𝐗. 𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖽𝗂𝖾𝗓

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CAPITULO 10

ACELERANDO EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO Y UN VIAJE INESPERADO A POENARI

El proyecto que se traía entre manos Harrison Peverell fue produciendo sus frutos al haber terminado de contratar los jefes de las casas que iban a hacerse cargo al año siguiente. Dos jefes por cada casa, uno para los chicos y otro para las chicas.

Las casas de Gryffindor y Slytherin al final fueron juntadas con éxito y renombradas a Mortem, la cual fue aprobada por el resto de la escuela, aprendiendo a convivir unos con otros, después de un tiempo.

Al principio los castigos y las deducciones de puntos estaban tan mal, que Harrison estuvo tentado a intervenir, amenazándolos con la expulsión, pero al parecer después de un tiempo, las cosas se calmaron.

Mortem acababa de nacer y Harrison estaba feliz por ello, pues supondría una nueva era en la que no habría disputas ni se haría mal uso del nombre de su familia nunca más.

Acabando con un conflicto que ya nadie sabe quién empezó, Harrison fue alabado por los antiguos jefes de casa de Hufflepuff y Ravenclaw.

Para finales del curso escolar, los gobblins habían acabado su trabajo en la cámara de los secretos, lugar donde residía el basilisco de Salazar, el cual Harrison tuvo que poner a dormir bajo fuertes encantamientos estasis de lo grande y solo que estaba.

Grande porque medía muchísimo y por desgracia no podría ser sacado de la escuela sin ser visto y solo, por el terrible hecho de que Salazar en su infinita sabiduría, solo empolló un huevo de basilisco.

La piedra rúnica que tendría las salas más fuertes que se podrían ver, a excepción del Castillo Peverell, fue terminada unos días antes de que los constructores llegaran a la escuela, junto con la nueva directora.

Después del fiasco en el escape de Dumbledore en el ministerio de magia, Amelia estaba muy desencantada con la situación y pidió a Harrison si sería capaz y posible hacer un cambio de aires.

Harrison sabiendo por donde iban los tiros o al menos suponiéndolo, le ofreció el puesto de directora, tras haber sido rechazado por muchos de sus aliados más allegados, alegando que tenían sus propios negocios que atender, no queriendo inmiscuirse en los negocios de Harrison.

Harrison dejó en claro a Amelia, que el puesto sería suyo, pero que en las decisiones importantes, pertenecientes a la seguridad y la contratación de nuevos profesores, sería él el que tuviera la última palabra y no la nueva junta de gobernadores, hecha de parcialmente todos los aliados de Harrison, salvo unos cuantos más que tuvieron que meter, para que no fueran vistos como monopolio o monopolizadores de la junta.

Los jefes de casa de Mortem, constaban de dos, como en las demás casas, pero estos eran especiales, pues para que el mundo comenzara a comprender la necesidad de no echar a los hijos de muggles o los mágicos de primera generación del mismo mundo al que pertenecían, contrató a estos dos, con sus promesas de que estudiarían y se pondrían al día en cuanto a las costumbres mágicas, para que comenzaran a entender un poco más el mundo en el que vivían. También quería mandar un mensaje, que pronto estaría abriendo un nuevo negocio en el que necesitaría empleados.

Suspirando alegremente esta vez, en vez de tristemente estresantemente, Harrison recogió todas sus cosas del despacho del Lord, incluyendo el marco en el que sus antepasados lo visitaban constantemente para decirle de las noticias que les llegaban desde lejos.

Ahora que no habría juicio, Harrison no tenía necesidad de sentarse en el Wizengamot, debido a que su asiento estaba siendo utilizado por su proxy Orion Black.

Harrison PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora