Selección

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Cuando Harry Potter despertó, ya era entrada la tarde. Había aprendido a saber las horas según el cielo en sus largas tardes dedicadas al jardín de Petunia en el último tiempo, y apreciando desde la ventana de su cuarto en el Callejón. Ni siquiera había despertado por las varias horas de descanso, sino que lo hizo por el brusco abrir de puertas de una niña mandona con cabellos alborotados, que preguntaba por el sapo de otro niño. 

Estuvo varios minutos observándola, hasta que se ubicó. Era una Hermione niña, preguntando por la mascota de Neville. Enfrente suyo estaba Ronald. A su lado, Crabbe y Goyle. Junto a él mismo, donde originalmente se había sentado, Draco Malfoy. ¿Cómo había llegado a esa situación?

Después de negarle a Granger y Longbottom, respondieron a las dudas de Potter. Realmente no era la gran cosa, aunque el dichoso niño pareció sorprenderse más de la cuenta. Ninguno le prestó mucha importancia. 

Harry, por su parte, estaba muy confundido. Tal vez, realmente había sido una premonición, aunque por lo que había sentido hubiera creído un viaje entre realidades antes que eso... Podría decir que demasiada ficción, o podría decir que era un genio.

Bueno, también cabía la posibilidad que fuera una visión. De ser así, lo más probable era que se lo estuviera tomando demasiado literal... Según leyó en uno de los libros que compró, las visiones tenían que ver con entidades de dimensiones superiores, por lo general. A más alta divinidad, más enroscado su mensaje, la cosa a adivinar. 

Muy complejo todo. Mejor dejaba de hacerse la cabeza con eso y vivía el momento. Si se lo comunicaba a alguien más, lo denominaría como premonición, sí, pero por la simple cuestión que así era más fácil y menos lioso. 

Draco lo sacó de su ensimismamiento invitándolo a una rana de chocolate y aceptó. Estaba rica. Hacía mucho no comía... Oh, cierto, de hecho se suponía que era la primera vez que lo hacía. Aunque el Malfoy no debía saberlo tampoco, todavía... Agradeció. 

El rubio asintió, sonriente y satisfecho. Ron aprovechó las invitaciones de Vicent, sentado a su lado, y tuvo su ración de glotonería. Gregory solo masticaba.

Un rato después, no sabía si para interrumpir el silencio o saciar su curiosidad, Malfoy le preguntó: —¿Eres Harry Potter? Vi la cicatriz en tu frente...— bueno, eso había sido directo. 

—Sí, lo soy. ¿Draco Malfoy, no?— antes que respondiera inquirió sus nombres a cada uno. 

Eso sorprendió al primer interrogado. Los apellidos del resto no eran tan notables como para que los conociera a simple vista sin verlos antes, no sin un padre con un título que te criara, que, como huérfano, dudaba que fuera el caso de Potter, aunque... 

— ¿Cómo lo supiste? — se le adelantó el pelirrojo. 

Harry dudó un poco en responder. Pero no podía sopesarlo mucho sin atraer sospechas, así que se dijo "Bueno, qué va" y se tiró a la pileta, con una verdad a medias. Tenía la sensación que estaría ocurriendo frecuentemente. 

— Bueno, hace unas semanas tuve una visión. 

Todos se quedaron boquiabiertos y el trío en el asiento enfrentado soltaron muchas preguntas al mismo tiempo, de modo que ninguno entendió nada y Harry no pudo responder. 

— Es... complicado. Fue bastante larga... 

— Es curioso tener el don, más sin ningún ancestro conocido por el don. Y es, sin dudas, un momento bastante justo para tener una visión...

El rubio quiso saber más, pero solo supo que había ocurrido hacía algunas semanas, que creía que le había dado a conocer a muchas personas y que le adelantó algunas de las posibilidades a futuro si tomaba ciertas decisiones. 

Pronto fue de noche. La misma chica volvió a interrumpir y les avisó que pronto estarían llegando. Harry agradeció estar llevando camiseta y que Ronald, por lo menos, también tuviera que cambiarse. Sentía fijos los penetrantes ojos plata. 

Cuando llegaron, estaba Hagrid llamándolos. No fue muy distinto de su vida pasada, sueño, como fuere. Neville reencontrándose con su mascota, ida en botes, reencuentro con la magnífica imagen de Hogwarts... Una lágrima traicionera asomó de los ojos de Harry; ver el castillo de nuevo, en una pieza, tan maravilloso, después de vivir una batalla en él, que ahora resultaba que nunca había pasado... Era una vorágine de pensamientos contradictorios que resultaban en una masa de sentimientos, abstracta y confusa, ilegible y difícilmente controlable. Era, en parte, como si realmente volviera a ser el niño de once; sus actitudes instintivas, incluso algunos de sus pensamientos... Había sido así desde el primer momento, por eso se inclinó a la idea de una visión, aunque también lo seguía sintiendo como vivir siete años y regresar al comienzo. Si era así siempre, podía entender por qué la profesora de adivinación tenía ese aura y era tan extraña. Pero si fuera una reencarnación su alma sería igual, ¿no?  De todas maneras no podía irse con que era un reencarnado por ahí. 

Inmerso en sus pensamientos, como si el tiempo el el Callejón no hubiera sido suficiente, apenas se percató cuando se encontraban bajándose. 

El monólogo, Ronald limpiándose el costado de la nariz, Neville acomodándose bien la capa mal atada... Todo era igual. Excepto que los encargados del sermón habían sido los cuatro jefes de casas, que se había alargado unos minutos más, y que una vez que Minerva fue no regresó,  si bien, de hecho, la siguieron casi inmediatamente. 

El canto del sombrero, los aplausos, el inicio de la selección... Se sentía como un gran deja vu. Aunque esta vez hubo algunos cambios. Hermione en Ravenclaw, Luna en su año, Neville en Hufflepuff, algunos alumnos con un tiempo de duración de selección diferente... Draco por ejemplo, aunque el resultado fue el mismo. Hasta que llegó su turno.

— Harry Potter eh... Un muchacho peculiar como pocos, por lo que veo...—dijo una vocecita en su oreja.

—Ah, pues gracias, supongo— el sombrero río en su mente.

—Qué atrapante... Y difícil. Muy difícil. Lleno de valor, lo veo. Tampoco la mente es mala. 

Hay talento, oh vaya, sí, y una buena disposición para probarse a sí mismo, esto es muy interesante... Entonces, ¿dónde te pondré? Noto que ya has visto o se ha sopesado una posibilidad antes...

Harry se encogió de hombros y pensó, pensó en su ingenuidad, en lo admirable de Severus y el remordimiento que le daría al juzgarlo. Aprovechó y trajo a colación, además, sus dudas.

—Podrías ser muy grande y lo sabes. Tienes mucho en tu cabeza y esa casa te ayudaría en tu camino de corregir lo que aún no ha sucedido. En el futuro practica artes de la mente, Harry; la adivinación es muy compleja y si ya tienes esta habilidad innata en ella, te traerá muchos dolores de cabeza no saber manejarla, pero también sería aconsejable ser oclumante, por muchos factores. La adivinación puede derivar en una paulatina parcial perdida de la cordura o de las nociones de espacio-tiempo, esporádicamente. A eso se suma tu conexión con Voldemort, tu gran poder, el gran poder de interesados en tí, tu apertura... Pero ya, suficiente cháchara. Tu mente me ha cautivado y me ido por las ramas, aunque igual lamento dejarlo acá. ¡SLYTHERIN!

Algo mareado por todo lo reciente, se las apañó para no exteriorizar nada. Algunos tranquilos aplausos, como cada vez que alguien era seleccionado como serpiente, además de la mirada fija del mago vestido de negro y aquel poseído de turbante, pero poco más. Draco se había hecho a un lado para hacerle un espacio y accedió. 

La selección siguió y finalizó con Ron en Gryffindor y Zabini en Slytherin. 

Paciente, como todos los demás, oyó el discurso que ya recordaba, de parte del director, y la comida apareció. El banquete era sutilmente diferente, un poco más variado, con platillos lgo más exquisitos, pero no variaba tanto, para su suerte. Escogió lo mismo que se hubiese servido como león, pero conservó algunos modales al comer. Se hubiera avergonzado de no ser así, rodeado de todos aquellos futuros señores, educados como dignos herederos. Por supuesto que ni siquiera soñaba en alcanzarlos. Incluso si hubiera dedicado sus dos últimos meses a ponerse al día con ello, a duras penas sería equiparables a un novato en etiqueta; un par de meses, o incluso un año completo, no se podían equiparar a una vida de más de una década no solo siendo educados, sino siendo criados en ese mundo. 

Premonición [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora