Temporada pre-Hogwarts

477 68 4
                                    

− Mis disculpas... No me fue entregada ninguna llave, ¿no hay algún otro modo de confirmar mi identidad? Sangre, lo que sea. ¿Tampoco estarían dispuestos a ningún trato? Ustedes podrían pasar de largo mi minoría de edad a cambio de algún beneficio a su elección. Por favor. Y perdón mis malos modales e ignorancia...

Estaba descubriendo que con algo de cortesía y educación, los duendes por lo menos no le enviaban deseos de muerte a cada minuto. Solo temía por aquello con lo que pudieran salir con su última propuesta. 

Había entrado sin problemas, estos aparecieron en cuanto, después de un intercambio a modo de saludo, inquirieron por lo mismo que le habían pedido a Hagrid. Esperaba poder solucionarlo. Y si era pronto, mejor. Necesitaba dinero para comprar pergamino, pluma, tinta, a Hedwig y pagar una estadía bimestral completa con comidas incluidas. 

Fuera de cualquier idea loca respecto a las posibilidades a ocurrir a partir de ese momento, los duendes le pidieron que escribiera su nombre con una pluma de sangre sobre un pergamino encantado, confirmando así que era quien decía. Después de un diálogo, que adquirió un matiz formal y serio de ambas partes (que él mismo no sabía que su persona podía poseer), con el mismo objeto firmó algunos pergaminos con una escritura extraña. Según le dijeron, se comprometía a devolver a los duendes todos los elementos hechos por alguien de su especie, en cuanto asumiera sus títulos heredados como jefe de familia o de casas. Se sumaban algunos galeones de por medio, "como pago por los honorarios". Aunque, firmando un pergamino similar al primero, siempre podría sacar dinero.

El resto realmente no le importaba mucho, seguía considerando que era un ganar-ganar. Él obtenía discreción y un modo de sacar dinero en el presente y a futuro, mientras que los otros obtenían de regreso objetos de su cultura de modo gratuito y encima, extra a eso galeones, aunque seguramente los dichosos elementos hubieran sido bien remunerados a sus fabricantes. Al final del trámite, todos fueron amables, aunque con esas sonrisas escalofriantes que le helaban la sangre. 

Si conseguía evitar varios de los sucesos a futuro, se ahorraría bastante dinero. Seguramente Dumbledore había sacado dinero de sus bóvedas cuando comenzó la guerra; las comilonas de las reuniones de la Orden del Fénix, así como cualquier otro gasto del que seguramente no sabía, no habían sido pagados de la nada, y Sirius no podía sacar dinero de los Black. Además, si volvía a salir en el Torneo de los Tres Magos, y volvía a ganar, obtendría bastante dinero; podía dejarse una parte y el resto dárselo a los gemelos, en lugar de otorgarles todo. Ya vería ese año.

De momento, se encontraba adquiriendo todo lo que se había propuesto, hecho el trámite de pago y regresado a su habitación. Apresurado, escribió una carta sintética aceptando. Bien, eso debía ser suficiente para que cortaran el envío masivo de cartas. Apenas estaba aclarando levemente. Vaya, realmente debió partir temprano. Tuvo suerte de encontrar una tienda abierta, aunque haya sido en Knockturn y casi muera de un paro cardíaco o le de un ataque de pánico. Había cada caripela... Se había topado con esa bruja escalofriante y no supo cómo aquel empujón fue suficiente para que le soltase y pudiera huir corriendo. Pero por el resto, la mayoría parecía dormir. 

En fin. Ahora estaba desayunando y se disponía a dormir algunas horas más. 

Horas después, almorzó. Y por la tarde, obtuvo todos los materiales de la lista. Ollivander era verdaderamente atemorizante con aquella aura tan peculiar. 

Dejó la tienda de túnicas para lo último. Además del uniforme, encargó algunas túnicas más, de toda la gama de colores, informales y formales; suaves, holgadas, cómodas y no tan suaves ni cómodas pero sentadoras. Le saldría caro y debía pasarse no antes del día siguiente a la misma hora o por la mañana del otro; ciertamente se había pasado a última hora. Se había entretenido de más en la librería, obteniendo libros para lectura por placer y educativos auto-didactas. También había sido complejo obtener los ingredientes de pociones sin alguien que supiera. Pero ya estaba.  

Esa noche cenó y se fue a dormir temprano. 

Retiró la ropa y no volvió a comprar nada más. Sí, se tomó el tiempo para recorrer recreativamente, pasear, pero fueron contadas ocasiones. La mayor parte del tiempo se dedicó a perfeccionarse en el uso de la pluma, a dibujar, a leer, a dormir; solo se aparecía en el bar en un discreto rincón junto a la entrada que comunicaba a las habitaciones, para no abusar y hacer que le llevaran siempre la comida a las mismas. Básicamente, a procrastinar productiva e improductivamente y ser un poco el niño que no pudo ser.

Premonición [Harry Potter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora