imperfección.
Mew estuvo ahí en todo momento dándole palabras de aliento y que era una persona valiente al aguantar cualquier tipo de dolor durante los nueve meses, que aquello tendría su recompensa y era Alexander, quien había nacido sano gracias al sumo cuidado que habían hecho.

Recibieron constantes visitas de sus padres, de sus familiares, de sus colegas, de Tay. Todos felicitando a la pareja y queriendo ver al pequeño tras una vitrina y dentro de la incubadora se podían apreciar a un diminuto cuerpecito aún rojizo y complacidamente dormido. Mew no se creía aún que de ambos había salido ese pequeño lleno de salud.

A insistencia de Tay había descargado un libro virtual que hablaba sobre la paternidad, era padre por primera vez y quería sentirse preparado, aquel libro tenía todo empezando por el capítulo para los padres primerizos que era totalmente grande así que cada que podía prendía su IPad y leía hasta donde daba su interés y tiempo adquiriendo conocimiento sobre qué debe hacer en acciones específicas. Claro Tay le repetía que no es un examen de admisión así que no debía siempre acoplarse a las reglas, a veces lo malo es bueno. Así que tomó aquello como una referencia y aunque había acabado el libro hace algunos días, no se sentía del todo preparado. Se sentía nervioso aún por cargarlo ¿y si lloraba? ¿Podría calmarlo él? Si bien, lo que decía su libro es que el bebé reconoce el calor de mamá, el calor de Gulf y el no engendró al pequeño por lo cual no sabía si sería capaz de calmarlo en caso llore y tenía razón; desde que a Gulf le habían dado de alta él no ha sido capaz de calmar al bebé cada que lloraba. Tenía compasión por su esposo al quedarse hasta altas horas de la madrugada acompañando a su pedacito de cielo. Alexander tenía una cuna pero mayormente dormía en su cama ya que ahorraría el levantarse y el trasladarlo a la cuna corriendo el riesgo que vuelva a levantarse. Sus días no estaban siendo los mejores y es lo que le había avisado el libro, los primeros días siempre son difíciles: madrugarás, te impacientarás pero el amor sigue presente. Amaba a su pequeño y aceptaba que a diferencia de otros bebés, Alexander era menos ruidoso y no lloraba tanto pero cuando lo hacía era específicamente en las madrugadas cuando Mew tenía que descansar para ir a trabajar, seguía preguntándose si debía pedir vacaciones para acompañar a el más bajo pero este siempre se negaba y prefería pedir ayuda de su mamá y su suegra.

— ¿Eso es cara?

— Si y a pesar de todo es mejor que la tuya.

— Que te lo diga Mew no cuenta — Se burló su colega entrando a la oficina del más alto — ¿Llora mucho?

— Solo duerme en las mañanas para llorar toda la noche.

— Cambien su horario.

Mew solo rodeó sus ojos, era la cuarta vez que le decían ello y por más que lo intentaba era difícil.

— Es fácil decirlo. Gulf se madruga cuidando de Alexander y en las mañanas hace los quehaceres mientras el bebé duerme, no descansa.

— No debería desmeritarlo pero a diferencia de ti, Gulf no trabaja por el momento. Un recién nacido necesita toda la atención del mundo y más de su madre ¿sino por qué existen las licencias médicas?

A veces pensaba que hablar con Tay era una pérdida de tiempo, pero aquel tenía sus dos lados, no cambiaría a su amigo-colega por nada del mundo. Por más de hacer bromas tenía su lado maduro en donde le daba buenos consejos, tal vez tendría un gemelo.

Llegar a casa significaba estrés, lo sabía muy bien. No era para nada de su agrado oír a su hijo llorar y Gulf pidiendo su ayuda como si tuviera dibujado en el rostro la idea de callarlo. Si bien su hijo no hacía mucho ruido pero si lo suficiente como para aturdirlo. Es así que decidió salir de su rutina e ir algún bar en el camino. El lugar era tranquilo, como un resto bar acompañado de música jazz, un ambiente calmado.

Tomó asiento en la barra y pidió una cerveza. No tenía compañía y mucho menos quería una. Solo quería relajarse y despejar su mente, debería estar en casa ayudando a su esposo en vez de venir a beber como si no tuviera otra responsabilidad. Era un adulto ¿por qué no podía comportarse como uno?
Antes anhelaba ser un adulto, vivir sin depender de sus padres, sin pedirles dinero, viviendo bajo su propio techo con sus reglas y sus libertades, tener una familia. Ahora veía la realidad: ser un adulto no es nada fácil. Trabajar, pagar impuestos, pagar energía eléctrica y agua, gastar en gasolina, criar un bebé. Vaya, prefería y ahora ser niño nuevamente. Sentir el amor cálido de sus padres con sus engreimientos y ayudándolo en sus tareas, salir juntos al cine o a un restaurante. Ahora entendía cuando le repetían en la escuela que debía valorar el esfuerzo de sus padres y lo que han logrado obtener para sacar a su hijo adelante.

— Mew, te estoy hablando.

El nombrado volteó su rostro de inmediato encontrándose con una joven, promediaba que tendría su edad ya que estaba vestida formalmente como él. De estatura baja para la suya y piel pálida; sus facciones del rostro eran iguales a las de su esposo con la diferencia que de esta sus ojos eran más grandes y las comisuras de sus labios más largas. Hasta el color de cabello era similar.

— Lo siento, estaba pensando algunas cosas.

— ¿Trabajo? ¿Deberes? — Preguntó la ajena sentándose a su costado antes de pedir dos cervezas. Sabía que no iba a quitársela desde que les trajeron más bebidas, pero lo qué más le avergonzaba era no reconocer quién era.

— Lo llamaría obligaciones — Respondió — Disculpa, de verdad no te reconozco...

— Vaya si que la vida te mantiene ocupado — Tomó un sorbo grande — Kim YeRin, llevamos juntos algunos asignaturas. Nos volvimos muy amigos.

El rostro de confusión de Mew era aún más notoria, debía disimularlo, que malo era para recordar.

— Nos copiamos en el examen del profesor Han y nos echó de su curso.

Ahora su rostro cambió a un tono rojizo, claro no podía notarse debido a la poca iluminación del lugar. Se avergonzaba al recordar el peor riesgo de su vida así que optó por eliminar ese recuerdo. Observándola de pies a cabeza, su ex compañera notaba diferente. Mew no era muy observador si se refiere al físico pero lo más posible era que el color de su cabello era distinto, era obvio. Ningún coreano puro nacía con el cabello rubio.

— No te reconocí, tu color de cabello es muy distinto al de aquel entonces.

Un par de horas y minutos habían transcurrido, su charla se había hecho extensa así como las botellas con cervezas vacías aumentaban. Ambos se pusieron al día desde que ocurrió el incidente, asimismo recordaron viejos tiempos que sacaban una enorme carcajada en ambos siendo los más bullosos del resto bar. Yerin había sido como una señal que le había mandado el todopoderoso para desesterarse y mantenerse ocupado en otros asuntos. Una conversación con un viejo amigo y de confianza le ayudaba mucho, sin ofender a Tay. Intercambiaron números al notar que ya era casi media noche y acordaron en encontrarse nuevamente ya que aún había más para charlar.

ESPERO QUE LES GUSTE NO SE OLIDEN DE VOTAR Y COMENTAR COMO LES DIJE ESTA HISTORIA ES CORTA FALTA POCO PARA QUE SE TERMINE DENLE MUCHO AMOR A ESTA HISTORIA LXS AMOS😘