𝐕𝐈. 𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗌𝖾𝗂𝗌

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CAPITULO 6

EL DUELO Y LIBERACIÓN DE UN PADRINO

PARTE 1

Los días de fiesta habían acabado con buenas noticias para la familia Longbottom. A Harrison le habían informado desde la nación gobblin, que el estado de Alice estaba mejorando con cada día que pasaba, que el único problema que tenía, era que su mente había estado en estado de shock y se había retraído a sí misma tras la tortura.

Eso solía pasar a menudo a la gente que era torturada para evitar el dolor corporal, desgraciadamente, la mente se solía perder si no se trataba a tiempo.

Por suerte para Alice, ella era una bruja fuerte y tenía algo por lo que luchar, su hijo Neville.

Cuando Harrison se presentó en la mansión Longbottom para dar las buenas noticias y nuevas sobre el estado de su madrina, Augusta estaba en el salón del té recibiendo a Amelia.

- Bienvenido Harrison, ¿Te unes a nosotras?

- Por supuesto, Augusta, será un honor. ¿Qué tal los días posteriores?

- Bastante bien. He de decir que tienes un hermoso Castillo y Neville no ha parado de alabar las plantas de los invernaderos.- Comentó mientras bebía el té y un elfo traía otro para Harrison.

Sonriendo ligeramente, Harrison estuvo de acuerdo en las plantas que tenía, pues había conseguido hacerse con una buena colección, tanto de plantas muggles como mundanas.

- He de decir que estoy contento con el invernadero. Me ayuda bastante a aprender sobre la Herbología.

- Pero... si aprendes mucho ahora, ¿Qué dejarás para Hogwarts?

- La política. He de reconocer también que no estoy tan interesado en ir a Hogwarts, voy únicamente para ver en qué estado está el castillo, pues al parecer Dumbledore sigue negando las mejoras que tenía planeadas para el mismo. Lástima que la junta de gobernadores no vieran el mismo aspecto que yo.

- Sí, una lástima. Por lo que he oído, los has echado a todos.

- Ciertamente, pero no será para siempre, dejaré que la escuela esté a falta de gobernadores durante un año, que Dumbledore y los suyos se encarguen, ya veréis como vienen pidiendo una nueva junta y aceptando de inmediato mis demandas.- Explicó Harrison tomando un sorbo de su té. - Por cierto Augusta, ¿Sabes si Frank está? Necesito hablar con él y contigo.

- ¿Qué ha pasado? ¿Es sobre la chimenea?

- No... eso está solucionado. Ahora tengo dos chimeneas que están conjuntas. Si un intruso llega al Castillo Peverell es echado en las mazmorras, en la tercera, la cual está equipada para que el intruso no pueda lanzar ningún tipo de magia.

- ¿Así que lo harías tu prisionero?- Inquirió Amelia con la ceja levantada. - ¿Has tenido alguno desde el 25?

- Ayer 29, una bruja intentó colarse en mi casa, fue disparada hacia la mazmorra tres. Ahora es residente allí. Todavía no la he visitado, espero que cuando pase el duelo, esté receptiva... para hablar.

- ¿Así que no sabes quién es?

- No, ni me interesa. Quien la haya enviado, espero que aprenda la lección y deje de enviar gente, sino, me temo que la mazmorra tres se llenará. Es una lástima que no haya alguna ley para obligar a la población a no invadir la propiedad ajena.

- Se intentó hace mucho tiempo, pero no resultó ser como se esperaba.- Viendo que tenía la curiosidad de Harrison, Amelia continuó. - Hace tiempo, cuando la Red Flú estaba en su máximo apogeo, los Lores expresaron las mismas preocupaciones que tú y aprobaron una ley en la que cualquier mago o bruja que se colara en una chimenea sin el permiso del propietario, sería denunciado.

Harrison PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora