EPÍLOGO
EXPLICACIONES, PREPARANDO LA TRAMPA A DUMBLEDORE Y UN GARUDA MUERTO.
Dal Riata. 24 horas antes.
Era una noche trémula y oscura, las calles estaban ensombrecidas por las sombras titilantes y por el ligero aullido de los perros callejeros, pareciéndose al aullido del lobo a la luna llena. En una calle lateral, salía un poco de luz de un edificio, haciendo bailar a las sombras de la calle al son de una música rara para ellas, pero no para los que estaban dentro. Dentro de ese mismo edificio, un edificio que tenía por nombre Dal Riata, los clientes estaban terminando sus bebidas y jolgorios, preparándose para llegar a casa sanos y salvos, después de un día de fiesta y placer, en el sitio de paso de Trick, comúnmente conocido por algunos como Fitzpatrick McCorrigan, conocidos por muy pocos, como el Rey Sangriento.
Cuando los últimos clientes dejaron el bar, una figura vestida con túnicas oscuras, apartada de todo el ruido y casi fusionada con las sombras, se unió al camarero en la barra, viendo divertido, como saltaba un poco ante el susto.
El mismo camarero movía ligeramente la cabeza ante las bromas internas de la figura de negro, lo cual le llevó a invitarlo a que fuera hacia su guarida, donde otras figuras esperaban a ambos, para parlamentar o incluso negociar.
Cuando ambos llegaron, la figura de negro se sacó la capucha, revelando un muchacho de ojos verde esmeralda, con el pelo ligeramente largo, llegándole por los hombros. Su nombre, Harrison Peverell, Lord de la Antiquísima y Nobilísima Casa de Peverell.
El hombre a su lado, el Rey Sangriento, era como de medio metro de altura, con calvicie avanzada y una barba, de como si no se hubiera afeitado en tres o cuatro días, pero realmente era su propia barba.
Los demás ocupantes eran Dyson y Kenzi por un lado, pero por el otro también estaba una mujer rubia, vestida en un vestido blanco, el cual dejaba notar las curvas bien formadas de la mujer.
- Pensé que te dijimos que no trajeras a nadie, Dyson.- Regañó ligeramente Harrison al cambiador de formas.
- ¿Cómo sabes que he sido yo y no Kenzi?
- ¡Hey! ¡Eso ofende! No se me ocurriría traer a nadie... ni siquiera le he dicho a Bo de esto.
- Y has hecho bien, Kenzi. Y sé que has sido tú, porque tu novia tiene muy pobres escudos de Oclumancia. Cualquiera pensaría que para una Reina de las hadas, podría tener un poco más... de protección mental.
- ¿Has leído mi mente?- Preguntó un poco sorprendida, pero no ofendida por el acto de Harrison.
- Tranquila, solamente he leído la parte en la que te ha traído Dyson, pues le has pillado hablando por teléfono con Kenzi de este tema. No he visto, como lo persuadías con sexo.- Sonrío ante una sonrojada y protestante Reina de las hadas. - De todas formas, ¿Te puedes presentar? No tengo el placer.
- Lord Peverell, ella es Ciara. Ciara, él es Lord Peverell, del que te he estado hablando.
- Ah... el hechicero que ha venido a rescatar a su prometida del otro lado del charco. ¿Cómo lo llevas?
- Mejor. Sé dónde está. Es parte de la que vamos a hablar esta noche aquí.- Contestó Harrison sonriendo a todos, transfigurando una piedra pequeña en una silla, parecida a un trono negro, con la cresta Peverell en la cabecera.
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Harrison Peverell
Fanfiction𝖳𝗋𝖺𝗌 𝗋𝖾𝖼𝗂𝖻𝗂𝗋 𝗎𝗇𝖺 𝖻𝗋𝗎𝗍𝖺𝗅 𝗉𝖺𝗅𝗂𝗓𝖺 𝖺 𝗆𝖺𝗇𝗈𝗌 𝖽𝖾 𝗌𝗎 𝗍𝗂𝗈 𝖵𝖾𝗋𝗇𝗈𝗇 𝖣𝗎𝗋𝗌𝗅𝖾𝗒, 𝖧𝖺𝗋𝗋𝗒 𝖯𝗈𝗍𝗍𝖾𝗋 𝖽𝖾𝗌𝖻𝗅𝗈𝗊𝗎𝖾𝖺 𝖾𝗅 𝗉𝗈𝖽𝖾𝗋 𝗊𝗎𝖾 𝗍𝖾𝗇𝗂𝖺 𝗅𝖺𝗍𝖾𝗇𝗍𝖾 𝖾𝗇 𝗌𝗎 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝗂𝗈𝗋 𝖽𝖾𝖻𝗂𝖽�...