Epílogo

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El convertirse en un adulto requería de muchas responsabilidades, al inicio no se sentía del todo preparado para ser uno pero, todo tiene un inicio, un nudo y un final. Comete errores y de ello se aprende gracias a consejos y apoyo y aún más si se trataba del amor de tu vida, su Gulf.

Gulf era su talón de Aquiles pero también era la base que sostenía su estabilidad emocional. Su pequeño era el sol y el un planeta que giraba en torno a él, podía asegurar que era una estrella brillante que iluminaba su buen camino, que le ayudaba a escoger buenas decisiones. Todo ello era Gulf porque de eso se trataba tener una pareja. Significaba apoyo, amor y cariño mutuo, lejos de días tristes.

No se imaginaba estar parado ahora en donde está; junto al amor de su vida, con Alexander y ahora la llegada de Alexa, sus padres aún vivos y con salud. Todo, absolutamente todo era perfecto y cada día agradecía por tener una vida tan firme. Habían transcurrido tres años aproximadamente en donde ahora contaban con un integrante más en la familia, esta vez una pequeña con mucha salud llamada Alexa, el nombre que habían pensado en caso su hijo resultara el sexo opuesto. Le gustaban sus nombres porque ambos llevaban el Alex por delante, que significaba luna en español y completaba su galaxia, su mundo, su familia.

Luego de varios meses, habían acordado en darse las vacaciones que desde hace mucho habían deseado, ambos optaron por viajar a la provincia natal del mas bajo, a Gyeonggi en donde se hospedarían en in lujosos hoteles por cuatro días y tres noches. El hotel contaba con una enorme piscina junto a la patera, juegos acuáticos y diferentes instalaciones que les era de su interés.

La emoción de su hijo era demasiado y podía lidiar con ella, pero su impaciencia por entrar al agua era imposible. Gulf inflaba sus flotadores para que menos puedan meterse en la piscina de más de un metro y cincuenta centímetros. Alexander había heredado el carácter de Mew, tan hiperactivo y arriesgado a todo, sin importarle las consecuencias pero a veces miedoso en pocas circunstancias. A pesar de ser una réplica del más bajo, su actitud era como la de su esposo y es de lo que Mew se sentía tan contento. En cambio, Alexa hasta el momento se mostraba tranquila y pasiva, dejándose hacer y sin rechistar. Ella también tenía el físico idéntico a Gulf a excepción de las orejas. Sus dos hijos eran como dos gotas de agua, la única diferencia era el largo del cabello y algunos rasgos femeninos aunque no eran muchas.

— Mew, tu hijo es muy desesperado — Se quejó el más bajo al no poder calmar a su hijo. Este se notaba muy emocionado y las palabras de su boca salían una tras otra y otra que eran casi imposible de entender. Pero su instinto paternal sabía que el pequeño le estaba comentando todo lo que sus pequeños ojos saltones podían ver.

El más alto no tardó en acercarse y colocarse de cuclillas frente al menor, aun así no lograba que su hijo le mirara. Estaba tan ensimismado en los toboganes y la gran piscina, la cantidad de niños y amigos nuevos que podía hacer. Colocó los flotadores y en realidad fue muy fscil porque Alexander era muy accesible, un flotador para cada brazo, bloqueador en exceso y ya estaba listo para ir al agua. Mientras Alexa apenas y recién daba sus primeros pasos por lo cual Gulf estaba muy al pendiente de la menor que con la misma energía de su hijo buscaba zafarse de él y gatear por todo el lugar.

Mew a parte de su traje de baño usaba una bucarena color negra que apenas estando dentro de la piscina la prenda se aferraba a su cuerpo haciendo notar ese cuerpo tan marcado que lo fundía en las sábanas; sus pectorales se notaban tan duros. Con Alexander en brazos ahora le daba una vista tierna en cómo ambos compartían un momento de risas y nerviosismo por parte de su primogénito y su temor a la profundidad de la piscina, pero ahí estaba Mew una vez más para ayudarlo tomándolo en sus brazos y esperando a que se acostumbrara.

Minutos después se había unido a su familia disfrutando del sol y la piscina, era la primera vez que su hija estaba dentro de una y en la primera vez que competía uno de los tantos momentos memorables. Agradecía que el cloro en el agua trajera como consecuencia el sueño en sus hijos porque ambos habían caído en brazos de morder luego de llegar a su habitación y bañarlos. Hoy sería una noche especial ya que Mew había reservado una pequeña cabaña encima del mar en donde pasarían una velada juntos, en realidad su esposo lo tenía todo encubierto. Había contratado servicio de niñeras que brindaba el mismo hotel para que cuidara de sus hijos mientras ellos disfrutaban de la noche estrellada.

Se había colocado algo muy sencillo como una bermuda blanca y una polera de lana color celeste bebé. Se sentía nervioso, desde que Alexander había nacido no habían tenido un momento así de romántico. Al llegar a la cabaña, todo era magnífico, las velas aromáticas, la poca iluminación, vino y comida, mucha comida en realidad que era lo que le ponía más feliz. Se sentaron ambos en sus respectivas sillas frente a frente mientras disfrutaban de los diferentes aperitivos y compartiendo anécdotas que ya conocían al pie de la letra pero contándolas como si fuera la primera vez y riéndose de ello.

— Todo es bonito ¿podremos quedarnos una noche? — Preguntó Gulf llevando un pedazo de brownie a su boca.

— La alquilé por una noche, al igual que pagué a la niñera por una noche. No hay de que preocuparse, ellos están bien, profundamente dormidos.

— Lo sé, pero ¿y si se despiertan en la madrugada y no nos ven? Podrían asustarse.

— Gulf, no hice esto para que pensaras en los niños. Esta bien si no te preocupas una noche, nada malo pasará — El pelinegro extendió su mano para tomar la ajena y llevar el dorso de esta besándola. Al parecer a Gulf le gustaba porque le demostraba una sonrisa tan tímida que le parecía tan hermoso.

Prosiguió con sus besos ahora llevando el índice de su esposo a su boca para lamerlo. Gulf sabía lo que se venía, su esposo lo provocaba tanto que era inevitable. Sus vellos de los brazos se erizaban tanto que ladeó su cabeza hacia atrás. El mayor no tardó en colocarse de pie y dirigirse a su pareja tomándolo por los muslos y cargarlo. Entre besos lo deposito en la cama y las prendas se despojaron hasta quedar completamente desnudos. Gulf bajo su cuerpo y con la luz de la luna iluminando parte de su rostro y pecho, solo era hermoso.

— No me mires así.

— Eres tan hermoso, Gulf Kanawut.

Al mencionado no le dio tiempo de responder ya que el mayor una vez más estaba atacando su boca pero esta vez con más pasión y desesperación, succionando sus labios a más no poder. Gulf podía sentir el miembro de su esposo ya despierto rozándole la entrepierna y era la causa de sus jadeos, su diestra se deslizó hasta la zona dura y caliente masajeándola desde la base hasta el glande y viceversa, Mew retorciéndose en su oreja era todo lo que necesitaba. Los besos del mayor fueron alejándose hasta posarse en su vientre suspirando como consecuencia. Obligó al menor a alzar sus piernas y en esa posición asomó su rostro abriéndose paso hasta la separación de sus glúteos y hallando su cavidad rosácea. Llenándola de saliva e introduciendo su lengua simulando embestidas Gulf se retorcía más a su rostro llegando a golpear con sus muslos y sus mismos glúteos la cara de Mew, esa entrada era su perdición.

Minutos después de preparar al más bajo, lo posicionó ahora bocabajo y con el trasero en el aire. Sus piernas tan separadas que admiraba como su cavidad se entreabría hambriento por ser abusado. Escupió en su pene y lo masturbó dilatándolo de igual manera, su pequeño a pesar de ser tímido le estaba dando un espectáculo moviendo sus glúteos y pidiendo entre gemidos que lo follara.

— ¿Qué quieres, amor?

— No me hagas decirlo, sabes que es...

— Tienes que decirlo, de lo contrario no sabré.

Gulf desesperado y caliente era la combinación perfecta de la perdición, este perdía la cordura y se dejaba llevar por el placer.

— Fóllame ya.

El único permiso que pedía para abrirse paso entre sus glúteos y adentrarse sin piedad ganándose un gemido desgarrador de su esposo. Apenas adentro e inicio un movimiento pélvico rudo y rápido sintiendo como las paredes anales ajenas se acostumbraban a su gran tamaño y al nuevo intruso que le invadían. La noche se sentía especial y a pesar del romanticismo, se sentía tan caliente que podría hacerle el amor a Gulf todo lo que restaba de la noche, hacer disfrutar a su pequeño y lo débil que se volvía. Amaba ver la parte romántica y enamorada de su esposo, pero también esa parte que lo volvía salvaje y delirante de lujuria. Sus ojos cristalizados a causa del placer y como de su boca salían groserías y pedía por más. Cada faceta de Gulf era perfecta ante sus ojos.

Él es su todo.

BUENO NOS VEMO PARA LA PROXIMA HISTORIA SIGAN APOYANDO ESTA DENLE MUCHO AMOR VUELVALAN A LEER SI QUIEREN EXTRAÑARE EDITAR ESTA HISTORIA HERMOSA NOS VEMOS BAY😊😉🎉

Primerizos || (MEWGULF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora